Que la dirigente nacional del PRD Alejandra Barrales Magdaleno venga a Guerrero a decir que la violencia ha empeorado por el fallido modelo económico y político apenas a un año de que su partido dejó de gobernar este estado, no tiene precio.
Al parecer los gobiernos
perredistas de Zeferino Torreblanca, Ángel Aguirre Rivero y Rogelio Ortega
Martínez, nunca supieron eso de que había que atacar las causas de la
violencia, como ahora pregona su dirigente nacional.
No obstante que coincido
en el planteamiento, el país está en un punto en el que no se puede acuartelar
a los soldados para apostarle todo a la estrategia de reducción de daños,
pienso que debe ir a la par de una serie de acciones, no solamente las que
Barrales menciona, como sería el Mando Único que el PRD se ha encargado de
entorpecer con propuestas alternativas de mero lucimiento mediático como el
Mando Mixto, que tampoco se concretan.
Entiendo la declaración
del general secretario de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos Zepeda, la
semana pasada, como un llamado a las fuerzas políticas para que se pongan de
acuerdo y se avance en estos temas que están en la congeladora legislativa.
La situación de violencia
no se va a solucionar con disparos verbales hacia los gobernadores o los
alcaldes como lo hizo de manera inmediata la secretaria general del PRD,
Beatriz Mojica Morga. No es respirando por la herida electoral como se aporta a
la solución de un problema tan complejo como es el de la violencia y la
seguridad pública.
Tratar de sacar raja política
de este tipo de coyunturas envilece a la política y convierte a los actores de
la misma en sanguijuelas sedientas por alimentarse de las desgracias de la
sociedad, que en solucionadores de problemas en beneficio de ésta.
El Ejército y la Armada,
es cierto, no deberían estar en las calles; pero lo cierto es que México los
necesita a cargo de la seguridad de los ciudadanos ante el colapso de su
sistema policial y de justicia.
Lo que los partidos
políticos deben hacer si realmente quieren aportar a la solución de este grave
flagelo, es un gran acuerdo nacional que permita a la nación avanzar en la
depuración, reconstrucción y certificación de nuevos cuerpos policíacos que
operen bajo el esquema de Mando Mixto o Único, según lleguen a una
coincidencia.
También se debe avanzar en
una reestructuración del sistema penal y del propio sistema de justicia, a la
par de tomar en serio la exploración de medidas como la legalización de algunas
drogas como la marihuana y la amapola.
En México hay decisiones
que no pueden atrasarse más, ni extraviarse en discursos contestatarios en
busca del aplauso o las venganzas políticas.
La situación apremia. Los
mexicanos no queremos ni más violencia ni más discursos. Queremos soluciones.