Al principio se creía que
era un niño de unos tres años. Pero un examen más detenido de los restos
frágiles, que no están fosilizados y tienen la consistencia del papel mojado
secándose, reveló que los huesos menudos y frágiles que se encontraron en una
cueva de la isla de Flores en Indonesia correspondían a un adulto totalmente
maduro, de un metro de altura.
Cráneos comparados de un Homo floresiensis y un Homo sapiens. |
¿Se trataba de un humano
moderno que no había crecido por desnutrición o por una enfermedad? No. Los
huesos parecían primitivos, y otros restos hallados, sugerían que ese esqueleto
no era la excepción sino la norma en toda una población de pequeños seres que
antaño vivieron en esa isla remota. Se había descubierto un nuevo tipo de
humano.
Cueva en Liang Bua, que
significa "cueva fresca" en la lengua local. Lugar donde vivió el
Hobbit. Click para ampliar.
El pequeño pariente del
hombre, al que se le apoda Hobbit como la raza ficticia de Tolkien, vivió hace
apenas 18.000 años, en una época en que los humanos modernos ya habían iniciado
su expansión por todo el mundo. Sin embargo, parece más bien una versión en
miniatura de nuestros antepasados de hace 1,8 millones de años del otro extremo
de Asia. Un mundo perdido donde liliputienses supervivientes convivían con
animales ya extinguidos en el resto del mundo, elefantes enanos, lagartos
enormes y ratas gigantes.
Una nueva especie el Homo
floresiensis, el descubrimiento considerado el más importante y enigmático de
su clase en la historia reciente. La altura estimada de un H. floresiensis
adulto, es mucho menor que la altura media adulta de todas las poblaciones
humanas modernas físicamente más pequeñas, tales como los pigmeos africanos
Twa, Semang (1,37 m para las mujeres adultas) o los andamaneses (1,37 m para
las mujeres adultas).
No estamos solos en el
planeta, ni siquiera hemos sido la única especie humana.