FLORIBERTO GONZÁLEZ GONZÁLEZ |
La UIEG, la montaña y sus contrastes.
Como
dijera don Juan Matus, la montaña es una realidad aparte. Todo es extraño para
el que llega, difícil, agreste. En época de lluvias: la neblina lo envuelve
todohasta hacer que el sentido de la vista sea inútil; para unos puede ser un
manto mágico, para otros tenebroso: se puede disfrutar o sufrir. Cuando hay
cielo despejado, las noches son tan nítidas, que la mirada hace que las
estrellas casi se puedan tocar con las manos; y los vientos, cuando se dejan
sentir con sus murmullos indescifrables, dejan los árboles pandos, los techos
de láminas de las casas desnudos y las noches desveladas. Las montañas con su
majestuosidad imponen respeto, se ven montañas por todos lados. Esta realidad
aparte, se sufre o se disfruta, todo depende de la capacidad de adaptación y de
la actitud asumida ante lo inédito (para los que somos peregrinos). Y de esto
depende el triunfo o fracaso. Quien no sea capaz de quemar sus naves, está
destinado al fracaso y al sufrimiento. Allí está enclavada la UIEG; en medio de
lo inédito, de lo adverso, luchando por su sobrevivencia, por una identidad y
desarrollo propio.
La
Universidad Intercultural del Estado de Guerrero (UIEG), como toda institución educativa,
tiene su historia y su desarrollo. Historia y desarrollo que de alguna manera
se ha ido construyendo, tanto de manera oral como escrita; y son tantas como
actores han participado en su proceso. Aquí voy a hablar un poco de su presente,
y de su perspectiva de futuro, a un año y medio de conocerla desde adentro
(enero del 2013-mayo del 2014), haciendo la aclaración de que es un punto de
vista personal, de cómo la veo y la percibo, con la única intención de tratar
de describirla en sus diferentes aspectos, para poder encaminarla hacia su propio
desarrollo. Para ello, voy a abordar varios aspectos de manera sucinta, considerando
como centro del análisis, precisamente el paradigma de la interculturalidad. Es
decir, hacer un análisis de cuánto el paradigma de la interculturalidad
impregna las relaciones y el quehacer mismo de la institución.
Un
poco de antecedentes.
Pareciera
ser que la creación de la UIEG nació del conflicto; primero, con el equipo inicial
que venía trabajando dicho proyecto para Guerrero, principalmente por la elección
de la sede (La Ciénega y El Rincón; ambas comunidades pertenecientes al
municipio de Malinaltepec, Gro.), conflicto que desembocó en la creación de dos
universidades: la UIEG y la UNISUR; y que propició que el equipo de trabajo original
se deslindara de la primera. Este primer conflicto, por la ubicación geográfica
de la universidad, me parece que no solamente respondía a un estudio de factibilidad, ya que la comunidad de El
Rincón cumplía con mejores condiciones de servicios: alimentación, hospedaje,
transporte y su ubicación geográfica, sino que el problema también era
político: no se podía dotar de una universidad a dicha comunidad que había sido
creadora de la Policía Comunitaria. Es decir, la decisión de en dónde ubicar a
la universidad, fue una decisión de Estado.
Sin
embargo, ese conflicto de nacimiento, que ya es historia pero que influyó de manera
decisiva en el desarrollo de la UIEG, pudo haberse superado si no se hubieran
dado nuevos conflictos con el primer rector (Abad Carrasco Villegas), con el
rector interino (Acacio Edmundo Macip Toral), y con el tercer rector (Rafael Aréstegui
Ruíz), que hicieron que la UIEG no terminara de nacer, desarrollarse y caminar
hacia la consolidación; y de esta manera, el conflicto se hizo presente de manera
cotidiana. Lo que sucedió en cada uno de los rectorados y los motivos por los
cuales fueron destituidos, seguramente lo escribirán quienes lo vivieron, y habrá
tantas historias como papeles jugados por cada uno.
Aquí,
bien valdría la pena preguntarse: ¿Qué tan intercultural es la Universidad Intercultural
del Estado de Guerrero? A siete años de su creación y cuatro rectores de por
medio, se hace necesario hacer un primer acercamiento que nos permita plantear
algunas problemáticas que impiden ya no digamos su desarrollo y consolidación,
sino terminar de nacer y tomar el rumbo para lo que fue creada. En este
sentido, voy a evitar meterme en una discusión teórica sobre lo que es o no es
la interculturalidad, y en un primer momento, tomaré como base y punto de partida
los documentos oficiales al respecto y su cumplimiento en el quehacer universitario,
y en un segundo momento, hacer un acercamiento a cada uno de los actores
principales: profesores, alumnos, directivos, políticas educativas, y al desarrollo
de sus funciones sustantivas: docencia, investigación, vinculación y difusión
de la cultura.
Modelo
Educativo de las Universidades Interculturales.
Retomamos
aquí el texto: Universidad Intercultural: Modelo Educativo, editado por la
SEP-CGEIB, 2006, y que es como la biblia de las universidades interculturales,
o al menos eso dicen los profesores. No se trata aquí de armar una discusión
sobre los planteamientos ahí hechos, sino de que al ser un documento oficial, simplemente
ver qué tanto orienta el quehacer cotidiano y la forma de organización y de
abordar el conocimiento, en este caso, en la UIEG.La misión de las
Universidades Interculturales ahí expuesta (pág. 145), plantea, entre otros
aspectos: Formar profesionales comprometidos…con el desarrollo de los pueblos
indígenas…revalorar sus saberes y propiciar un proceso de síntesis con los
avances del conocimiento científico…favoreciendo un diálogo permanente con las
comunidades… Creo que lo anterior no está a discusión alguna, sin embargo, ¿Qué
tanto esta misión orienta a la UIEG? Me parece que es la primera discusión a dar.
¿Qué tanto los egresados están comprometidos con su comunidad? Es decir, ¿egresan
y se incorporan para acompañar en sus procesos sociales a sus comunidades u
optan por emigrar a las ciudades urbanas en busca de empleo?
Cualquiera
de estas dos opciones se desconoce con información de primera mano si han sido
preparados para responder a las necesidades de sus comunidades o a las
necesidades del mercado. Al no tener un programa de seguimiento de egresados,
se desconoce el papel que están jugando éstos en ambos escenarios.
Con
respecto a revalorar los saberes de los pueblos originarios y propiciar un proceso
de síntesis con los avances del conocimiento científico –u occidental diría yo-,
prácticamente está en ceros, ya que para eso se requiere de un tipo de profesor
formado desde otra lógica para abordar el conocimiento, y no solamente desde la
mirada del conocimiento occidental codificado y sistematizado. ¡Difícil!, porque
el conocimiento de los pueblos está anclado en un territorio, se adquiere bajo
otros métodos que no son ni la palabra escrita ni la escuela, sino el diálogo y
la práxis, y al no estar los profesores preparados para eso, de nueva cuenta es
el conocimiento lineal y sistematizado lo que permea el salón de clase. Junto
con esto, remontar la descalificación que el Estado Mexicano ha hecho de los
pueblos originarios, de su cultura y sus saberes, hace mucho más difícil
cumplir con este precepto. Y finalmente, favorecer el diálogo con las comunidades
implica llegar a acuerdos con ellas, lo cual reorientaría el quehacer de la
Universidad para responder a sus necesidades y requerimientos, y se
enriquecerían mutuamente, sin embargo, en la práctica, se le cierran las puertas
y ventanas a las voces del contexto. Por eso se evita el diálogo, para que,
pensando en la ciencia en abstracto, las comunidades no tengan nada qué
aportar.
A
casi siete años de existencia de la UIEG, me atrevo a decir que vive de
prestado, es decir, vive y se desarrolla pidiéndole prestado a las
universidades convencionales sus programas de estudio, la formación de sus
profesores, la forma de abordar el conocimiento, las formas de evaluación,
entre otras. Es decir, los profesores repiten lo mismo bajo lo cual fueron formados,
y fueron formados en instituciones de educación superior convencionales. Por
supuesto que esto no es cuestionable, lo cuestionable es que no haya la menor
intención de analizar bajo qué enfoque o paradigma se debe organizar o abordar
el conocimiento desde la interculturalidad, o cual debe ser la filosofía que
debe impregnar en todo su quehacer a una institución que se dice intercultural.
Creo que éste es el verdadero reto.
Pero
también, a siete años de distancia, con la infraestructura y los servicios con que
cuenta actualmente, también puedo decir que es un lugar ideal para estudiar y hacer
investigación: apartado de toda distracción e instalada en un lugar inédito.
Pero
para que tanto maestros como estudiantes aprovechen estas condiciones, se requiere
de disciplina y disposición para el estudio y la investigación; de no ser así, se
tomará como un empleo mal pagado por los primeros, y como cuatro años de sufrimiento
por los segundos. El alto índice de deserción es alarmante, más del
60%
en la generación 2010-2014.
La
planta docente.
El
equipo que venía trabajando este proyecto de universidad en el estado de
Guerrero,
y que de alguna manera habían acumulado cierta experiencia, o que al menos
estaban problematizando sobre interculturalidad, al momento de crearse quedaron
fuera, y se procedió a contratar a profesores mediante convocatoria abierta. Es
decir, primero se creó la institución y luego se contrató al personal docente;
seguramente todos ellos excelentes profesionistas en su área, pero desconocedores
de lo que se pretendía con una universidad intercultural; resultado:
reprodujeron la forma en que fueron formados en sus respectivas instituciones
educativas: áreas del conocimiento, disciplinas, programas de estudio por
materias, etc. Este ha sido uno de los principales problemas en educación superior,
que primero se crean las instituciones, y luego se contrata al personal académico,
lo cual dificulta la creación de equipos de trabajo, de ahí, que actualmente se
esté haciendo énfasis en la conformación de los Cuerpos
Académicos,
y a partir de ahí, de los Cuerpos Académicos Consolidados, la creación de
programas educativos.
Aunado
a lo anterior, se ha dificultado la permanencia de los profesores debido a las
condiciones laborales, de ubicación de la institución, los bajos salarios, lo
quedificulta la contratación de profesores con Maestría y Doctorado, pero principalmente,
y creo que ha sido una de las principales causas que no se haya podido
consolidar una planta docente a siete años de la creación de la UIEG, es la falta
de liderazgo académico, de tener claridad hacia dónde se pretende que camine la
institución, de entender que la interculturalidad no es un término o concepto
solamente, sino que es una forma de abordar el conocimiento, de que es una
actitud y postura ética y filosófica.
Me
llama la atención escuchar todavía que la interculturalidad es solamente para los
pueblos indígenas, o que se le dé nula importancia por parte de los profesores,
es decir, no hay una actitud por investigar, analizar, discutir y documentarse
en qué consiste el paradigma de la interculturalidad y cómo aterrizarlo en una institución
de educación superior. Es decir, siendo la interculturalidad el corazón que
debe ordenar la universidad en todos sus aspectos, ha pasado a un segundo o tercer
plano. En este sentido, la UIEG, vive de prestado, es decir, no la diferencia nada
de las otras universidades convencionales que no sea su alto porcentaje de población
originaria, pero además, por imitarlas, lo está haciendo mal o pésimamente mal.
florgogo2014@gmail.com
La Ciénega, julio del
2014.