Rogelio Faz/ Se
podrá vivir dentro o fuera de los Estados Unidos y, en diferente medida, vivir
el sueño americano, imitarlo u odiarlo. A EU se le conoce como el país de la
abundancia y las oportunidades. Y no solamente es un eslogan, es una sensación
real de progreso que estimula la incentiva sin tantas trabas, sean sociales,
económicas, culturales o políticas.
Recién se ha dicho que China es el país
número uno en economía. Pero se antoja difícil pensar emigrar a aquel país. Así
que EU sigue siendo el que tiene ese plus.
Ya estando adentro se encuentra a un
sinnúmero de mundos, los mismos que hay afuera. Con la salvedad de poder salir
avante si se quiere, y sin tener que depender de influyentismos o corruptelas.
O vivir condicionados a favores o abusos de virreinatos políticos o familias
pudientes, que necesitan de la plebe para satisfacer su ego de superioridad y
poder. Y como si fuera poco, el crimen organizado como contraparte. Resultado:
el México actual.
En EU cada quien puede traer su mundo
en el morral y estar en contacto con el “american life”, al menos en lo
material, populachero pues.
Algo similar sucede afuera. Se podrá
vivir en regiones apartadas de Latinoamérica donde claramente se ve el abandono
o incapacidad de las autoridades, la ausencia de la inversión privada y la
indiferencia de la sociedad por lo que surgen ideologías supuestamente de
justicia social y contra el neoliberalismo, como esas de la Escuela de Chicago,
la de los Chicago Boys.
Consciente o inconscientemente se
contradicen con lo que dicen y hacen. Pues desde un indígena en el monte hasta
un anárquico urbano en la ciudad de México o Guadalajara, pueden lucir una
imagen del odiado capitalismo salvaje. Ya que no falta quien salga de entre los
matorrales como sucede en el estado de Oaxaca, Chiapas o Guerrero, donde ser
guerrillero puede ser normal, o a la inversa. Y portar una playera de los
Cowboys de Dallas. O un “maistro chuntaro” de la CNTE, que después de lanzar
una bomba molotov o dar machetazos al pavimento, exhiba su camiseta desteñida
importada de segunda mano con frases ocurrentes del neoliberalismo. Al menos una
playera original del Barça “Made in
Tepito”.
Es más, se puede vivir en EU y estar
renegando del sistema, disfrutando en un restaurante “fast food” un café con
una ‘jamburger chatarra’, y conversar sobre el intervencionismo estadounidense.
Libre expresión. Como también habrá quien pueda apreciar las cosas buenas de EU
sin llegar a vanagloriarlo, y valorizar lo propio.
Quienes más renieguen o despotrican
contra todo lo gringo o contra cualquier sistema de gobierno, más bien parece
un reproche a su entorno y acaban por mal imitar o admirar con recelo. Y para
hacer valer el tan pregonado ‘derecho de expresión’, destruyen la propiedad
pública y privada, bajo su concepto equivocado de liberalismo. Cuando
muchos “maistros” no han de saber ni siquiera dónde queda Francia ni que aportó
su Revolución. Pero guerrilleros como Lucio Cabañas, Genaro Vázquez y el Che
Guevara son sus ejemplos. Y cuidado con insultarlos.
Habrá que hacer un paréntesis. Los
intereses económicos jalan para donde lo exige la gula del capricho consumista,
y en ese sentido EU es puerta giratoria. Las corporaciones están al acecho y
abiertos al capital para satisfacer al “american life” donde se encuentre.
Como ejercicio de sinceridad sería
bueno saber ¿cuántos de esos izquierdosos que con cualquier provocación sacan
su violencia fanática, y se contradicen con su pasión por uno de los símbolos
representativos más recientes del capitalismo estadounidense: el “football”? Lo
que se podrá constatar ahora que se acerca el Super Bowl.
Es donde intereses económicos manipulan
ese fanatismo patrocinando productos que condenan a la sociedad al consumismo.
El que se deja pues. Podríamos reducirlo a una simple frase: Todos
somos gringos, o el de moda: “je suis gringo”, unos adentro y otros afuera,
unos más que otros.
EU podrá no ser la sociedad ideal pero
dentro de sus fronteras aún prevalece lo que muchos quisiéramos que sucediera
en nuestras regiones: oportunidades, confianza, orden, voluntad, autoestima,
respeto; que se expresa en la espectacularidad deportiva o artística, en
política o economía.
Y para justificar la contradicción se
dice que el deporte, la música o las artes en general son universales.
Religiosamente cerca al neoliberalismo y tan lejos del mundo de las
oportunidades. (entresemana.mx)