¡Caray!
Quién lo dijera. Como que la disciplina
y transparencia en el manejo de los dineros públicos no es acorde con el
espíritu de funcionarios de las Fuerzas Armadas.
Me
cuentan que, en diciembre pasado, amén de incumplir con la disposición de la
Secretaría de Hacienda de evitar subejercicios presupuestales, alguien del área
administrativa o de la Oficialía Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional
hizo un negociazo con el cobro del moche o diezmo a proveedores, a quienes además
engañó cuando les garantizó no habría problema si no cumplían a tiempo los
contratos que les entregaron prácticamente al cierre del año fiscal.
Porque,
de acuerdo con fuentes consultadas en esos ámbitos, en la Sedena se ejerció
tarde el presupuesto y alguien tuvo la genial idea de hacer negocio al final
del año mediante un acuerdo, de esos en los que nadie se puede negar, con los
proveedores para garantizarles que no habría problema alguno con los tiempos de
entrega de los suministros varios que lo mismo van desde los medicamentos y
hasta artículos de oficina, papel de baño y equipos electrónicos. Pero tenían
que entrarle con el moche disfrazado de descuento.
Así,
a partir de la segunda quincena de noviembre de 2014 se entregaron contratos
--a finales de diciembre seguían entregándose—; funcionarios administrativos de
la Secretaría de la Defensa Nacional fueron advertidos por los proveedores de
que no se iba a poder cumplir con las fechas de entrega. Los tiempos estaban
acotados.
En
respuesta, en la Sedena les dijeron que no se preocuparan. A la hora de la
verdad, han comenzado a aplicarles multas por incumplimiento de contrato. Lo
peor es que tienen que pagarlas por adelantado para poder cobrar sus facturas.
Bueno,
bueno, en el área administrativa alguien engañó formal y oficialmente a los
proveedores, engatusándolos con el viejo cuento de “ustedes no se preocupen, no
hay problema…”
Hoy,
enfrentan las consecuencias de haber creído en la palabra de los militares que
manejan las finanzas de la Sedena. Y tienen un doble problema: pagar las multas
por incumplimiento (no atribuible a ellos) de contrato que la Sedena pretende
cancelar para no pagarles. ¿Y el moche pagado? Lo caído, caído.
Y
es que, una vez que se entregaron los contratos, los proveedores fueron citados
en instalaciones de la Oficialía Mayor de la Sedena para negociar descuentos a
favor de… la Secretaría de la Defensa Nacional, que promediaban 10 por ciento.
Se diría que, qué bueno, un descuento implica bajar de precio un producto
adquirido con recursos públicos y para uso y/o servicio de servidores públicos,
en este caso para integrantes de las Fuerzas Armadas.
Pero
no. Cómo se iba a salir alguien de lo que dicta el librito en materia de
diezmo, moche o como quiera llamársele. Porque esa lana, los descuentos que
iban de los 400 y 500 mil pesos para arriba, dependiendo del monto del
contrato, se quedaron en la Sedena; mejor dicho para alguien o “alguienes” que
manejan el debe y el haber en la Defensa Nacional.
Si
multiplica usted esa cantidad por el número de proveedores, no cabe duda alguna
que en diciembre se hizo un negociazo con el diezmo en la Sedena.
¿Y
qué de los modestos regalos que deben recibir los funcionarios públicos, de
acuerdo con la disposición de la Secretaría de la Función Pública?
¿Tráfico
de influencias? ¿Agradecimiento? Por ejemplo, en esos días alguien en la Sedena
recibió de regalo, de parte de una aerolínea ejecutiva, un delicado trabajo de
un yate a escala cubierto por una vitrina de aproximadamente un metro de largo
por un metro de ancho. ¿Quién fue el agraciado? ¿Sería de esos taxis aéreos del
Grupo Higa? Vaya usted a saber, pero qué tal si la Auditoría Superior de la
Federación o la Secretaría de la Función Pública, Transparencia Mexicana y
quizá la OCDE investigan qué ocurre en la Sedena, donde el cobro del diezmo es
una práctica sumada a la ausencia de disciplina en el manejo del presupuesto.
¿Aceptarán una auditoría?
Además,
¿por qué el maltrato a los proveedores nacionales frente al trato preferencial
a proveedores extranjeros que tienen tiempo de gracia para entregar trabajos?
Bien
harían en la Sedena en seguir la pauta del gobierno Federal en el proyecto del
Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, a cargo de la SCT. Se
garantiza que esta obra multimillonaria será un modelo a seguir respecto de la
forma transparente y clara en que deben ejercerse los recursos para los grandes
proyectos de infraestructura en el país.
Ya
le había adelantado en este espacio que se ofrecería una conferencia de prensa
para dar detalles de ese esquema de
integralidad en la contratación de obra pública, por el cual la sociedad tendrá a su alcance dispositivos
para conocer en todo momento el avance de las obras y cómo y en qué se invierte
el dinero para ejecutarlas.
La
conferencia la dictaron el vocero de la Presidencia de la República, Eduardo
Sánchez; la subsecretaria de Transporte, Yuriria Mascott Pérez; el encargado de
despacho de la Secretaría de la Función Pública, Julián Olivas; y el director
General del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, Manuel Ángel Núnez
Soto. Pero, bueno, ¿quién hizo el negociazo decembrino en la Sedena? Digo.
MIÉRCOLES.
Ya que hablamos de los rumbos de la SCT, el secretario de Comunicaciones y
Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, acompañó el lunes último al presidente Peña
Nieto a Tultilán, Estado de México, al acto en el que se puso en operación la
Línea 2 del Mexibús, que permitirá mejorar la calidad de vida de la población
local y elevar la competitividad de esta zona del estado.
El
sistema de transporte beneficiará diariamente a 150 mil usuarios que ahorrarán
tiempo: el recorrido se reduce de 1.5 horas a 55 minutos y evitará la emisión
de 30 mil toneladas de bióxido de carbono al año al medio ambiente. La Línea
cuenta con 22.4 kilómetros de extensión y 42 estaciones, lo que la convierte en
la más larga del sistema al conectar Tultitlán, Ecatepec, Coacalco y Cuautitlán
Izcalli. Estará integrada por 62 unidades de diésel que cumplen con la Norma
Oficial Mexicana NOM-15, amigable con el medio ambiente y que, dependiendo del
modelo, pueden transportar entre 100 y 160 pasajeros cada una. Con esta nueva ruta, el Mexibús se extiende a
un total de 70.4 kilómetros de recorridos por distintos municipios. ¿Qué le
parece? Conste.
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