Decíamos que en esto de
las ambiciones personales por el poder la palabra lealtad es meramente
cosmética. Las traiciones son hermanas de la impunidad, moneda de cambio para
encubrir y echar bajo la alfombra infamias y diferendos, archivo que cada tres
y seis años se desempolva y echa a andar en la guerra de lodo.
La negociación de
impunidad ha corrido a cargo de los prohombres de todas las siglas e
ideologías. Y, de pronto, quienes transitaron por ámbitos del fundamentalismo y
el todo o nada, los ultra que en la elección de 2006 cerraron Paseo de la
Reforma, hoy pregonan humildad y honestidad en busca del voto con nuevas siglas
pero con las mismas mañas. ¿O no?
El Partido Movimiento de
Regeneración Nacional se ha nutrido precisamente de estos dizque luchadores
sociales que han transitado por la vida vendiendo espejitos y promesas del
Edén, cuando en esos archivos que se encargaron de arrumbar en el supuesto
olvido cuando fueron gobierno, tienen toda una colección de ilícitos.
Un ejemplo es Martí Batres
Guadarrama, quien como presidente de la Junta de Coordinación Política en la
LVIII Legislatura federal de la Cámara de Diputados, desapareció a la Junta de
Apoyo Administrativo para ocultar malos manejos presupuestales en los trabajos
desarrollados en el edificio E del
Palacio Legislativo de San Lázaro.
Acusado recurrentemente de
malos manejos con fondos públicos, incluso cuando coordinador de la bancada
perredista en la Cámara baja, enfrentó un escándalo por jinetear dineros de los
legisladores del PRD, a quienes incluso les había negado entregar la parte
proporcional del aguinaldo que les correspondía en el año 2000.
Hoy, en calidad de
presidente nacional de Morena, insiste en presentarse como ejemplo de
honestidad (¿valiente?) de la mano de su jefe político, Andrés Manuel López
Obrador, quien igualmente ofrece un mensaje sustentado en la honestidad y
olvida la traición al PRD y la negociación de impunidad, porque los prohombres
del perredismo no se han atrevido a tocarlo con la hoja de un discurso.
La venta de esa imagen de
pulcritud –incluso aparecer en mangas de camisa blanca—habrá quienes se la
comprarán, siempre víctimas de la amnesia.
¿Son leales Batres y
López? Sus renuncias al PRD estuvieron acompañadas de severas descalificaciones
hacia el partido que los encumbró y, en este proceso electoral que se dirimirá
el próximo 7 de junio, se aprestan a enviar al perredismo al último sitio en la
preferencia del ciudadano que sufraga.
¿Son leales estos
diputados del PT, PRD y Movimiento Ciudadano que han renunciado a sus bancadas
para integrarse en un remedo de grupo parlamentario bajo las siglas de Morena?
Definitivamente no. Son trepadores, oportunistas que han echado sus redes a la
mar revuelta del perredismo para acarrear los peces al redil del presidente del
Consejo de Administración de Morena.
Es la estridencia y la
postura negativa hacia todo lo que se discuta en la Cámara de Diputados, el
sello de casa que identifica a estos legisladores que se ofrecen demócratas y
presumen no necesitar de prerrogativas para sobrevivir como bancada, cuando no
existen como tales porque son un grupo de amigos que cobra sus dietas
puntualmente. Así, así, cualquiera se “independiza” y patea al pesebre y
desacredita al que le dio nacencia.
Pero, bueno, a esta tarea
de los trepadores, impunes y desleales a la causa que los llevó al Congreso de
la Unión, presidencias municipales y diputaciones locales, la han azuzado
posturas contrarias al sentido común, de la dirigencia nacional perredista, de
los ilustres Chuchos que, al unísono de su presidente Carlos Navarrete, se han
encargado de desprestigiar al partido y abrir la puerta para que se vaya quien
no esté a gusto.
Y se van y se van, entre
desleales e impunes convencidos de que sus pillerías no serán aireadas públicamente
y mucho menos denunciadas penalmente, porque son coyotes de la misma loma.
O, ¿se atrevería Jesús
Ortega a demandar investigar la gestión de Andrés Manuel López Obrador en la
jefatura de Gobierno del Distrito Federal?
¿Alguien sabe el monto de
la deuda del PRD nacional? ¿Alguien conoce la declaración patrimonial de Carlos
Navarrete, Alejandro Encinas, Martí Batres, Ricardo Monreal y, por citar unos
cuantos, Miguel Barbosa Huerta?
Son estos personajes,
muestra de la barricada de dizque izquierda que suele demandar cárcel para
gobernadores priistas y panistas, la renuncia, incluso, del presidente Enrique
Peña Nieto, la rendición de cuentas de gobiernos estatales, mas no comulgan con
el ejemplo y, en cambio, transita por la vida política y de la administración
pública en la impunidad. Se cubren la espalda y salen a gritar supuestas
pillerías ajenas.
Por eso llama la atención
que el diputado federal y ex secretario General del CEN del PRD, Alejandro
Sánchez Camacho, haya exigido a Carlos Navarrete Ruiz “no echarle más leña al
fuego”, que sume y no reste militantes.
¡Vaya!, Sánchez Camacho
–afín a la corriente bejaranista-- pidió a Navarrete ser prudente con sus
declaraciones. Coyotes de la misma loma. ¿Y votarán por ellos? Digo.
LUNES. Para entregar distribuidores
viales que mejoran la conectividad, el secretario de Comunicaciones y
Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, estuvo en la semana pasada en Puebla, Estado
de México y Morelos donde informó que en la administración del presidente Peña
Nieto se entregarán 46 nuevas autopistas, con una inversión de 120 mil millones
de pesos, de las cuales 13 ya se inauguraron. Y sí, el gobierno Federal
desarrolla uno de los programas nacionales de infraestructura en materia de
comunicaciones y transportes más ambiciosos. La SCT informó que hay una
inversión sin precedente de más de 1.5 billones de pesos; en estos momentos se
realizan cuatro mil 900 obras en toda la República Mexicana. Eso no es rollo,
las obras están ahí. Decía el slogan, y decía bien, las buenas noticias también
son noticia. O lo que es lo mismo, no todo es negativo. Conste.
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