¿A quién o quiénes
beneficiaría la dimisión de Fausto Vallejo Figueroa, a 19 meses de concluir su
mandato, como ha trascendido podría ocurrir esta semana? Sin duda, esa sería
decisión tomada en Los Pinos, no en la soledad de la oficina principal de la Casa
de Gobierno en Morelia.
Una reflexión elemental
plantearía que, volver a los tiempos de la Presidencia Imperial, no ayudaría a
los planes que trae el Partido Revolucionario Institucional rumbo a su Asamblea
Nacional, a celebrarse el viernes 28 de este mes, y las previsiones electorales
del proceso intermedio de 2015.
Quizá sea una apuesta para
sondear de qué tamaño es la disciplina en esos espacios de los grupos políticos
estatales, priistas por supuesto. Y Michoacán se ofrece con todos los
condimentos para que el gobernador pida licencia por motivos de salud, lo que
nadie cree.
Por motivos personales,
tiene más credibilidad, aunque igual deja abiertas tantas suspicacias como
ocurrió con Francisco Rojas Gutiérrez a la dirección general de la Comisión
Federal de Electricidad.
Empero, en este momento del
estrellato del PRI-Gobierno, se puede aducir que aún cuenta con un alto
porcentaje de ese bono con el que su candidato Enrique Peña Nieto ganó
holgadamente la elección a la Presidencia de la República y, por tanto, ajustes
en el gabinete y un relevo en el gobierno de Michoacán no le haría tanto daño,
en análisis simplista.
Pero, ¿quién cubriría el año
y medio que resta al gobierno que en 2011 ganó Vallejo Figueroa? ¿Jesús Reyna
García? Como gobernador interino los grupos políticos que hay en Michoacán le
hicieron la guerra, tanto que cuando volvió Figueroa decidió renunciar al cargo
de secretario de Gobierno.
¿El senador José Ascensión
Orihuela Bárcenas? El legislador tiene su corazón en la candidatura al gobierno
michoacano, pero por seis años, no por un interinato de 19 meses. ¿El
perredista Silvano Aureoles Conejo? Se le nota muy a gusto como Presidente…
pero de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados y no se
antoja que pueda aceptar el breve interinato de un cargo por el que, al igual
que la senadora Luisa María de Guadalupe Cocoa Calderón Hinojosa, compitió en
2011.
Lo cierto es que defenestrar
a Fausto sería tanto como asumir que el gobierno priista tiene la
responsabilidad absoluta de la situación de crisis en que se hundió Michoacán.
La precaria salud de Fausto Vallejo fue inocultable desde aquellos días en que
el PRI lo nominó su candidato al gobierno estatal, evidencia de que no había
quien, de entre los aspirantes tricolores, garantizara el triunfo frente a los
candidatos del PAN y del PRD.
La recuperación del tejido
social de aquella entidad, que ha emprendido el presidente Enrique Peña Nieto
con la designación de Alfredo Castillo Cervantes como comisionado para la
Seguridad y el Desarrollo Integral en Michoacán, es de suyo haber nombrado a un
sui generis gobernador adjunto, aunque con mayores atribuciones y poder que las
que otorga la Constitución del estado libre y soberano de Michoacán de Ocampo
al gobernador elegido por el voto de los michoacanos.
Y es que, Castillo Cervantes
cuenta con el apoyo de todo el aparato del gobierno federal; incluso con un
presupuesto apenas de similar monto al autorizado por el Congreso estatal a la
administración de Fausto. Las condiciones así lo demandaban con urgencia.
El respetado colega Enrique
Aranda Pedroza, en su columna “De naturaleza política”, en la edición dominical
de Excélsior, alude a fuentes cercanas al secretario de Gobernación, Miguel
Ángel Osorio Chong, del comisionado Castillo Cervantes y del presidente del CEN
del PRI, César Camacho, que deberán valorar el relevo de Fausto Vallejo, en el
transcurso de este semana.
Coincido, empero, con la
referencia que hace en su columna por cuanto a que “Los más cercanos al
cuestionado mandatario confían en que nada ocurrirá puesto que, aseguran, “con
él o sin él en el cargo, nada aquí ya va a cambiar más de lo sustancial que se
modificó o alteró en las últimas semanas”, y es probable que tengan razón”.
Por tanto, reitero, ¿a quién
o quiénes beneficiaría la renuncia de Fausto Vallejo al gobierno de Michoacán?
Las aguas van retomando su cauce, hay coordinación entre funcionarios públicos
estatales, federales y municipales, con sus bemoles elementales y la presencia
del inevitable fuego amigo que comienza a cebarse en el comisionado, pero
coordinación al fin donde había anarquía y carencia de apoyo del gobierno
federal.
Hoy se cuestiona y
descalifica al comisionado Castillo, un frente que debe atenderse de inmediato.
En consecuencia, paráfrasis del filósofo de Juárez: ¡Pero qué necesidad!,
¿abrir otro frente con la renuncia de Fausto? Digo.
sanchezlimon@gmail.com