Vital para que el estudiante se realice y tenga plena convicción de la
importancia de su labor en la sociedad. Por consiguiente, en la universidad,
las personas aprenden a realizarse y finalmente se realizan, explotando sus
mejores habilidades de manera íntegra.
¿Hay lugar aún para la
filosofía en la Universidad? ¿En un mundo globalizado con continuos avances
científicos, tecnológicos e informáticos aún se busca con inquietud el saber y
el sentido de las cosas? ¿De qué manera la universidad influye en esa búsqueda
y qué papel cumple en el proceso enseñanza-aprendizaje?
En primer lugar, no se trata de buscar la utilidad de la filosofía para
las carreras profesionales, sino de rescatar su aporte para el perfil del
estudiante universitario como persona antes que como especialista o mero
técnico. Un profesional debe tener una visión filosófica, de lo contrario no
sabrá el sentido que tiene su carrera en la totalidad de las cosas y el
significado que ésta implica en un puesto social y de acción. El profesional
que se pregunta ¿Por qué soy médico, por qué soy ingeniero…y para qué soy
ingeniero? Lo hace justamente porque tiene espíritu filosófico. Algunos, claro.
Desde hace más de una década, las estructuras de los planes de estudios
han venido sufriendo transformaciones; pero más desmantelando materias
importantes que habrán de darle al profesionista un sentido crítico y
filosófico de su especialidad.
De importancia vital para la
formación de un estudiante, se requiere restituir materias tan esenciales como
civismo, lectura y redacción, lógica, ética y filosofía; pues ante ello la falta
de pensamiento crítico, es uno de los problemas observados que repercute en el
aprendizaje significativo de los educandos. Esto puede ocasionar otros
problemas de orden cognitivo y afectivo, como ser: La poca participación de los
estudiantes, la falta de análisis entre otros.
Las alianzas que se
requieren son de parte del gobierno con
los padres de familias. Coaliciones en
donde permee el interés sano de lograr un mejor educando que sea útil a la
sociedad. La acción docente necesita estar vinculada con la finalidad de la
educación, en correspondencia con el producto que se quiere obtener, al
establecer un modelo que conlleve al perfil del docente deseado, reflejando lo
óptimo del ser humano y acorde con las necesidades de la sociedad. A la par
poseer una base filosófica, amplia y bien estructurada, que le permita al docente
conformar su propia ideología.
Hay dispersión de estudiantes,
ante la nula creación de empleos, causado esto por el Tratado de Libre Comercio
que en sus partes precisa que las empresas extranjeras habrán de instalarse
precisamente como premisa de ese convenio, dándoles quehacer laboral a los “trabajadores
mexicanos”. Puestos que no se requiere de una carrera profesional, pues los empleos
otorgados son de tercer a quinto nivel.
Es muy conocido el caso del
maestro que le señala la luna al discípulo con el dedo y el discípulo en lugar
de ver la luna sólo puede ver el dedo. Es necesario restablecer la pedagogía en
la educación. Y el pronto retiro de dirigentes que se autonombran vitalicios,
pues ello ofende a los mexicanos bien nacidos, bien educados, bien instruidos,
cuando con esas actitudes autoritarias se miente en el quehacer de la
democracia. El magisterio debe ser asumido por los maestros más preparados, que
los hay; no por los gandallas.
¿Qué futuro le espera a los
egresados, cuyos padres de familia invierten demasiado dinero en la educación
de sus vástagos, para caer en las garras de la corrupción magisterial que como
la sarna tiene infectada a nuestras instituciones educativas?
No hay que quedarse viendo
al dedo, debemos objetivar más allá, dar el salto a la luna para contemplarla y
estudiarla.
consultor en administración,
comunicación y educación
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