Es lamentable que la
capital del estado de Guerrero sea gobernado por un soberbio, demagogo e
inepto.
Duele ver como esta ciudad
(a la que llegué hace 12 años) no tenga eficientes servicios públicos. ¿Y, cómo
pues? Si no tiene un buen alcalde, no se pueden esperar milagros. Lo cual no
quiere decir que los que vivimos aquí nos quedemos callados.
A Marco Antonio Leyva
(MAL) no le importa que Chilpancingo prospere, ya que su único objetivo es que
sus familiares, compadres y amigos cobren en el Ayuntamiento.
Conocido también como
“Alcalde Chambitas”, Leyva Mena se la lleva cómodamente de muertito. No tiene
compromiso social. Le vale un bledo que sus gobernados sean rehenes de los
criminales que se disputan el control de la plaza. Y cómo le va a preocupar, si
él tiene guaruras que lo cuidan día y noche a todos lados.
Pero no toda la culpa es
de él. El PRI cometió el error de postularlo como su candidato y los ciudadanos
en elegirlo como presidente municipal. Si ya sabían cómo era de mamila, ¿para
qué votan por él? Las consecuencias ahí están.
Los que no votaron por él
hace un año, hicieron lo correcto, ya que no tienen por qué arrepentirse.
Lamentablemente fue electo
para un periodo de tres largos años, pero puede ser que lo “convenzan” de aquí
a diciembre a que solicite licencia, pues ni en su partido lo aguantan ya. Y si
eso ocurre, hasta fiesta habrá en todo el municipio.
En los corrillos políticos
del PRI se comenta que una fémina puede sustituir al Chambitas y concluir el trienio. ¡Zas!
Marco Antonio Leyva es
teórico y un político de escritorio. No estaba (ni estará nunca) preparado para
gobernar Chilpancingo. Si ganó la elección del 7 de junio del año pasado, fue
por el efecto Astudillo y por el apoyo que le brindaron el ex alcalde Mario Moreno Arcos, el ex diputado
federal Jorge Salgado Parra y otros
actores políticos.
Es evidente que la
relación que tiene con el mandatario estatal no es buena e incumplió
compromisos con sus otrora aliados. Y todo, insisto, por su maldita soberbia.
¡Ay, Chambitas! Recuerde que todo lo que MAL inicia, MAL acaba. Hasta
sus cortesanos terminarán abandonándolo. Al tiempo.
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