Ernesto Rivera Rodriguez |
Horas antes de que el
alcalde de Acapulco de Juárez, Evodio Velázquez Aguirre, rinda su último
informe, porque este será su “último informe”, dado que pase lo que pase, está
previsto de acuerdo a elementos extraoficiales y desde adentro de los pasillos
de la presidencia municipal, que el alcalde perredista de Acapulco, pedirá
licencia para retirarse de su cargo.
Esta todo previsto para lo
que va a ser un Informe al mejor estilo de
la “megalomanía” priista, de la cual es muy dado el joven alcalde
acapulqueño, olvidado de los supuestos programas de “austeridad” que sólo fue
usado como propaganda, cuando ante su propio “debacle político” como alcalde,
hoy no tiene otro elemento, más que hacer uso de la demagogia y la retórica de
su propia “Adversidad”, aplaudido por la avalancha de oportunistas que habrán
de llenar el reciento del Teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Internacional
Convenciones, el cual como todo en este antes magnífico recinto, se está
cayendo a pedazos.
Evodio llega a este
Informe, seriamente cuestionado, alejado de los programas sociales que fueron
la punta de lanza de su campaña electoral, olvidado de la supuesta izquierda
perredista, muy cercana a Los Pinos, a el lujo y el derroche, con un visión
clasemediera y ramplona, no ha sido más que, recordando a Althusser, “en sus
acciones y hechos ha reproducido los aparatos ideológicos del sistema”
Sus recurrentes
diferencias con las autoridades y su socorrida huida a buscar apoyo de su
partido ha mostrado su conflictos no sólo con la autoridad, sino sus conflictos
internos con la “figura paterna”, enclavada en su imagen infantil, de la época
en que “amarraba navajas para los gallos”. Infancia es destino “.
De ahí su visión
reduccionista, donde confundió la táctica con la estrategia política, para
satisfacer su clientela política, su óptica miope de desarrollar programas, no
de beneficio social, sino de lucimiento
personal, como lo es sin duda, el pintar las fachadas de decenas de
edificios multifamiliares, como si esto fuera prioritario para la sociedad,
omitiendo desde el primer día su compromiso de resguardar la seguridad de la
ciudadanía, tan golpeada, sumida en la vorágine de la violencia imparable,
verdadera “adversidad” en la que Evodio ha sido omiso, buscando a diario a
quien echarle la culpa, desacreditando serias publicaciones del desastre social
que padece Acapulco, y la incertidumbre e inseguridad que vivimos los
acapulqueños. El Último Informe de Evodio nos dará la razón.