No solamente es el
candidato eterno a la Presidencia de la República, sino también el eterno intolerante e incongruente. A
los cuatro vientos grita que es honesto y de izquierda.
Por supuesto, me refiero a
Andrés Manuel López Obrador, quien
este lunes 13 demostró que es no es lo que presume ser.
Y fue en el auditorio de
Nuestra Señora de Guadalupe de Nueva York, Estados Unidos, donde hizo gala de
su intolerancia extrema. No soportó que Antonio Tizapa, padre de uno de los 43
estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala –la noche del 26
de septiembre de 2014– lo confrontara durante y después del mitin que llevó a
cabo con mexicanos radicados en aquel país.
El señor Antonio Tizapa, es
originario de Tixtla, Guerrero, pero desde hace una década emigró a la Unión
Americana en busca de mejores oportunidades para ayudarle a su familia,
solamente acudió al mitin para reclamarle a López Obrador sus nexos con José Luis Abarca Velázquez, ex alcalde
de Iguala y señalado como presunto responsable de ordenar la desaparición de
los 43 normalistas, y con el defenestrado gobernador, Ángel Aguirre Rivero.
En un principio el dueño
de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) respetó al manifestante que
portaba una cartulina con dos fotografías, en donde se puede apreciar al
también aspirante presidencial respaldando las campañas de Ángel Aguirre en
2011 y José Luis Abarca en 2012.
“Estos
son tus amigos”, le dijo.
Al ver que Antonio Tizapa
no cesaba con su protesta lo tachó de “provocador”. Hubo momentos en que el
equipo de seguridad intentó arrebatarle la cartulina al “provocador”. El evento
terminó antes de lo previsto. “San Peje”, como le conocen algunos de sus
fanáticos seguidores, no terminó de leer su discurso. Se retiró.
Y cuando iba en su
camioneta nuevamente fue abordado por el padre del normalista desaparecido,
pero esta vez López Obrador fue grosero. Visiblemente molesto le reiteró que
era un provocador y para rematar le dijo: “cállate, cállate”. Solamente faltó
que le dijera “Chachalaca” o algo por el estilo.
Si no fuera por el video
que un curioso grabó la historia fuera otra.
Y
no es sorpresa que el dueño de Morena reaccione así. Es su estilo, es
intolerante y autoritario. No tolera la crítica. Y
todo aquel que lo cuestione lo declara automáticamente como su enemigo o como
un miembro más de la mafia del poder.
Sus fanáticos
inmediatamente iniciaron una defensa en las redes sociales. Reprocharon la
manifestación de Antonio Tizapa y negaron que López Obrador haya apoyado a
Ángel Aguirre en 2011 y a José Luis Abarca en 2012.
Al
estilo de su mesías pretenden tapar el sol con un dedo.
El diario La Jornada publicó el 6 de diciembre de
2010 una nota en donde dice claramente que el político tabasqueño declaraba su
apoyo en Chilpancingo al ex priista Ángel Aguirre Rivero como candidato a
gobernador de la alianza PRD, Convergencia y PT.
“Unos mil integrantes del
Movimiento en Defensa de la Economía Popular, el Petróleo y la Soberanía,
encabezados por Andrés Manuel López Obrador, acordaron en asamblea estatal
apoyar la candidatura de Ángel Aguirre Rivero, quien busca la gubernatura
postulado por la coalición Guerrero Nos Une, integrada por los partidos de la
Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT), y Convergencia”.
Y para ello, Ángel Aguirre
tendría que firmar 10 compromisos básicos, entre ellos el rechazo a la
construcción de la presa La Parota.
“Entrevistado luego de
participar en un foro estatal con organizaciones indígenas, Aguirre expresó su
beneplácito con la oferta de apoyo de López Obrador y su movimiento. Me voy a
reunir con él para discutir los 10 puntos, adelantó”.
“Sobre la petición de que
se cancele la construcción de La Parota, afirmó: No puedo aceptar un proyecto
que afecte a los ejidatarios. Ángel Aguirre está en contra de eso, concluyó”. (La Jornada/06-XII-2010).
Y
así fue. Llegando a la gubernatura, el ometepequense cumplió su palabra. La
Parota no se realizó.
Es más, en 2012 apoyó al
tabasqueño en la elección presidencial. Fue recíproco, pues. ¡Y cómo no! El
candidato a senador por el PRD de la segunda fórmula, era nada más y menos que
su amigo y ex colaborador, Sofío Ramírez
Hernández. Políticamente estaba obligado a ganarle al PRI.
El 7 de junio de 2012, la Agencia de Noticias IRZA publicó una
nota titulada “Al mitin con AMLO en Cruz Grande asisten 18 mil y el gobernador
Aguirre”, en el que da cuenta del respaldo que el entonces mandatario estatal
le dio a López Obrador.
“Andrés Manuel López
Obrador fue recibido por Aguirre Rivero a las 14:00 horas en el aeropuerto
internacional de Acapulco, junto con el secretario de Salud, Lázaro Mazón
Alonso, quien también pidió permiso sin goce de salario y Luis Walton Aburto,
candidato a la Alcaldía de Acapulco, se trasladaron a Cruz Grande, cabecera
municipal de Florencio Villareal, región Costa Chica, donde el candidato
presidencial cerró la segunda etapa de campaña en Guerrero a la Presidencia de
la República”.
“Quiero hacer el
compromiso ante Ángel Aguirre, que ya como presidente electo, después del
primero de julio, voy a regresar a la Costa Chica, ya no para hacer una
asamblea como esta, sino para recorrer los municipios y empezar a trabajar en
el programa integral para que iniciemos los trabajos para mejorar las
condiciones de vida en el estado de Guerrero; hago ese compromiso con ustedes”,
afirmó López Obrador ante sus simpatizantes. ¡Zas!
El apoyo entre ambos fue
real. Que el tabasqueño y sus seguidores quieran negarlo ahora, es muy
diferente.
José
Luis Abarca, es otro caso que mañana abordaré en este espacio.
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