Un reciente informe de Human
Rights Watch sobre el fallecimiento de 18 migrantes que se encontraban en
custodia en centros de detención de inmigración del gobierno de Estados Unidos,
evidencia que en al menos siete casos su muerte se derivó de una mediocre
atención médica y de violaciones a las normas y protocolos de atención.
Se trata de casos
analizados de 2012 hasta mediados de 2015
y se advierte que esta situación expone el maltrato y riesgo potencial en
que se encuentran alrededor de 34 mil migrantes de diversos países, sobre todo
de origen hispano, que se encuentran detenidos en los más de 200 centros de
detención que van desde cárceles federales, prisiones de condado y centros de
detención privados.
Expertos médicos
consultados por Human Rights Watch analizaron los expedientes de las muertes de
los migrantes detenidos y expusieron que la mala utilización de aislamiento para
personas con discapacidad mental, salud mental inadecuada evaluación y
tratamiento y fallas de atención médica más amplia.
"En 2009, la
administración Obama prometió reformas para mejorar la atención a migrantes
detenidos, incluida la supervisión más centralizada y mejor atención de
salud," dijo Clara Long, investigadora de Human Rights Watch.
"Pero esta
investigación sobre la muerte de migrantes en centros de detención demuestra
que siguen existiendo problemas de todo el sistema, incluyendo un fracaso en la
atención médica que literalmente mata a la gente".
Al respecto, el Servicio
de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) de Estados Unidos,
reconoció el pasado mes de junio de este 2016 que el estudio de HRW cubre 18 de
las 31 muertes de detenidos desde 2012, pero no hace comentarios a otros 13
decesos documentos por organizaciones no gubernamentales.
Human Rights Watch, a
través de dos expertos, Marc Stern,
especialista en salud carcelaria y profesor de salud pública de la Universidad de
Washington, así como Allen Keller, profesor de
Universidad de Nueva York, con experiencia en evaluación y tratamiento
de los inmigrantes y el acceso al cuidado médico para los presos, expusieron
las graves negligencias en el sistema de detención de migrantes del ICE.
Los expertos médicos
identificaron atención deficiente y potencialmente peligrosa en la mayoría de
las revisiones, incluyendo falta de seguimiento de los síntomas que requieren
atención, personal médico que realiza prácticas más allá del alcance de sus licencias y
experiencia, así como mal uso del confinamiento solitario para pacientes de
salud mental y una lenta respuesta ante emergencia médicas.
Al menos en siete casos se
concluyó que una atención inadecuada puede haber contribuido a las muertes de
los detenidos. Ambos expertos señalaron graves preocupaciones sobre la calidad
de atención de salud mental en tres casos adicionales de personas que se
suicidaron y en uno de esos casos, los expertos acordaron cuidado mediocre
contribuido a la muerte de la persona.
“En 16 de los exámenes los
expertos médicos independientes acordaron había evidencia de las prácticas
médicas deficientes que podrían representar un riesgo a los actuales o futuros
detenidos en esas instalaciones”, agrega Human Rigths Watch.
·
El caso de Lelis Rodríguez: Reparto de
culpas entre la Border Patrol y ICE
La migrante hondureña, Lelis
Rodriguez, de 50 años, fue detenida por la Patrulla Fronteriza el 16 de julio
de 2013 y murió el 31 de julio, cuando ya era custodiada por el ICE. En el
informe médico se señala que la causa de su muerte fue una hemorragia
intracraneal, un accidente cerebrovascular y la hipertensión.
Desde la detención se
expone que el agente de la Patrulla Fronteriza no proporcionó en su informe sobre
los problemas de salud y medicamentos que estaba tomando Lelis Rodríguez, a
pesar de que fue parte del interrogatorio que le realizó. Incluso agentes de esa
corporación aseguraron que la migrante hondureña no tenía medicamento mientras estaba bajo
custodia de la Patrulla Fronteriza.
Sin embargo, cuando entró
custodia de ICE en el centro de detención Condado de Brooks, seis días después de su detención inicial, en
los registros de la evaluación y certificado médicos de admisión del ICE se
expuso que “no tenía antecedentes de
hipertensión y ni tomaba medicamentos”.
La tarde del 29 de julio
el ICE transfirió a Rodríguez al centro de detención de Rio Grande Valle antes de su deportación a
Honduras. Horas después de su llegada, una enfermera documentó que tenía un
dolor de cabeza y presión arterial de 172/90 y que la detenida le informó que
padecía de hipertensión y había
informado de ello al personal del ICE y de la Patrulla Fronteriza personal BCDC
sobre los medicamentos de la hipertensión en el bolso de su propiedad.
Tres horas más tarde la
enfermera tomó nuevamente la a presión arterial de Rodriguez y encontró que era
de 200/110. Momentos después la migrante se desplomó, quejándose de un dolor de
cabeza y dolor del hombro derecho. Servicios de emergencia la trasladan a un hospital
donde entra en coma y un día después de decreta muerte cerebral.
"Esta fue una muerte
evitable", dijo el doctor Stern después de su revisión de la investigación
del ICE ya que el personal médico "no reaccionó inmediatamente cuando se
enteraron que Rodríguez tenía una
presión arterial de 172/90, además de dolor de cabeza”, concluyó.
Agregó que las decisiones
tomadas por agentes de la Patrulla Fronteriza también contribuyeron a la mala atención
de la hondureña ya que se bien ella informó que estaba tomando medicamentos,
esta información no fue relevante para los agentes fronterizos, lo cual lo
derivó en una mala atención y su posterior deceso.
Algunos de los detenidos
que fallecieron en instalaciones migratorias por deficientes prácticas médicas
son Raúl Ernesto Morales, Santiago Sierra Sanchez, Peter George Carlysle
Rockwell, Lelis Rodriguez, Marjorie Annmarie Bell y Tiombe Kimana Carlos, entre
otros.