viernes, 28 de octubre de 2016

UNAS PALABRAS APRESURADAS EN MEMORIA DE ASCENCIO VILLEGAS ARRIZÓN. POR GELA MANZANO.


GELA MANZANO AÑORVE

Con aprecio para su esposa Cecy y sus hijos.

Al Doctor Ascencio Villegas Arrizón lo recuerdo siempre con su sonrisa y sus ojos de hombre bueno, su hablar pausado y su escucha siempre paciente, de trato amable. Un ser humano excepcional, de esos que no se dan en maceta.
Pero, ¿Por qué hablar  sobre el Dr. Villegas a cuatro años de su muerte? Justo en estos tiempos de descredito político, de violencia exacerbada, de crisis de valores, de inseguridad extrema ¿En tiempo donde la vida no vale nada y no encontramos  un lugar seguro que nos garantice estar a salvo?

Justo en estos tiempos violentos  cuando  los asesinados, descabezados, descuartizados, levantados, desollados, mujeres violadas y tiradas en basureros, y crónicas de balaceras en colonias populares  y plaza públicas de país llenan las paginas rojas de los medios de comunicación mientras  los políticos se enriquecen desmesuradamente ante los ojos lánguidos un pueblo empobrecido y violentado.

Ahora cuando la realidad ha superado el asombro de la ficción, cuando la impotencia nos convierte en sonámbulos  sometidos y dóciles.

Ahora justo  es valido hablar de las excepciones, de  seres humanos de luz  que de alguna u otra manera nos han mostrado que se puede gobernar con  humildad, con congruencia, con  austeridad, con prudencia,  con convicción y con un alto sentido de responsabilidad social.

Hablar de un universitario adelantado a su tiempo, feminista  por convicción y un gran aliado del movimiento de mujeres sobre todo en una sociedad exacerbadamente machista y misógina.

Un investigador interesado en temas aparentemente  triviales, pero por ser  tema tabú lo escondemos debajo de la alfombra fría  de la impunidad, como es el caso de la corrupción y el acoso sexual en los centros educativos y laborales.

Un investigador de primer nivel con publicaciones internacionales, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, con una larga trayectoria académica y un reconocimiento de sus pares. Hombre sensible y culto,  amante del arte y la cultura en particular del teatro y la poseía. Fundador del Museo José Juárez.

Hablar con los hechos, como lo hizo Ascencio, es vislumbrar esperanza y coraje en estos tiempos cuando la vida no vale nada, es reforzar la convicción que no todo está perdido y que solamente nosotros y nadie más que nosotros, los de a pie, la gente como tu y yo podemos decir basta.

Hasta siempre Ascencio Villegas Arrizón.