Este lunes se conmemoró el
Día Naranja, y antes de la llegada del coronavirus a tierras aztecas, se
realizaban actividades relacionadas a la prevención y avances en la reducción
de actos violentos en contra de las mujeres.
El confinamiento a que el
virus del Covid-19 llevó a las familias mexicanas hizo brotar esa violencia que
se pensó también ya estaba domada.
La cantidad de agresiones
a las mujeres muestra que el machismo violento no se ha ido en la vida nacional
y está más arraigado en los hogares, donde las esposas y las niñas son quienes
más la padecen.
Sin duda que el Covid-19
ha logrado sacar lo peor de la cultura mexicana, como el valemadrismo, el nulo
respeto a la autoridad, el individualismo, los miedos reflejados en agresiones
en contra los trabajadores de salud, los vicios que les lleva a soportar
estoicamente muchas horas para comprar un six de cerveza, y la violencia en el
hogar.
Los datos que se tienen
demuestran que los valores como el respeto hacia las mujeres no ha logrado
instaurarse firmemente en los varones mexicanos y puede señalarse que ha sido
un fracaso los llamados a generar consciencia para erradicar esa cultura
machista violenta.
Aunque este problema no es
privativo de México, –ya que lo mismo pasa en Estados Unidos, en China, países
europeos, etc., –poniendo en alerta a la OMS, organismo que ha hecho llamado a
los distintos gobiernos para atender ese fenómeno.
En China, el reporte de
violencia doméstica se triplicó a partir del inicio de la pandemia, comparado
con el año pasado.
Lo mismo pasa en otros
países de Europa y América Latina.
Aunque el presidente de
México ha tratado de minimizar ese fenómeno, porque choca con la visión
romántica que de la familia mexicana tiene, como armónica, sana, funcional,
perfectamente integrada, los datos que ofrecen las instituciones ofrecen otra
realidad.
Sin embargo, durante la
pandemia en México la violencia en los hogares ha crecido a niveles no vistos,
pues el primer trimestre de 2020, ya con la pandemia encima, fue el más
violento para las mujeres en México desde el 2015.
En un plazo de enero a
marzo 964 mujeres fueron asesinadas en el país, de los cuales 720 están
clasificados como homicidios dolosos y 244 como feminicidio.
Estos datos son del
Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que reportó
que en marzo se presentaron 26 mil 171 quejas, concentradas en el Estado de
México, con 11 mil 558; la Ciudad de México, con 10 mil 504, y Chihuahua, con
10 mil 112.
Por abuso sexual lideran
Nuevo León, con 252; Baja California, con 176, y la Ciudad de México, con 163
denuncias, de un total de 545 llamadas al número de emergencia; el 41 por
ciento más que las 387 de enero.
Las quejas por acoso u
hostigamiento sexual sumaron mil 17 reportes, el mayor dato para cualquier mes
en cinco años atrás.
Para el primer trimestre
del año el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública
consignó 987 peticiones de auxilio por violación.
Y por violencia de pareja
en el mes de marzo fueron 22 mil 628 llamadas, 23 por ciento más que en febrero
y 33 por ciento más que en enero, donde Baja California, tiene 10 mil 997;
Nuevo León, seis mil 366, y Jalisco, cinco mil 729.
En enero se recibieron 52
mil 498 llamadas por violencia de género y para marzo pasaron a 64 mil 858.
Acerca de los
feminicidios, se han registrado en mayor cantidad en los siguientes estados:
Estado de México, con 34 casos; Veracruz, con 25, y Puebla con 22. Le sigue
Nuevo León, Ciudad de México y Jalisco.
Está claro que la pandemia
y el distanciamiento social generan efectos nocivos en la salud emocional de
las personas, provocando frustraciones, ansiedad, angustia, estrés ante la incertidumbre, temor
y afectaciones al empleo y cierre de negocios.
La mala regulación de estas emociones y el acendrado machismo generan situaciones violentas en contra de las personas más débiles o vulnerables en el hogar: las mujeres, las niñas y las personas de la tercera edad.