Sorprende la puerilidad con
la que el legislador perredista Silvano Aureoles Conejo, presidente de la Junta
de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, aborda temas de suyo delicados.
Por un lado habla largamente
de las causas por las que Michoacán, su estado natal, se encuentra en crisis como
si fuera político de generación espontánea. ¿Dónde estaba hace una década,
cuando el crimen organizado tendió su manto sobre aquella entidad? Era miembro
destacado del gobierno de Lázaro Cárdenas Batel y sabía del avance de esa
situación que ha hecho crisis y mantiene en vilo a la sociedad michoacana.
En otro escenario, el
político electoral, maneja un discurso que raya en la ofensa al sentido común
–incluso llega a regañar y tratar con ironía a los reporteros que no chistan,
por desgracia, sus desplantes--, como ocurrió apenas el viernes último por la
noche, cuando las coordinaciones de los siete partidos políticos representados
en la Cámara de Diputados entregaron los sobres lacrados con la lista de sus
diez candidatos a ocupar los cinco cargos de consejero electoral vacantes.
Son 70 nombres de aspirantes
para ocupar cuatro sitios, más cinco que buscan llenar el hueco dejado desde
principios de año por el doctor Sergio García Ramírez, quien fue consejero
electoral por un año merced a una negociación con el entonces presidente de la
Junta de Coordinación Política de la Cámara baja, el perredista y hoy senador
Armando Ríos Piter.
Precisamente la designación
del relevo de García Ramírez fue motivo de desencuentros entre los
coordinadores de las bancadas del PAN, Luis Alberto Villarreal García, y del
PRD, Silvano Aureoles Conejo, con su contraparte del PRI, Manlio Fabio
Beltrones Rivera, quien con fundamento en la ley los urgió a cubrir la vacante.
La ley instruye que éste proceso debe ser “a la brevedad posible”-
Pero Aureoles, tiene una
simplista interpretación. Y, cuando se le refiere que las diferencias políticas
para elegir a un consejero han coadyuvado a llevar al IFE a estadios de crisis,
resolvió:
“(…) Miren, la propia Constitución dice:
cuando falta un consejero por renuncia, o por cualquier otra circunstancia,
dice que hay que asignarlo a la brevedad posible. Ese es un término muy relativo,
o sea, qué es la brevedad posible; quién sabe, ¿no? Y eso deja lugar a
interpretaciones y un hueco”.
Luego
salió con una verdadera puntada de primaria respecto de los nombres de
aspirantes a consejero electoral que este lunes, a la una de la tarde, se
conocerá en la Junta de Coordinación Política, cuando se abran los sobres
lacrados.
“Es
una lista –dijo--que se va a integrar por orden alfabético, porque justamente
lo que estamos privilegiando son perfiles de los aspirantes y no cuotas
partidarias. Tenemos que cumplir con la ley que dice que son las Fracciones
Parlamentarias las que proponen a los aspirantes (…)”.
Y más allá de la puerilidad que da pie al sospechosismo y las especulaciones,
cuando se le planteó que se manejan
nombres en diferentes versiones sobre candidatos que pudieron haber propuesto
una u otra bancadas, a pesar de los sobres sellados, Aureoles pareció
sorprendido. Y respondió:
--A
ver si entendí la pregunta. ¿Quiere decir usted que hay nombres en distintas
listas?
--En distintos medios –se le
recordó.
--Que se han filtrado nombres
–Aureoles y descubrió el hilo negro--. Bueno, pues esa son estrictamente
especulaciones y, como usted bien lo dijo, son filtraciones. Nosotros estamos
cumpliendo estrictamente con el contenido de la convocatoria (…)
¡Ah!,
pero poco antes había justificado: “No podemos hacer otra cosa mientras no
modifiquemos el marco legal, pero queremos ser muy transparentes y ser los más
objetivos posibles”. ¡Ajá!
¿Consejeros ciudadanos? Este lunes, después de la una de la tarde,
conoceremos algo más del Teatro Fantástico, con todo respeto a la memoria de
Cachirulo, en el Palacio Legislativo de San Lázaro. ¿Nos saldrá con otra
puntada el joven Silvano? ¿Se llamará sorprendido? ¿Nos dirá las causas reales
de la crisis en Michoacán? ¡Vaya usted a saber! Digo.