· Breve crónica de un gobernador con el
bastón de mando de los comunitarios, una casa nueva de justicia y un pequeño
relato de que “Dios te Libre” existe.
Está en la Costa Chica que ya es territorio Telcel. De nadie más.
Costa
Chica.- En la carretera de Acapulco a
Pinotepa Nacional, cerca del kilómetro setenta, aparece El Porvenir. Luego
Vista Hermosa. Antes de Marquelia, aparece un letrero recién pintado: “Dios te
Libre”.
Nos
rebasó una. Luego dos. Es tempranero convoy. Son camionetitas blancas con la
leyenda Dish. Allá hay un grupo. Acá otro. Sobre los caminos, aparecen tríos o
cuartetos con playeras de Telmex. Visitan casa por casa. Ofrecen los servicios
básicos de telefonía y televisión satelital.
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¿Y los del cable. Televisa. TV Azteca. Iusacel?”, preguntamos. “Aquí no, joven. Aquí es territorio de Slim”,
responden dientes blancos enmarcados por el puchunco azabache. “Los comunitarios nomás dejan pasar
a los del señor Slim”. Con razón mi Iusacel no tenía señal.
Bienvenidos,
pensamos, a la región de los puchuncos. De los chinqueques. De los chirundos.
De los negritos. De las barrigas llenas. De la artesa. De las chilenas. De las
balas, los pistoleros y la guerrilla. Bienvenidos a la Costa Brava de Guerrero.
Bienvenidos a territorio Telcel.
LA COMUNITARIA
El
sábado por la mañana el gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega, fue investido
con el bastón de mando de las policías comunitarias de las regiones Montaña y
Costa Chica de Guerrero. El simbólico bastón representa el mando entre las
etnias del sur de México. Rogelio es, simbólicamente, el comandante supremo de
ellos.
En
San Luis Acatlán entregó flamantes instalaciones de la Casa de Justicia de las
policías comunitarias. Costó cinco millones de pesos. Abrió la puerta a
inconformes que exigen la libertad de presos, considerados políticos. Limpió el
impotente llanto del hermano de Marco Suástegui, opositor a la construcción de
la presa La Parota en Acapulco. Prometió ir a Nayarit y promover la libertad de Nestora Salgado,
comandanta comunitaria de Olinalá, saludó a la hijita de esta y tramitó una
denuncia por supuestos abusos de los propios comunitarios.
La
Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, se ha dividido. En San Luis
Acatlán se reunieron con el gobernador quienes exigen reactivar las
averiguaciones en contra de Eliseo Villar Castillo, acusado del desvío de 740
mil pesos. Eliseo ha sido, también, autor de la persecución a periodistas en la
región. Ha decomisado hasta en diez ocasiones las ediciones del periódico El
Faro y ha amenazado de muerte a sus reporteros y editores.
Francisco
Félix, vocero de la CRAC, exigió al gobernador la presentación con vida de los
42 normalistas desaparecidos el 26 de septiembre en Iguala; la libertad a los dirigentes de la Policía
Comunitaria; cancelar 60 órdenes de aprehensión contra jefes comunitarios y la
libertad de Nestora Salgado y Marco Suástegui, considerados presos políticos;
juicio político y castigo al gobernador con licencia Ángel Aguirre Rivero y
pidieron la renuncia del presidente Enrique Peña Nieto.
El
gobernador firmó un convenio de colaboración entre su gobierno y las policías
comunitarias. Entregó la nueva casa de justicia al grupo encabezado por Abad
García e hizo un llamado a policías comunitarias, a grupos de autodefensa y al Sistema de
Seguridad y Justicia Ciudadana, “a trabajar sin divisiones”.
IRRUMPE ACTO
DEL GOBERNADOR
Integrantes
del Cecop y mujeres de Olinalá irrumpieron en el evento. Exigieron a gritos la
liberación de Marco Antonio Suástegui Muñoz y Nestora Salgado, considerados
presos políticos.
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“Todo mundo sabe que eres asesino”. “Marcos aguanta el Cecop se levanta”. “CECOP, justicia y libertad a Marco Antonio
Suástegui”. “Solidaridad con Ayotzinapa”. “Libertad inmediata a Nestora”. Se
leía en sus mantas.
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“Todos tienen derecho a manifestarse libremente y son bienvenidos”, atajó el
gobernador y respondió a quienes exigen liberar a políticos hechos presos: “Yo
no los metí a prisión. Pero yo si los voy a sacar”. “Estamos en la ruta de los
derechos humanos. Estamos en la ruta de los pueblos originarios”, concluyó.
LA CONTRA
El
15 de noviembre los policías comunitarios de la Casa de Justicia matriz de San
Luis Acatlán desarmaron y detuvieron a ocho “pseudo policías”, entre los que se
encontraban los de Cuanacaxtitlán. Les acusaron de haber participado en el
enfrentamiento, extorsiones y otros delitos por órdenes de Eliseo Villar
Castillo.
El
23 de noviembre del año pasado, la CRAC de San Luis Acatlán informó que no
liberaría a los seis policías detenidos de Cuanacaxtitlán por ser cómplices de
Villar Castillo y porque la asamblea regional ya los había juzgado.
Las
esposas de esos presos se manifestaron frente al gobernador, el sábado. Se
colocaron frente al presídium durante la intervención del coordinador, Sabás
Aburto Espinobarros, y mostraron
cartulinas con sus demandas donde se leía, “Liberación inmediata de los
detenidos de Cuanacaxtitlán, Benito Dircio Solano, Juan Roberto, Alfonso
Bernal, Rafael Dolores, Gerardo Dolores, Valente Fabián y Faustino Ramos.
Presos sin ningún delito real”.
En
otra cartulina se leía “Cuanacaxtitlán exige justicia no venganza política por
parte de la CRAC-PC de Abad García. Atienda nuestro llamado gobernador”, y “Al
pueblo se le convence con sus acciones no se le somete con violencia. Libertad
y Justicia”.
Fueron
atendidas. No se supo si serán liberados sus maridos. Se retiraron.
HISTORIA DE UNA
DIVISIÓN SANGRIENTA
A
principios de noviembre los grupos de policías encabezados por Abad García y
Eliseo Villar se enfrentaron a balazos a las afueras de San Luis Acatlán.
Villar Castillo habría instalado un retén no autorizado. El saldo fue de dos
heridos.
El
12 de noviembre, pueblos integrados a la CRAC-PC afines a la casa matriz se
apoderaron de las instalaciones que utilizó Villar. Un día después condenaron a
Eliseo y sus seguidores. De volver al pueblo serían detenidos y reeducados.
Los
de la comunitaria buena, encabezados por Abad García, acusan a los de la
comunitarias mala, de Eliseo Villar, de ser delincuentes. Los de Villar dicen
lo mismo. A Villar le apoya el ex gobernador Ángel Aguirre, dicen. A García le apoya Ortega, también dicen.
LA COSTA BRAVA
¿Quién
recuerda al Zanatón? ¿Al Animal? ¿A Genaro? Pistoleros y guerrilleros le han
dado este sensual encanto a la Costa Brava, a la Costa Chiuca de Guerrero. “El
Animal” de San Marcos, épico pistolero fue convertido en leyenda a fuerza de
los corridos. Genaro Vásquez Rojas, es el auténtico héroe de los comunitarios,
a fuerza de valor y tesón de sus ideas.
Ambos
son apenas la imagen en close up de la endémica violencia que se baila en la
artesa y se canta al ritmo de las chilenas, en éste bello girón de Patria donde
“nito” es hermanito y el origen étnico se descubre con los chirundos, los
chinqueques o los puchuncos.
Para
llegar a San Luis Acatlán, donde dejó su ombligo entre cafetales Genaro
Vásquez, hay que pasar por pueblos con nombres sin origen. Copala, por aquello
de que “vamos a La Copa”. Cruz Grande, por lo de “vé a donde hicieron la Cruz
Grande”; o la bella historia de un nombre impuesto a un pueblo, Marquelia, por
aquello de que a la llegada de la primer rocola al rancho sus botones musicales
tan solo podían ser marcados por Elia, la hija del ganadero más rico: “Que
Marque Elia”.
MAS VALE AQUÍ CORRIO
QUE AQUÍ QUEDÓ
He
de aclarar que esta crónica de oídas se redactó de lejos. El 13 de diciembre un
grupo de periodistas fuimos condenados por una asamblea popular en Tlapa. Nos
condenaron por el delito de reunirnos. Nos golpearon, humillaron, secuestraron
y liberaron luego del pago de tres mil pesos. Amenazaron con llevarnos a la
casa de justicia de San Luis Acatlán.
El
sábado 24 de enero fui invitado a San Luis Acatlán a una gira del gobernador.
Jamás imagine que el acto público del gobernador sería precisamente ahí, a donde
nos llevarían a pagar por el delito de reunirnos. ¿A quién se le ocurrió invitarme conociendo
el antecedente de Tlapa? No lo sé. Pero, como dicen por ahí. “Las cosas pasan
por algo, zanca”. “Dios sabe por qué hace las cosas, nito”.
Yo
bajé de dos zancadas. Encaré al guía de los periodistas. “¿Crees que estoy
pendejo?” Le dije. “¿Cómo crees que voy a entrar a la Casa de Justicia de los
comunitarios?” “Son los que nos
secuestraron en Tlapa”. “No te va a pasar nada”, respondió con los hombros
arriba, las palmas al cielo y sus cejas arqueadas. “Gracias”, le dije. Me fui.
Luego
pasó todo. En la esquina de la boca calle apareció de inmediato un taxi. Me
llevó a Marquelia. Antes de bajar apareció otro taxi. Nomás dos pasos di y
estaba en el otro auto. Puedo jurarlo. Todo se dio así. También puedo jurar que
cuando regresaba por la carretera apareció un letrero: “Dios te Libre”. Lo
juro.
“Dios
te Libre” es un pueblo nuevo. De allá, hacia acá. Luego aparece Vista Hermosa y
luego El Porvenir. Lo juro: Dios me libró de encarar a quienes, en Tlapa, me
amenazaron con encerrarme en la casa de justicia de San Luis Acatlán.
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“Dios te libre”.
Cosas
de la vida. “Así se llamó al pueblo porque ahí asaltaban mucho. Así que cuando
ibas para allá todos te decían eso: Dios te libre. Y así se le quedó”, cuentan labios gruesos enmarcados por negros
cachetes de puchuncos que a veces posan chinqueques y a veces chirundos.
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“Dios me libró”
Del
diccionario de Costa Chica.
1) Chinqueque: Estar boca abajo sostenido en
cuatro puntos: ambas manos y pies de rodillas.
2) Chirundo: Encueradito, como Dios te trajo
al mundo.
3) Puchunco: Pelo ensortijado a tal grado que
ni el agua le entra.
4) Zanca: amigo.
5) Nito: hermanito.
6) Artesa: cajón de madera rectangular donde
se bailan las chilenas. A veces volteaban las lanchas y bailaban encima de
ellas.
7) Chilena: bellas melodías tocadas con
guitarras por hábiles dedos en la región de la Costa Chica de Guerrero. Evocan
sonidos de mar, amor, desamor y ritmo. Nada de violencia.