lunes, 11 de mayo de 2020

CONTEXTO POLÍTICO Por Efraín Flores Iglesias La enfermiza obsesión de Pablo Amílcar


Es evidente que el delegado del gobierno federal en Guerrero, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, tiene una enfermiza obsesión de llegar a la gubernatura de la entidad, ya que cree estar predestinado para ocupar tan importante responsabilidad. Y más ahora que a nivel federal gobierna Morena, instituto político al que forma parte y del que fue dirigente estatal del 2015 al 2018.

A pesar de no ser oriundo de Guerrero, sino de la Ciudad de México, Sandoval Ballesteros pretende hacerle creer a sus ingenuos seguidores que, por el simple hecho de ser nieto e hijo de dos importantes miembros de la izquierda y que en su momento buscaron llegar a Casa Guerrero, tiene el derecho de desplazar a otros importantes personajes de Morena.

Desde la comodidad de su cargo y con el apoyo de los mal llamados “Servidores de la Nación”, que no son otra cosa que promotores electorales de Morena, busca fortalecer sus aspiraciones políticas.

El 16 de noviembre de 2015 y como premio de consolación después de perder la elección de gobernador frente al priista Héctor Astudillo Flores, fue designado como presidente del Comité Ejecutivo Estatal de Morena, en sustitución de César Núñez Ramos.

Desde ese entonces, Pablo Amílcar Sandoval ha intentado apoderarse de los órganos de dirección de su partido y margina a los liderazgos que no se cuadran con él, como son los casos de Marcial Rodríguez Saldaña y Rubén Cayetano García.

También combate todo aquello que tenga el sello de César Núñez.

Algunos miembros de Morena lo describen como una persona que presenta delirios de grandeza y un sentido exagerado de autoestima y poder. Y, al igual que los autócratas del pasado y del presente detesta que le contradigan.

Es soberbio y altanero por excelencia. A tal grado que después de las elecciones de 2018 no atendía ni las peticiones que le hacían llegar miembros de la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero (APPG), organización social a la que formaba parte el Dr. Pablo Sandoval Cruz, su abuelo y quien falleció el pasado 21 de enero a la edad de 101 años.

El dirigente de la APPG, Nicolás Chávez Adame, en entrevista para La Jornada Guerrero el 14 de agosto de ese año, alertó que en Morena también hay “soberbia muy marcada” desde antes de asumir el poder.

Y puso como ejemplo de ello a Pablo Amílcar Sandoval, a quien buscaron para darle la propuesta para el candidato a recibir la presea Sentimientos de la Nación Popular.

“El doctor Pablo (Sandoval Cruz, líder del movimiento por la autonomía universitaria y de muchas otras batallas en el PRD y la izquierda en Guerrero) le habló a Amílcar, su nieto y (éste) nos mandó a que entregáramos su propuesta en las oficinas de Morena en Chilpancingo, y ahí nosotros vimos que no hubo una sensibilidad política”. (La Jornada Guerrero, 14-VIII-2018).

Es totalmente reproblable que Pablo Amílcar haya actuado de esa manera con su abuelo, al padre de su padre… su sangre.

Imagínense, amables lectores, si así trató a su abuelo, ¿qué le espera a los guerrerenses que pretende gobernar en el próximo sexenio? Dios nos libre.
En una entrevista posterior, Chávez Adame pidió a Pablo Amílcar seguir el ejemplo de humildad política y social de su abuelo.

En Guerrero, dijo, el doctor Pablo Sandoval Cruz es un ícono para la lucha social, que no se compara con algún otro luchador social en el estado, “y su familia debe practicar en la vía de los hechos esa humildad política y social”.

“Hacemos el llamado no solo a Amílcar, sino a todos, ahorita ya andan pensando en la gubernatura, pero ahorita tiene que haber humildad y un cambio y tiene que haber un llamamiento a resolver todo un pliego petitorio general de la lucha social”, mencionó. (La Jornada Guerrero, 20-VIII-2018).

Al instalarse la LXII Legislatura local y luego de llegar de chiripazo como diputado plurinominal, el insensible nieto del Dr. Pablo Sandoval maniobra para tener las comisiones legislativas más importantes para su bancada y la Presidencia de la Mesa Directiva. Pero el bloque opositor conformado por el PRI, el PRD, el PAN, el PT y el PVEM se lo impiden.

Y eso no es todo. En la sesión del 30 de noviembre de 2018 solicitó licencia por indefinido, ya que se incorporaría al gobierno federal como delegado de los programas del Bienestar en Guerrero. No conforme con ello, operó para dejar a uno de sus incondicionales en la coordinación parlamentaria y al frente de la Jucopo.

Antonio Helguera Jiménez, uno de los más grises legisladores y el más ingenuo en ese entonces, rindió protesta como coordinador de Morena y presidente de la Jucopo. El objetivo era claro: controlar a través de él los recursos financieros del Congreso y fortalecer a su grupo político y su proyecto.
Lo que no visualizó el “súper” delegado en Toño Helguera, es que éste pronto iba a engolosinarse con los privilegios que otorga el Poder Legislativo.

Helguera actuó torpemente. Tuvo todo para quedarse como coordinador de la bancada. Lo malo es que se peleó con las demás fuerzas políticas al interior del Congreso. Y eso lo aprovechó muy bien Pablo Amílcar, quien luego de un intenso jaloneo entre los diputados morenistas, impuso el pasado 13 de enero a otro pelele para que le cuide sus intereses.

Me refiero al legislador calentano J. Jesús Villanueva Vega, representante del distrito XVII y que llegó al Congreso gracias a un hecho de sangre que conmocionó a la clase política estatal: el homicidio de Abel Montúfar Mendoza, ex alcalde de Coyuca de Catalán y candidato a diputado local por el PRI en el citado distrito electoral.

Tan evidente es el sometimiento de Chucho Villanueva hacia Pablo Amílcar que sigue sosteniendo en las direcciones de Servicios Financieros y Administrativos, y de Comunicación Social a Netzahualcóyotl Bustamante Santín y a Vianey Guadalupe Valderrábano Sagrero, quienes desde hace un buen tiempo forman parte de la servidumbre del “súper” delegado.

Insisto, Pablo Amílcar tiene una obsesión enfermiza de llegar a despachar en Palacio de Gobierno y en Casa Guerrero.

Lo malo es que no entiende que la política no se hace con el hígado, sino con la cabeza fría, a través de alianzas y acuerdos.

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