Después
de dos sexenios en la silla presidencial, llega el momento en que los mexicanos
evaluaremos si el PAN debe o no continuar en el poder. ¿Tiene altas
probabilidades el partido blanquiazul de permanecer otro sexenio más?
Analicemos el escenario.
No
es lo mismo ser el principal partido de oposición a ser un partido gobernante. El
común denominador de los fundadores panistas era el rechazo al régimen político
emprendido por el estado. De antemano, estaban conscientes que su lucha no iba
a obtener resultados electorales inmediatos, pero sí una representación a largo
plazo que permitiera la apertura del sistema mediante el sufragio efectivo. A
partir de una serie de reformas y de pactos, en 1989 el PAN logra por primera
vez en la historia un triunfo electoral en el estado de Baja California, el
cual dio lugar a triunfos venideros: el trascendental, el de Vicente Fox como
Presidente de la República en el año 2000.
Si
bien es cierto, la alternancia generó altas expectativas en su momento, pero
los males del país no terminarían sólo con expulsar al PRI de Los Pinos; la
alternancia trajo consigo nuevos problemas y una nueva forma de dinamismo
político. Tras doce años de gobierno, el panorama electoral para el PAN no es
nada favorable. Lo que en su momento fueron bastiones del panismo, ahora son
municipios e incluso estados, “recuperados” por el PRI (de las 15 entidades con
elecciones en el 2010, el PRI y sus aliados lograron la mayor cantidad de
votos, el PAN compitió sin alianza con el PRD en 7 elecciones de gobernador,
las 7 pierde); estas cuestionadas alianzas PAN – PRD como supervivencia
electoral ha generado la pérdida de más electores panistas. Aunado a esto,
encontramos a un gobierno federal señalado por organismos internacionales a
partir de una lucha contra el crimen organizado, que errónea o no, ha generado
la más sangrienta batalla del México contemporáneo.
Hoy
en día, hay un partido distante de lo que proclamaban sus fundadores. Ya no es
la lucha por culminar la alternancia; sino la lucha electoral, de posicionar a
regidores, alcaldes, gobernadores, diputados y senadores para ejercer el
control del presupuesto; esto ha
ocasionado que el ciudadano se perciba fuera del centro del ejercicio político.
La vinculación social más cercana se da desde los gobiernos locales, si ésta no
se ejerce con la formación de cuadros y con una organización de ciudadanía
eficiente, el resultado será el voto de castigo, efecto que el PAN ha tenido en
varios municipios y en algunos estados.
De
cara a las próximas elecciones presidenciales del 1 de Julio, la agonía al
interior del partido ha traspasado a una equivocada estrategia de la campaña
presidencial, donde se han mostrado más las debilidades que las fortalezas de
la candidata, así lo reflejan las encuestas. Ante este complicado escenario,
hay altas probabilidades de que el PAN vuelva a ser oposición; tal vez una
oposición más crítica y madura tras experimentar el ejercicio del poder político.
Llegó la hora del juicio ciudadano al PAN, definitivamente los resultados de
las elecciones le van a traer altos costos, como la pérdida de la Presidencia
de la República y un menor nivel de representación en el Legislativo. Al PAN se
le fue su oportunidad histórica. ¿Y usted le dará su voto de confianza por
otros 6 años?
Twitter: IraGuzman