(CODICS).- Debido a que en el país los
alimentos se han encarecido en más de un 35 por ciento en 2016, la inflación se
ubica en 3.29 por ciento y el salario mínimo apenas llega a los 80 pesos, la
Universidad Autónoma Chapingo instala huertos familiares con hasta 16 especies
de hortalizas y verduras en comunidades pobres del Estado de México para el
auto consumo y propone al Gobierno Federal y al de la Ciudad de México
aplicarlo en las delegaciones políticas de mayor marginación ya sea rurales o
urbanas.
Está Universidad, a través
del Programa de Especial de Extensión y Vinculación 2016, que promueve su
Rector, Sergio Barrales Domínguez, tiene instalados más de un centenar de
huertos orgánicos en los municipios de Texcoco de Mora y San Salvador Atenco en
localidades de alta y muy alta marginación lo que implica un ahorro de hasta el
30 por ciento en el gasto de la canasta básica y la cual se ubica en más de 4 mil pesos mensuales.
Por lo anterior y debido a
que en la Ciudad de México existen 88 mil hectáreas de suelo rural en las
delegaciones Iztapalapa, Xochimilco, Milpa Alta, Tláhuac, y Tlalpan, de las cuales el 30 por ciento son predios abandonados
que se utilizan como basureros, es recomendable instalar estos huertos
familiares como política pública ya que por cada 1.8 kilos de hortaliza se
consumen 2.44 kilos de CO 2, señaló, Pedro Ponce Javana, Subdirector de
Servicio y Extensión de la UACH.
Es decir que, agregó,
con 18 toneladas que se cosechen de
hortaliza se secuestran 24.4 toneladas de CO2 y la Universidad Autónoma
Chapingo tiene la capacidad para "producir hortalizas como se hizo en 2008
y 2009 en algunas delegaciones, solo requiere de la responsabilidad tripartita
(gente, gobiernos e instituciones) ya que ésta demostrado que está política de
vinculación bien puede convertirse en política pública”.
Por lo anterior,
académicos, investigadores y estudiantes de servicio social de la UACH junto
con beneficiarios de este proyecto, aseguraron que la posibilidad de replicar
los huertos en zonas rurales y urbanas es viable ante la demanda nacional y
mundial de alimentos pues hasta la misma FAO nos indica que la agricultura no
solo debe ser materia prima para el mercado o la industria, también debe
impulsarse la multifuncionalidad de está.
Es decir, indicó Aurelio
Bastida Tapia, investigador y Coordinador de este Proyecto de la Universidad,
no se debe olvidar que la agricultura juega un rol social en la ocupación, en
el empleo, en la economía, en la cultura, por ello los huertos familiares orgánicos que promueven más de 18 estudiantes
de Servicio Social de las áreas de Fitotecnia, Agroindustria y Parasitología de
la UACH, busca a corto plazo la instalación de huertos escolares en el estado
de México.
Explicó que una vez
capacitada la familia, se programan las hortalizas que consumen de tal manera
que siempre estén cultivando y cosechando, por lo que únicamente se busca
espacio y agua para favorecer los huertos en diferentes condiciones climáticas
y diversas superficies como azoteas, pisos, tierra o cartón.
“Lo que necesitamos en el
campo y en la ciudades es que la cultura de la siembra de hortalizas orgánicas
se expanda para ayudar a la alimentación sana”, aseguró.
Por su parte Itzel Vanessa
Bastida Cañada, Coordinadora Operativa del Proyecto de Huertos Familiares para
personas de bajos recursos en el estado de México, detalló que el objetivo
central es que las familias produzcan sus alimentos en las cercanías de su casa
y así disminuya los costos que les representa el comprar cualquier tipo de
hortaliza.
Dijo que con un huerto de
diez metros cuadrados es suficiente para alimentar a una familia de cuatro
integrantes como lo recomienda la FAO por lo que en un huerto de esta
naturaleza “podemos sembrar hortalizas, fresas
y plantas aromáticas. En las que nosotros estamos trabajando, empezamos
con 16 especies: Lechuga, Brócoli, Jitomate, Cebolla, Cilantro, Zanahoria,
Chile, Acelga, entre otras pues se trabaja por periodo otoño-invierno y
primavera-verano”.
Para María Antonia
González Flores, beneficiaria de los Huertos Familiares en el municipio de San
Salvador Atenco, estado de México, esta actividad no solo le redujo el gasto en
la canasta básica, sino que ahora cuenta con una actividad productiva y le ha
permitido trabajar en colectividad.-oo0oo