MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN |
Cuando
se habla de crisis en el Congreso de la Unión y se advierten escenarios graves
como dizque parálisis legislativa, se pensaría una ruptura de la armonía
partidista y distanciamientos insalvables que convierten a diputados y
senadores en enemigos irreconciliables.
¿Terminar a balazos una discusión en el pleno
cameral o en los pasillos del Senado? Nada. Esos tiempos ya se fueron. Porque
salvo algunas mentadas de madre y las urgencias para agarrarse a trompadas, o
las tomas de tribuna y las supuestas huelgas de hambre, nada grave ocurre
cuando se airean los diferendos legislativos.
Los legisladores, indudablemente, se han
vuelto extraordinariamente previsibles. Por eso, cuando perredistas, panistas y
emeceístas cumplieron su amago de evitar la instalación de la Mesa Directiva de
la Cámara de Diputados, alguien olvidó que la otra Cámara, la del Senado, había
iniciado el periodo de sesiones sin mayor problema que el pataleo de senadores
panistas afines a Ricardo Anaya.
Lo peor, es que diputados y senadores
olvidaron que, el año pasado, justo cuando se abrió un diferendo por la
designación de quien sería el primer Fiscal General de la República, el
presidente Enrique Peña Nieto envió una iniciativa de reforma que dejaba sin
efecto esa disposición de que, en automático el procurador General se
convirtiera en Fiscal General.
¿Olvido? No, en estos asuntos no hay olvidos,
a menos que Marko Cortés, Francisco Martínez Neri y Clemente
Castañeda Hoeflich, coordinadores de las diputaciones federales del PAN, el PRD
y Movimiento Ciudadano, sean unos bisoños en estos menesteres del trabajo
legislativo.
No haber recordado la existencia de esa
iniciativa presidencial es un pecado ñoño, pero más evidencia el factor de
presión con el que operó la trinca bajo aspiraciones personales de Ricardo
Anaya Cortés, presidente nacional del PAN, tanto que el tema del fiscal, el
objeto de la disputa con el PRI, lo destacaron Anaya, Alejandra Barrales
Magdaleno y Dante Delgado Rannauro, en la conferencia ofrecida cuando
entregaron, ante el Instituto Nacional Electoral, su petición de registro del
Frente Ciudadano por México.
Pero, bueno, el tema es que, al final del
día no hay ruptura ni enemistad entre los dirigentes diputados y senadores de
las principales fuerzas políticas representadas en el Congreso de la Unión,
porque ya verá usted cómo, desde este jueves, cuando finalmente acuerden la
instalación de la Mesa Directiva que preside el diputado yucateco priista Jorge
Carlos Ramírez Marín, las aguas se calmarán, pero nunca salieron de su cauce.
¿Enemigos priistas y panistas? Bueno, por
lo menos el operador número uno de la administración de Enrique Peña
Nieto, el que logró llevar a buen puerto
las reformas estructurales y luego fue enviado a la dirigencia nacional del
PRI, con la perversa idea de ofrecerlo como un perdedor, es decir, Manlio Fabio
Beltrones Rivera, mantiene el respeto de la oposición.
Por ejemplo, ayer en un acto de los 300
líderes mexicanos, Manlio fue saludado efusivamente por personajes afines a
Ricardo Anaya, como los diputados Marko Cortés y Federico Döring, panistas que
en días recientes encabezaron al bloque de legisladores que impidió la
instalación de la Mesa Directiva de la Cámara baja, con la exigencia de echar
abajo la pretensión oficial de ungir al procurador Raúl Cervantes en Fiscal
General de la República.
Por ello, es evidente la maniobra opositora
para presionar al gobierno de Enrique Peña Nieto, incluso de evidenciar
ausencia de respaldo del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong,
porque le pidieron intervenir y poner orden, con el PRI como actor primario, en
este conflicto que dizque amagaba con la parálisis legislativa.
Osorio Chong no cayó en la celada y les
respondió con argumentos previstos en la Ley Orgánica del Congreso de la Unión
y la propia Constitución General de la República, respecto de la división de
los Tres Poderes de la Federación.
El PRI recuperó esa iniciativa
presidencial que, desde el año pasado habría evitado el desaguisado y papelazo
en el Palacio Legislativo de San Lázaro y, quiérase que no, los senadores
priistas tendrán que meter mano y llevar a la discusión y aprobación a esa
propuesta del presidente Peña Nieto.
Pero, vaya, la situación se arreglará, sin
duda alguna, este jueves en San Lázaro, aunque ayer todavía los coordinadores
de las bancadas del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, dijeron que eran insuficientes
las declaraciones del presidente y los coordinadores parlamentarios del PRI, en
el sentido de que analizarán destrabar la propuesta presidencial para eliminar
el pase automático de la PGR a la Fiscalía General.
Es parte de esta opereta de segunda clase.
Los diputados, más los de oposición, son harto previsibles, anuncian cada uno
de sus pasos. ¿Opositores irreductibles? ¡Bah! Conste.
@msanchezlimon