martes, 25 de octubre de 2016

EPÍSTOLAS SURIANAS (Carta a Don Héctor) De Julio Ayala Carlos


ESTA VEZ FUERON seis muertos y otros tantos heridos. La pregunta es: cuántos más tienen que ocurrir para que el Gobierno federal tenga que intervenir en el enfrentamiento que mantienen la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) y el Frente Unido para la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG)? ¿Por qué nos e pone orden?

En efecto, este lunes fueron seis muertos y otros tantos heridos, producto de una emboscada de policías del FUSDEG, asentados en el corredor Petaquillas-El Ocotito, contra policías de la UPOEG, que buscan controlar el mismo corredor, el cual dominaban en un principio hasta que fueron desplazados por aquellos. En efecto, esta vez fueron seis, pero a lo largo de ese enfrentamiento que lleva al menos dos años, han ocurrido más muertes, tanto de un grupo como de otro.

Pero, cuál es el pleito entre el FUSDEG y la UPOEG, que ocasionó este lunes la muerte de seis comunitarios, y ha ocasionado otros tantos más a lo largo de los meses, si como todo mundo sabe, o eso creo, el FUSDEG se formó de un desprendimiento de la UPOEG, integrado para dar seguridad a diversos pueblos de la región, ante la incapacidad o negligencia de las autoridades para hacerle frente a la delincuencia?

¿Por qué ese encono entre quienes encabezan ambos grupos si antes eran uno mismo?¿Qué es lo que hay detrás de todo eso? ¿Y cómo es que los policías de ambos grupos armados, como bien dice el presidente municipal de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, pasaron de tener escopetas y rifles viejos de calibre 22, a AK-47, mejor conocidos como cuernos de chivo, favoritos de los delincuentes, así como los R-15, que también utiliza el crimen organizado, aunque también es el rifle reglamentario de los policías del estado?

La respuesta la conoce el propio Gobierno federal. Lo sabe y sin embargo parece no importarles lo que ocurra en el corredor que abarca hasta Xaltianguis, y sin embargo, al igual que lo que ocurría en Iguala antes de aquel 26 y 27 de septiembre del 2014, parece no darse cuenta de lo que allí ocurre.

Hay que decirlo. De ser un pleito por la seguridad de los pueblos, con rifles y escopetas viejas, el conflicto ha pasado a ser a una situación de poder por controlar a los pueblos a los que antes brindaban apoyo. Lo dicen bien claro el FUSDEG y la UPOEG: el enfrentamiento hoy es por el poder, por controlar el corredor Petaquillas-El Ocotito-Tierra Colorada-Xaltianguis, es decir, toda la carretera federal Chilpancingo-Acapulco, por donde, se afirma, transita la droga, que baja tanto de los pueblos de la Sierra, como la que procede de la Costa Chica y la que proviene de Quechultenango.

Es una cuestión por dominar el territorio y de poder, se dijo este lunes, y se dijo también que en las reuniones del Consejo de Seguridad Pública, en donde están representados los tres niveles de Gobierno, y en los que participa el Ejército y la PGR, se habla, aunque sin pruebas, de que en la lucha por dominar ese corredor, está el tráfico de drogas, lo que explicaría el tipo de armamento que utilizan ambos grupos, incluido chalecos antibalas y hasta granadas de fragmentación.

En consecuencia, por qué no actúa el Gobierno federal, vía PGR y Ejército, si por el hecho de portar armas de grueso calibre, constituye en sí un delito? ¿Por qué la Fiscalía general del estado hace caso omiso a las muertes de uno y otro grupo? ¿Por qué permanecen sin hacer nada?

¿Por qué esperar que haya más muertos entre estos grupos? ¿Es que acaso no son suficientes para que tomen cartas en el asunto? ¿Acaso esperan que ocurran hechos como los de Iguala, en donde además de ocurrir 6 muertes aquella noche del 26 de septiembre, desaparecieron 43 estudiantes la madruga del 27? ¿Quién no está haciendo su chamba, pues? ¿Por qué no actuar ahora, para evitar una desgracia mayor, y evitar también enlutar más al pueblo de Guerrero?

En consecuencia, ¿quién es tan perverso que no atiende este asunto, con el fin de que, de ocurrir una matanza, se afecte a un gobierno que hoy por hoy, está entregando resultados?  Urge pues, al menos un desarme como ya se ha propuesto, así como encuadrar esos grupos armados en el marco de la ley.

En fin. Ojalá y se atienda este asunto. Guerrero no está para más actos de violencia. Lo de Iguala, hay que decirlo, bien pudo evitarse, y en consecuencia, tomando esa dolorosa experiencia como ejemplo, ojalá y las autoridades federales tomen cartas en el asunto. La negligencia, la irresponsabilidad y el valemadrismo, tiene graves consecuencias.

Comentarios: julio651220@hotmail.com