“La
paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa”
-Erasmo
de Rotterdam-
La
inmensa mayoría de los políticos, no son acuciosos lectores, mucho menos
apasionados a la lectura relacionada a la humanística, a la paz, a la concordia.
Una sencilla razón que los denota, es su reducido léxico en el manejo de su
lenguaje tanto en sus pláticas como en sus discursos.
Conozco
si, un reducido grupo de políticos que son lectores que aprenden y aprehenden
de las lecturas de los diversos géneros. Su modo de expresar, sus habilidades
para la conversación y el manejo creativo de sus planteamientos, son prueba de
ello. Las estructuras lingüísticas, son fiables, en el expresar, en el entender
y la interpretación.
El
político por regla general, se "entera" por libros leyendo las
solapas. Otros buscan al menos las síntesis bibliográficas de ejemplares más de
"best seller", que de otros géneros que alimentaran su espíritu de
tanta necesidad. Los más se "educan" de oídas, de rumores, de lo que
otras u otros, también, les comentan o susurran. No se puede ser un individuo dominado por las pasiones y por los impulsos
de bajo nivel. Son representantes populares provocadores y bravucones.
Hoy
las tecnologías de la Información, son implacables en las rutas cibernéticas en
el aprender y entender, no se entera, quien padece pereza mental. Como tampoco
se debe confundir que cuando se haya concluido una carrera profesional, ya se
es sabe todo. No, cuando se concluye una profesión universitaria, es cuando se
inicia el verdadero estudiante. El estudioso de verdad. El filosofo de su
especialidad. Pero la educación cuesta; y, pocos son los que prefieren pagar el
precio de la pacificación; y, otros mantenerse en estado bestial.
Cuantimás
político busca siempre en su afán por distinguirse por sobre los demás, anda en
busca de libros que les "provea" de los secretos para el triunfo, el
éxito, ser el as, el ganador. En pocas palabras el "chinguetas". Y,
se avoca sobre libros, como "El arte de la Guerra",
"Maquiavelo", "La reina del pacífico", "Los señores
del narco", Mi lucha, etc.
La cosmovisión
del lector político debe y puede, tal vez entenderse la vida como un conjunto
de repeticiones inútiles, vacías y carentes de sentido y significado, que se
llevan a cabo más por costumbre, tradición e inercia que por coherencia y
lógica. Por ello, es necesario que los y las nuevos actores de la vida política
nacional deban ser lectores de libros de sabiduría para una mejor calidad de
ser humano; y, no violentar a la raza, por sus actividades e intereses
mezquinos, voraces y codiciosos.
La violencia
es el resultado de la interacción entre la agresividad natural y la cultura. Es
decir, violencia es cualquier acción o inacción realizada a otro ser humano con
la finalidad de causarle daño físico o de otro tipo.
Mantener en el
escenario a los mismos políticos de hace diez, quince o 20 años, es una
violencia de facto, porque han sido individuos, que en nada han favorecido el
panorama de evitar este tipo de agresión.
Recordemos que
el significado supremo de la vida humana es una situación de regocijo y no de
desolación. Sin embargo, no debemos de pasar de forma inadvertida que la
violencia no es innata, sino que se “aprende" a lo largo de nuestra vida.
Y, los ejemplos, los tenemos en cualquier rincón de nuestra existencia, en
estos momentos.
Leer es una
forma pacífica de saberse un mejor ser condescendiente y humanamente hermanado.
Mejor bajar las armas y dialogar.
@GradoCero_Gro