TRES ENCUESTAS, AL MENOS,
SEÑALAN QUE LA MAYORÍA de los gobernadores, principalmente los que provienen de
partidos políticos distintos al del Presidente de la República, sobresalen por
su excelente manejo de la pandemia del coronavirus. Entre los tres primeros se
encuentran el de Jalisco, Enrique Alfaro; el del Estado de México, Alfredo del
Mazo, y el de Guerrero, Héctor Astudillo.
Otros dos más son el de
Nuevo León, Jaime Rodríguez, y el de Tamaulipas, Francisco Cabeza de Vaca,
también de partidos diferentes al de Morena, cuyos gobernadores se encuentran
en los últimos lugares, pese a que en
campaña se vendieron como buenos gobiernos, y de que ellos sí sabían cómo
hacerlo. Sin embargo, como bien dice el dicho, cae más pronto un hablador que
un cojo, y las pruebas, allí están.
Llama la atención, también, que mientras los gobernadores tienen una mejor aceptación por el manejo que tienen de la pandemia, y de la crisis económica que ha generado, el gobierno de la República, o mejor dicho, el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha caído hasta por debajo del 50 por ciento, o lo que es mismo, se encuentra reprobado por la mayoría de los mexicanos en tan solo un año y medio de su administración.
Y es que, dice otro refrán, no es lo mismo ser borracho que cantinero, pues si bien como dirigente y candidato opositor tenía todas las respuestas y soluciones a los problemas del país, ya como Presidente de la República lo único que ha hecho es culpar a otros y excusarse para no dar resultados positivos en el gobierno, de ahí que en caso de la pandemia del coronavirus, sean los gobernadores de los estados los que están al frente de las acciones de prevención, contención y combate al coronavirus.
Así es. Con trabajo
constante, de prácticamente las 24 horas del día, pero también con inteligencia
y determinación, los gobernadores del país se han ganado a pulso el
reconocimiento de la población por su actuación ante la pandemia, de manera
gradual y ascendente, mientras el Presidente de la República va en un plano
descendente, como consecuencia de un desfasado manejo de la situación, de los
errores cometidos e incluso de minimizarla.
La razón es sencilla.
Mientras el gobierno de la República, a través del Presidente Andrés Manuel
López Obrador, se ha centrado en informar de los casos de contagio y
defunciones, luego de que desestimó la propagación del coronavirus, llegando
incluso a pedir que no se hiciera caso a los llamados de alerta, los
gobernadores del estado han encabezado, todos los días, las acciones de
prevención, de contención y combate al coronavirus.
Es el caso del gobernador
Héctor Astudillo, quien desde antes que apareciera el coronavirus en el estado,
día tras día, semana tras semana, no solo ha encabezado las reuniones de
evaluación a través de la Mesa de Coordinación, a la que concurren los tres
niveles de gobierno, sino que mantiene una estrecha coordinación con los
alcaldes de la entidad a fin de tomar las medidas más pertinentes para frenar
el contagio y atender a los casos graves, pasando por la entrega de material y
equipo médico al sector salud, sin dejar de lado las acciones de atención a las
familias que por la contingencia se han quedado sin ingresos para poder
subsistir.
Hay que decirlo. En esta
contingencia sanitaria y económica por la pandemia del coronavirus, han sido
los gobernadores los que se han puesto al frente, no culpando a otros de la
falta de apoyos, sino actuando con inteligencia, con inventiva y con
responsabilidad para salvaguardar la vida de las personas. Culpar a otros, quejarse, desentenderse o
minimizar el problema, no ayuda en nada cuando lo que se requiere es actuar y
más para proteger la vida.
Es muy cierto que se
conoce a los gobernantes en momentos de crisis, de contingencias, y de
pandemias como es el caso. Hay quienes se hacen los locos, y como todo
irresponsable le echan la culpa a otros de lo que es su responsabilidad. Otros
en cambio, agarran el toro por los cuernos y afrontan su responsabilidad,
concientes de que para eso están ahí. Y es que gobernar no solo es gastarse el
presupuesto y vivir en un Palacio, tampoco es solo regalar dinero para ganar
adeptos, o decir hágase esto y aquello. Gobernar tampoco es usar el poder para
saciar venganzas o sentirse el todo poderoso…
No. Gobernar es tomar
decisiones en favor de todos, en su beneficio. Gobernar es cohesionar al país,
y no dividirlo. Gobernar es decidir, en favor del pueblo en general, no sólo el
que votó por ti. Gobernar es actuar con inteligencia. Es resolver los
problemas. Y es, también, pensar en el pueblo, no en construirse una figura
para pasar a la historia como el mejor.
En fin. Las encuestas
dicen que Héctor Astudillo Flores, el gobernador de Guerrero, está haciendo
bien las cosas, y dudo que esté pensando en compararse con otros gobernadores.
Sí creo que está poniendo todo su empeño, porque esa es su responsabilidad, y
su compromiso con los guerrerenses.
Comentarios: julio651220@hotmail.com