lunes, 10 de febrero de 2014

LA NETA DEL PLANETA Karmelynda Valverde POZOLEANDO

Karmelynda Valverde
Ay, papá Dios, neta que para sustos no gano. Apenitas me andaba reponiendo del shock que me produjo ver sorpresivamente las nalgas gordas de Cristian Castro, en un video que circula en las redes sociales, cuando de sopetón me topo en la cancha pública del bello nido de mis infantiles chincuales, con el fantasma del ‘Mesías’’ de Macuspana. O sease, lo que queda del otrora engallado y broncudo, ‘’presidente legítimo’’ Por su pollo dijo el caldo, que me refiero a Andrés Manuel López Obrador. Y es que la neta, la neta, don Pejejito ha ido perdiendo además de la chispa que lo caracterizó en algún momento, la popularidad de la que tanto hizo alarde. Por recomendación médica, ha tenido que bajarle media rayita, pero continúa yéndosele la ‘’ferza’’ por la boca…aunque ya con menos yemas…pero esta tarde del pozolero jueves de la semana que concluye, en medio de su chincualuda gira por Costa Chica, habló, habló y habló. Chistoretón el ñor dijo que se trae de mecate corto a don Quiquirrín Peña Nieto. Que las reformas son para terminar de partirnos la mandarina en gajos y que bla, bla, bla, bla y chalalá, chalalá, chalalá.
Ya saben, choro mareador y pose de ‘’El Justiciero tabajqueño’’, con reminiscencias de ‘’Vulgarcito’’ (por aquello de ‘’te traigo finto, te traigo finto’’)
También dijo don Manuelito, que su MORENA del alma no es plato de segunda mesa de nadie, esto en alusión al Senador Ríos Pitter, del que dijo que por sus tanates (los del Pejejito) nuncamente podría ser candidato de ese Partido. Y que no le dará el Vo. Bo. ‘’manque baile la chilena’’. (Asústame panteón).
No faltó la chispa costeña de un paisano, que observando detenidamente a don Manuelito, mientras este se iba lírico con su perorata, que exclamara ‘’No, ya se ve harto jodidón y cascado’’.
Así qué, porfa, alguien de mis 13 lectores haga la caridad de avisarle a don Armandito qué si sabe contar, no cuente ni con don Peje ni con su MORENA.

EL IFE Y LAS WINZAS

Cuando la Matahari me dijo que necesitaba hacer el trámite para cambiar su credencial del IFE, no lo pensé dos veces para decirle que con mucho gusto la acompañaría en la odisea. De entrada y sepa Judas porqué, desapareció la oficina del IFE que por tantos años funcionó en Ometepequi. Actualmente viene personal de la oficina del IFE en San Luis Acatlàn, una semana cada mez y tramitan y entregan credenciales.
Matahari me tiró de a loca cuando le dije que había que irse a formar desde la media noche para conseguir una de las 50 fichas que diariamente se reparten, para el dichoso trámite de la credencial de elector.
Pero finalmente me hizo caso y pasadita la media noche nos apersonamos, en las oficinas del IFE, donde dos muchachos ya estaban formados. Mamertona como siempre ha sido Matahari, me dijo haciendo aspavientos ‘’No manìn, yo no voy a pasar la noche aquí haciendo cola’’. Acto seguido, se dirigió al muchacho que ocupaba el segundo lugar y le propuso:
-Voy detrás de ti…guárdame mi lugar y ahorita te traigo de cenar y tu coca pa’que aguantes el desvelo-
No muy convencido el muchacho, hizo una mueca y musitó algo que no entendimos. MataHari insistió.
-Ándale tú, no te me pongas chocante, te voy a traer tu platote de tacos al pastor y tu litro de coca bien fría.
Sin decir sí pero tampoco que no, el muchacho se estiró pretendiendo ignorar lo que Matahari estaba diciendo. Esta regresó a la camioneta, y nos dirigimos a los tacos al pastor. Cenamos muy quitadas de la pena y miramos la televisión, para regresar a la oficina del IFE, cerca de las dos de la mañana. Ya para esas horas, había 35 personas haciendo fila. Matahari estacionó de ese lado la camioneta, y bajó a darle los tacos y la coca prometidos al muchacho y volvió a sentenciar, aunque esta vez alzando la voz para que la escucharan todos los que hacía cola ‘-Voy detrás de ti, pero ando algo enferma por eso es que no puedo estar mucho tiempo parada, pero aquí voy a estar en la camioneta-
Volvió a ponerse ante el volante, sacó una almohadita la puso entre el cristal de la ventanilla y su cabeza. En ese momento me percaté que estábamos justo enfrente del Bar Mocambo. La música, se escuchaba fuerte a pesar de que estábamos con los vidrios arriba. Matahari trataba de dormir, yo en cambio, fijé mi vista en el Mocambo.  3 winzas estaban afuera, fajando abiertamente cada una de ellas, con su respectivo marchante. De inmediato me remití a los días de mi infancia, cuando doña Hilda, la madrota dueña del cabarét ‘’La Viborita’’, llevaba a sus pupilas a la revisión médica reglamentaria al Centro de Salud, y después caminaban por la calle principal para hacer compras de cosméticos, telas, zapatos y otros chunches, y lo hacían de una manera sui generis: todas tomadas del brazo ocupando lo ancho de la calle, caminando salerosas, orondas y lirondas disfrutando del estigma y el señalamiento pueblerino.
 Al grito de ahí vienen las winzas, las abuelas nos metían a la casa para que no viéramos la desvergüenza de las winzas. Pero Mamá Laura no contaba con mi astucia. Yo siempre me iba a nuestra recámara donde dormíamos yo y 3 de mis hermanas en dos literas. Una de ellas daba a una pequeña ventana, por lo que más tardaba Mama Laura en meternos para que no nos contamináramos con el pecado de las winzas, cuando yo ya estaba trepada en la litera de arriba para contemplar a doña Hilda y a sus winzas. Esos vestidos solferinos, las uñas largas y puntiagudas pintadas de rojo igual que la boca, eran mi hit. Igual que sus chinos oxigenados. Soñaba yo hacerme la permanente en los pelos necios y echarme harta agua oxigenada de la que vendíamos en la farmacia, así como ellas.
Soñaba también con un vestido color solferino de ‘’medio paso’’, igualito al que usaban ellas. Todo eso recordé mientras observaba, a estas winzas que sin ningún recato se manoseaban con los marchantes. La música que salía del Bar era tan alta que no podíamos dormir. La Matahari, así como yo nos revoloteábamos en los asientos de la camioneta, como chinicuiles en comal caliente. Finalmente nos venció el sueño hasta qué…unos golpecitos en la ventanilla nos despertaron. Era el muchacho al que Matahari le había encargado el lugar, para avisarle que ya estaban repartiendo las fichas. Matahari fue por su ficha y regresó a la camioneta para acomodarse en la misma posición recargando la cabeza en la almohada apoyada en la ventanilla. En ese momento me dí cuenta que ya habían cerrado el bar. Pero seguía la fiesta puertas adentro. Matahari apretó los ojos tratando de dormitar otros rato. Dentro del bar un hombre cantaba en un Karaoke, con la pista de una canción de José Alfredo Jiménez que decía ‘’Tres días sin verte mujer, tres días llorando tu amor’’….la voz de una mujer que se notaba pasada de copas decía ‘’Dios es nuestro Padre y a El se le respeta’’, las voces de otras mujeres discutían eso..de pronto de ahí mismo se comenzó a escuchar una voz de mujer cantando entre borracha y llorando ‘’Desde el cielo una hermosa mañana, desde el cielo una hermosa mañana’’. En este punto la Matahari explotó
-Ya ni la chingan estos…
Yo pensando que se refería a las winzas borrachas que en los mismos descibeles decían palabrotas y enseguida hablaban de Dios, iba a decir algo cuando me interrumpió, espetando.
-Neta que ya ni la chingan estos del IFE, no es posible que tenga una que velar toda la noche para hacer el trámite de la reposición de la credencial de elector.  Y tú deberías decirle al presidente municipal que intervenga, para que regrese el IFE a Ome. Y yo, nostalgia winzesca al margen se los paso al costo.