LA TRANSPARENCIA, LA
RENDICIÓN de cuentas y la anticorrupción, no sólo es una cuestión de leyes,
pues de lo contrario, con éstas se acabarían estas prácticas, sino de ética, de
honestidad, de compromiso, y de moral, conceptos que, hay que decirlo, todos la
practican en el discurso, aunque en los hechos, en la realidad, es todo lo
contrario.
En este sentido, tiene
sobrada razón lo dicho este lunes por el gobernador Héctor Astudillo Flores,
quien reconoció que en Guerrero, como en todo el país, uno de los principales
problemas, entre otros, como la inseguridad y la pobreza, es la corrupción, por
lo que es urgente y necesario, hoy más que nunca, se implementen acciones para
combatirla.
Es cierto. Las leyes
ayudan a combatirla. Pero si no hay quien les implemente, difícilmente podrá
combatirse. No por nada se ha dicho que en Guerrero que no se nombra el Fiscal
Anticorrupción, porque no hay en quién recaiga el nombramiento.
Hay que decirlo. No es que
en México, y por supuesto en Guerrero, la corrupción sea cultural como alguien
lo dijo, sino una cuestión de valores, como ya lo hemos dicho, pero también de
aplicación de la ley. ¿Cuántos funcionarios no estarían en la cárcel, por
corruptos, ladrones y sinvergüenzas, si se aplicara la ley?
Lo anterior viene a cuento
porque este lunes el gobernador del estado presentó las leyes que dieron origen al Sistema
Estatal Anticorrupción, aprobadas por el Congreso, acto en el que el Ejecutivo
local demandó a los miembros de su gabinete y a los presidentes municipales,
entre otros, un manejo honesto de los recursos públicos, pero también, que haya
rendición de cuentas y cero tolerancia a la corrupción, en razón de que la
gente quiere funcionarios honestos y no que se enriquezcan en la función
pública.
Es indudable que tiene
razón el gobernador. Entre la población hay desánimo con los políticos y los
gobernantes a los que tachan de ineficientes, corruptos, mentirosos,
incumplidos, y por tanto, nadie les cree, a pesar de que algunos no manejan
recursos públicos, pues el tráfico de influencias es también una forma de
corrupción. Por ello, “hay una gran indisposición con la clase política y la
clase gobernante”, reconoció Héctor Astudillo.
Es indudable que el sentir
que tiene la gente contra los políticos y la clase gobernante no sólo es en
México, sino en el mundo; “es en Guerrero y es en los estados, y ante ello no
podemos incomodarnos”, manifestó, tras señalar que como gobernador no se
incomoda. “No me incomoda de ninguna manera enterarme y estar consciente de
esto, porque no es un asunto contra mí: es un asunto contra todos los
gobernantes, pero ojo, si a eso le ponemos el ingrediente de que no somos
cuidadosos cuando manejamos recursos públicos, cuando hacemos nuestro trabajo, si
actuamos con insensibilidad y con despotismo; si no salimos a la calle y
estamos encerrados, y somos incapaces de ir a las regiones y a municipios y
caminar por la calle, pues entonces pobre funcionario público y pobre
político”, indicó.
Y yo diría: ¡pobre
Guerrero! Y es que por más recursos que lleguen al estado, si éstos no se
manejan con pulcritud, con honestidad, con ética y con respeto a la ley,
difícilmente estos mismos recursos van a llegar a su destino. No es nuevo decir
que, por ejemplo, mientras los ayuntamientos municipales crean nuevos ricos
cada tres años, los gobernados siguen igual de pobres.
Reitero. No solo es
necesario tener las leyes. Lo importante es su aplicación. Por fortuna, hoy por
hoy se tiene en Guerrero un gobierno comprometido en combatir la corrupción, no
solo entendida como el robo o el mal manejo de los recursos públicos, sino
también entendida como la simulación, la omisión, la irresponsabilidad y el
tráfico de influencias para aquellos que no manejan dineros del erario público.
Lo decía en un principio.
Combatir la corrupción es también de principios, de honestidad, ética, moral, y
compromiso. Y en esto, hay que decirlo, el gobernador Héctor Astudillo no solo
conoce estos conceptos, sino que los practica. Es también cuestión de formación
y valores, y en este sentido, no conozco, hasta ahora, señalamientos, mucho
menos pruebas de que el Ejecutivo estatal, en los cargos públicos que ha
desempeñado, y menos aún como ciudadano, haya hecho mal uso o haya utilizado
los recursos públicos para provecho personal o familiar.
Y eso, sin duda, es
garantía de que el combate a la corrupción en Guerrero va en serio. Los
guerrerenses, indudablemente se lo agradecerán en gran manera.
Comentarios:
julio651220@hotmail.com