Hay personajes a los que nos
hubiera gustado conocer. Si no ocurrió - o no a ocurrido, aún - es porque
muchos ya han fallecido; y, otros, dadas las distancias, y las circunstancias.
Entre otros, y para el caso, hay algunos que mencionaré en el curso de estos
artículos (William Somerset Maughan, Jiddu Krishnamurti, etc.). Más, para
empezar, mencionaré a uno de ellos (que sí conocí), actor mexicano - de cine,
teatro y televisión - del que se van a cumplir (el próximo día 11 de noviembre)
31 años de que vino a Coatzacoalcos, a dar una serie de pláticas (no quiero
llamarle, pomposamente, "Conferencias").
La primera de ellas la llevó
a cabo en el Ateneo, patrocinado por Pemex (donde estudiaba literatura, con
algunos amigos), y el tema, casi en su totalidad, fue acerca del desarrollo del
teatro, desde sus orígenes, en Grecia, siguiendo, con Roma, pasando por
"la" Inglaterra, y "la" Francia, de Shakespeare, y de
Moliere; haciendo mención de los cómicos de la legua (Arlequín, Pantalón,
Colombina, Scharamouche, Pierrot...¡oh, aquella canción, que oía en mi
infancia: "Una noche triste estaba Pierrot, cantando a la luna sus quejas
de amor, todas las estrellas lloraba con él, por la Colombina que fué tan infiel,
Y yo que escuchaba su triste canción, le dije "tu pena...es mi pena de
amor...somos compañeros del mismo dolor...por la Colombina que nos
traicionó"...jíjole, que ya ha llovido!); ¡en fin!, habló de los
"bululús", y otros tipos de espectáculos para llegar, finalmente, al
teatro contemporáneo.
El actor a quien me refiero
es SERGIO BUSTAMANTE, con una muy larga trayectoria. Recordemos algunas de las
obras en las que ha trabajado: "Los Miserables" (en teatro y cine);
"Cenizas y Diamantes" en televisión, "El Tejedor de
Milagros", en la pantalla "grande". Señaló que un actor, sin
importar cuánta experiencia tenga, siempre sentirá nervios antes de salir al
escenario; y lo que tiene que hacer es a canalizar esa energía, para dar lo
mejor de sí. Explicó, también, que para ser un "verdadero actor", no
es suficiente con aprenderse el guión (libreto, argumento) de una obra, sino
que, aparte, tiene que adquirir cultura familiarizándose, principalmente, con
la literatura universal.
Al dar comienzo la tercera,
y última, de esas conferencias (sostenida, esta vez, en la Sala de Cabildos),
parecía que su plática iría por el mismo camino que la anterior, en la que dijo
que "un actor tiene que someterse a muy duras disciplinas". Con ello
dio un giro completo a su charla, y mencionó que - en cierta ocasión - viajó a
la India, poniéndose bajo el cuidado de un "gurú" -comenzando a
hablar de cosas como "el misticismo
y la levitación", los cuales sentí que ‘me tocaban de cerca‘. De ahí en
adelante, su exposición versó sobre aspectos relacionados con el esoterismo,
conocimiento con el cual empezaba yo, apenas, a relacionarme. Entre ellos
mencionó ‘algo’ de lo que yo ya había encontrado en algunos de los libros de
Carlos Castañeda y de Krishnamurti.
Al dar lugar, Sergio, de que los
asistentes pudiéramos llevar a cabo una ‘ronda’ de preguntas, a fin de
interrelacionarnos con él, en mi oportunidad, sin ningún ‘empacho’, le lancé
las preguntas que ya tenía preparadas. Permítanme recordar (lo más posible)
parte del diálogo que se desarrolló entre él y yo.
- “Sergio; ya que en su
disertación tocó esos temas, ¿qué piensa usted sobre eso de ‘detener el mundo’,
y de la ‘mutación inmediata’, de las que hablan Castañeda y Krishnamurti?”
- “Ambas cosas” – contestó – “son
bastante difíciles. Se pueden lograr, sí, siempre y cuando pongamos en ello
todo nuestro propósito, cuando se tenga la suficiente disposición para
alcanzarla”. En seguida dijo ‘algo’ relacionado con lo anterior, pero que me
pareció que provenían de las enseñanzas de Lao Tsé. “Sí; poner todo nuestro
propósito (recalcó), dentro de la idea del ‘hacer sin hacer’…”.
Verdaderamente, la
intercomunicación que tuve con Sergio me fue bastante útil; pues, además,
existió un ‘flujo’ constante de ‘esa’ energía, la cual permaneció en mí mucho
tiempo después que se había llevado la plática. Bien, pero, me preguntará usted
¿qué tienen que ver, con las pláticas de Sergio Bustamante, las ‘ideas’ que
propone Krishnamurti? y, ¿cuáles son "esas"? Primero que nada, debo
aceptar que esta es una de las tantas ‘digresiones’ en las cuales caigo (¡que
ni hace falta decirlo! ¿verdad?). Pero, créame, pienso muy seriamente en las
cosas "trascendentales", así que veamos una parte de la entrevista
que Krishnamurti le concedió, allá por 1964, al periodista francés, Carlos
Suares:
J.K.- “…hay que morir para el
tiempo, para los sistemas, para las palabras. Mientras exista en la conciencia
un conflicto, sea el que fuere, NO HAY MUTACIÓN. Mientras domine nuestros
pensamientos la autoridad de la Iglesia o del Estado NO HAY MUTACIÓN…Mientras
nuestra propia experiencia se erija en autoridad interior, NO HAY
MUTACIÓN…Mientras YO procure alcanzar altas virtudes de asceta; mientras YO
CREA en una revelación...NO HAY MUTACIÓN…Mientras haya un ESFUERZO en pos de
una MUTACIÓN, ¡NO HAY MUTACIÓN!...(y)…me veo obligado a agregar: ¡mientras haya
pensamiento, NO HAY MUTACIÓN!...Muera usted para la Duración, para el concepto
total del Tiempo. Para el PASADO, PRESENTE y para el FUTURO. Muera para los
sistemas; muera para los símbolos…”.
“Y, entonces”, preguntó Suares,
“¿qué es lo que queda, si no es la desesperanza, la angustia, el miedo de una
conciencia que ha perdido todo punto de apoyo, y hasta la noción de su propia
identidad?”.
J.K.- “Si un hombre me hiciera esa
pregunta de tal manera, yo le respondería que ÉL NO HA HECHO EL VIAJE; QUE HA
TENIDO MIEDO DE PASAR A LA OTRA ORILLA” (Usted, preguntaré, con todo respeto:
¿tendrá el valor para pasar "a la otra orilla?"). Con todos mis
respetos.