En el seno del Grupo Solidaridad de Acapulco A. C., Alberto Chessal Ramírez y Margarito López Ramírez, autor y comentarista del libro “LOS CUENTOS DEL EMBUSTERO”
Existen
libros que conllevan en su haber un poder atrayente; se les empieza y no se les
puede dejar hasta agotar el último renglón que acoge su contenido. Estos libros
tienen un no sé qué cuya lectura induce a saber más y más de ellos; son
compendios que hacen que la imaginación del lector deambule apropiándose del pensar
y hacer de sus personajes que transitan en ámbitos delineados por el autor.
¡Son libros mágicos!.. Libros que embelesan… Son libros que se les conoce y se
les añora.
Un
libro es o no interesante en razón directa del conocimiento, gusto,
inclinación, sensibilidad, interés y preferencias del lector: los hay diversos
de peculiar forma y contenido para satisfacer predilecciones individuales o
grupales; los hay constituidos por prosa llana y amena que satisfacen a quienes
huyen del lenguaje docto o rebuscado; libros que conllevan pinceladas del
colorido y hacer pueblerinos; libros que en breves líneas muestra facetas del
sufrimiento y anhelos de la gente; libros que no obstante su sencillez llevan en ésta, la pesada muestra
del flagelo que azota a las comunidades tatuadas en el panorama del eterno
rezago; libros que conllevan brotes de rebeldía y frustración que emergen a
manera grito, reclamo airado ante la visión de un país empobrecido y violento.
En
este tenor, en “Los Cuentos del
Embustero”, sumario asentado en XII entregas plasmadas por su autor el
maestro, escultor, poeta y escritor, don Alberto Chessal Ramírez, prevalecen
similitudes históricas, sociales, culturales, políticas, literarias… En él se
desentrañan propósitos, hechos y anhelos extraídos de un ayer que estremeció a
México; se atraen imágenes de hombres y mujeres en el escenario de un país
convulsionado y devastado; se delinean visos
de un pueblo flagelado por el abandono,
la pobreza y el hambre.
En
la brevedad del texto, el maestro Alberto Chessal Ramírez, entrelaza el pensar,
decir y hacer se sus personajes recurriendo al andamiaje fino y metafórico de
una prosa que atrae y estimula:
“… nos fuimos
hablando –dice en la voz de uno de sus
personajes- cada vez más quedo, hasta que sólo hablamos para nuestros adentros…”
“…
Me pidieron sacar de su cuerpos todo cuanto no fuera de ellos para poder irse
con la luna…”
…
“Escuchaba al viento recostarse en la hierba con toda su pesadez, como
quejándose, como llorando…”
Sus frases entreveradas en el contexto literario de
su obra, hacen rememorar a Juan Rulfo cuando expresa:
En este ejercicio evocativo, en notorio que en el hacer
protagónico de sus personajes: si Mariano Azuela crea a “El Güero Margarito” en su novela “Los de Abajo”, el maestro Chessal
da vida y juego a “Márgaro” actor principal en las escenas de “Los Cuentos del Embustero”. Mariano
Azuela crea y recrea el pensar, decir y hacer de El Manteca, El Codorniz, El
Meco, La Pintada… Y don Alberto Chessal da vida al Cucha, El Orugo, El Huilote,
El Tísico, El Cuchaflaca, La Marrana,... seres de “carne y hueso” que
protagonizan un devenir revolucionario.
Al pronunciar o escuchar decir “Los Cuentos del Embustero”, se antoja pensar en patrañas, mitotes de
pueblo, y hasta da lugar a imaginar que esta obra es un mero “embuste” del
autor. He aquí que en este juego de palabras sea menester atraer lo que afirma
Juan Rulfo:
Todo escritor que crea es un mentiroso; la
literatura es mentira, pero de esa mentira sale una recreación de la realidad;
recrear la realidad es, pues, uno de los principios fundamentales de la
creación.
Luego entonces, “LOS CUENTOS DE UN EMBUSTERO”,
obra literaria del maestro Alberto Chessal Ramírez, mas que un mero mitote
literario, es la recreación de un movimiento libertario; un libro que muestra
matices de un acontecer revolucionario de México que si bien es cierto que no
satisfizo los anhelos de un pueblo empobrecido que se debate actualmente en el
rezago, el hambre y la violencia, delineó un país constituyente que permite el
reclamo, la exigencia de derechos ciudadanos.
Por lo que es
acertado afirmar que el libro del maestro Chessal Ramírez, amén de ser obra representativa
en la narrativa literaria, es muestrario del decir y hacer de seres que se
vieron inmersos en la vorágine de una revolución armada que marcó a Mexico, es rememoración
de lo que la gente es capaz de hacer cuando se le ignora, es compendio de
matices de vida de un pueblo acorralado, flagelado por el hambre y el abandono.
Es un libro que debe difundirse e
incorporarse al hacer del Programa Nacional de Lectura, para conocimiento de la
sociedad.
¡Enhorabuena!,
maestro Chessal Ramírez, ciudadano de prolífico hacer cultural y artístico que transita
aquí y allende las fronteras de México.