Rogelio Faz/Cartas desde Chicago. Ahora que los Republicanos en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos dieron un duro revés a los inmigrantes, la reforma migratoria se trabará aún más, por lo que las deportaciones serán como la ‘ruleta rusa’: dependerán de la suerte. No obstante, algunas medidas siguen favoreciendo a los residentes no autorizados. Como obtener licencias de manejo, lo está por suceder en Colorado. Illinois y Nevada ya las están expidiendo.
So pena, y conforme pasa el tiempo para aprobar una reforma comprensiva, limitada o condicionada, es el mismo tiempo que ha servido para cargar de municiones al fanatismo antiinmigrante. Mientras que del lado migrante se siguen promoviendo los derechos por merecimiento. Tiempos y argumentos son la pólvora para los anti y la mecha para los pros. Solo falta que a alguien se le ocurra hacer chispa.
Cuando la reforma llegue, si es que llega, casi de seguro será un alpiste a lo esperado y un resquicio de malos quereres para los opositores. El tema está causando polarización política en EU con riesgo de crear un quebrantamiento social, al menos en ciertas regiones. Que ante las muestras antagónicas de ambos bandos y el continuo ingreso de inmigrantes no autorizados, no es difícil pensar que los grupos de milicias antiinmigrantes puedan estar dispuestos a aplicar la ley del oeste como si se tratara de una cacería “most wanted”.
Todo empeoró desde que el presidente Barack Obama “cacaraqueó el huevo” de la reforma sin ponerlo, y más recientemente la ‘orden ejecutiva’ con lo que quizá se detendrían las deportaciones. Se dice que al mal paso hay que darle prisa, y en ese sentido Obama, no dio ni paso ni prisa. En estos momentos si el presidente decide interceder en la providencia de la ruleta, a como están las cosas, también él podría estar en la mira.
Al otorgar licencias de manejo se está lejos de los beneficios que da una residencia legal, pero algo es algo, así sea por conveniencia política más que por “abrir las mentes y los corazones”. Como podrá también abrir el armero para detener, según los antis, la invasión de desposeídos que quieren sacar ventaja de las bondades de su exclusivo territorio.
Algunos estados al estar ofreciendo licencias de manejo están documentando a sus “ilegales”; como quiera, para la migra y milicias siguen siendo la presa. Como quiera, para el “ilegal documentado” el toparse con un antihispano sería su ruleta rusa.
Existe la posibilidad de que una vez que el presidente Obama deje la Casa Blanca, le toque ver por televisión cómo se siguen desarrollando los eventos en su nueva residencia en California o en Hawaii, meciéndose en una hamaca dando sorbos a su coctel Mai Tai, probablemente servido por un inmigrante mexicano de los muchos que también hay por allá.
La ventaja después de la peor de todas las suertes como sucede con la ruleta rusa, es que al indocumentado infortunado se le identifique por su nombre y dirección real, para quedar plenamente documentado.