Con una severa amnesia
política, el Partido Acción Nacional y de la mano el PRD se treparon a una
campaña de descalificación para desarmar al PRI de cualquier bandera justiciera
contra la corrupción y, empecinados en una iniciativa ciudadana, prohijaron las
bondades de la Ley 3de3 para asumirse limpios, honestos y prístinos ante los
electores. La medida dio resultado y el tricolor mordió el polvo de la arena
electoral.
Empero, en esto de las
banderías electorales hay mucho de demagogia y engaño supino. ¿Honestos,
honestos lo que se dice honestos? Bueno, el que pega primero pega dos veces,
reza la conseja popular, de forma tal que el PRI-Gobierno se ha quedado en
pasmo frente a situaciones graves que lo han instalado culpable de situaciones
que han hecho crisis y responsabilizado al presidente Enrique Peña Nieto de
actos graves.
En el extranjero Peña
Nieto, consecuencia de pasmo de sus operadores del gabinete y del PRI, ha sido
acusado de crímenes como los de Iguala o Nochixtlán. ¡Asesino!, le han gritado
en Londres, Paris, Toronto, Washington, Nueva York, grupos reducidos de
estudiantes o residentes mexicanos en el extranjero que suelen sumarse a
campañas de casos de los que generalmente están desinformados.
La moda es denostar y
descalificar. Difama que algo queda, aplicable mecánica de la oposición frente
al partido del gobierno que ha sido en exceso tolerante en la respuesta básica
contra la ofensiva recurrente.
Se entiende que Manlio
Fabio Beltrones haya desplegado una estrategia personal que le funcionó en el
Senado y en la Cámara de Diputados, donde sus dotes negociadoras y de
personalísimos acuerdos, fue la materia de trabajo. Pero en el PRI, como
dirigente nacional, no contó con esos integrantes de las burbujas legislativas
que le debían todo y se jugaban el todo por el todo, porque de él dependía el
futuro mediato de esos prohombres y mujeres del Congreso.
Y, bueno, ya observamos
como transita el Revolucionario Institucional en esta nueva etapa en la que,
con un presidente nacional del CEN, con nula experiencia partidista, se ha
arrojado al vacío como Ícaro en busca de lo nuevo, en una ruta que sólo tiene
referentes discursivos, por cierto de retrospectiva histórica, mas no un
sustento de estrategia partidista.
En este escenario, el PAN
y el PRD, especialmente aliados con miras a la sucesión presidencial, retoman
la embestida para culpar al PRI de todo tipo de actos de corrupción en los tres
niveles de gobierno, se asumen vigilantes de que haya honestidad especialmente
en el gobierno de Enrique Peña Nieto, una ñoña estrategia de culpar al vecino
de enfrente de lo malo que pueda ocurrir, porque ya lo han pillado en ilícitos
severos, aunque ambos partidos, sus dirigentes en su momento como ahora lo
deberá asumir Alejandra Barrales, han sido omisos frente a verdaderos
latrocinios de gobernantes emanados de sus filas, designados por las cúpulas
panista y y perredista como en Aguascalientes, Sonora, Guerrero y Zacatecas.
Por supuesto, en el equipo
de Enrique Peña Nieto y ahora en el de Enrique Ochoa Reza, hay operadores para
defender al gobierno y al partido. La pregunta, empero, es si finalmente se
decidirán poner las cosas en su sitio y, más allá de responder piedra por
piedra, abonar en el terreno del respeto a las leyes y su aplicación sin
miramientos ni impunidades.
Sobre todo, porque ahora
el PAN retoma es bandera de justicieros y advierte, vía el coordinador de sus
diputados federales, Marko Cortés Mendoza, advierte que desde la Cámara baja
darán seguimiento a la correcta implementación del sistema nacional anticorrupción
en los tres niveles de gobierno.
Lo que hoy demanda el
país, dice Marko, es atacar de manera eficaz la corrupción, que frena el
desarrollo y provoca desaliento e inconformidad social. Y la pregunta puntual,
en este tema, es cuándo el PAN aplicará la medida contra los gobernantes
panistas que han sido acusados, con pruebas fehacientes como en el caso de
Guillermo Padrés Elías, de corrupción.
Dice Marko que la correcta
aplicación de las nuevas leyes en materia de transparencia y de combate a la
corrupción, aprobadas por diputados y senadores, es necesaria y urgente para
recuperar la confianza de los ciudadanos, en medio de un escenario de opacidad
y falta de credibilidad en el gobierno.
“El nuevo Sistema Nacional
Anticorrupción, que tuvo el impulso decidido de Acción Nacional, tiene como uno
de sus objetivos principales reemplazar la falta de credibilidad y de confianza
de los ciudadanos y alcanzar un México más abierto, justo y equitativo”, acota
el michoacano coordinador de los diputados federales del PAN. Y tiene razón,
pero un punto que abonaría a favor de esa cruzada nacional panista, es que
llame a cuentas al ex gobernador de Sonora, por citar un ejemplo, y lo convoque
a presentarse ante la autoridad para responder por los ilícitos de que se le
acusa.
Entrados en gasto, PAN y
PRD podrían poner el ejemplo si también demandan aplicar las leyes en el caso
de Ángel Heladio Aguirre Rivero, el ex gobernador de Guerrero que anda por ahí
en ancas de la impunidad.
Democracia y justicia son
asuntos de puntualidad política y admisión general, no temas coyunturales o
mediáticos ni fundamento discursivo. No se trata de ver la paja en el ojo ajeno
y soslayar la viga en el propio y menos demandar aplicación de la ley en los
bueyes de mi compadre. Digo.
LUNES. ¿Solución a la
crisis Gobierno federal-CNTE? Por de pronto, en esta temporada vacacional
disminuirá el número de maestros en marchas y plantones. Andan de asueto.
Conste.
sanchezlimon@gmail.com
www.entresemana.mx
@msanchezlimon