Hace unos días leíamos indignados que en Marruecos una niña de 16 años era obligada a casarse con su violador, o más bien, que su propia familia la obligó para evitar la vergüenza social y no verse obligados a repudiarla. El día que la violaron la menor tan sólo tenia 14 años.
Ahora, demasiado tarde para Amila, toda la sociedad se muestra frustada por no haber podido evitar que la joven decidiera poner fin a su humillación suicidándose.
Desgraciadamente, como ocurre casi siempre, la sociedad actúa muy tarde, demasiado tarde y sólo ante la muerte. ¿Qué pasa? Acaso no sabía que el código penal en Marruecos no castiga al violador si acepta casarse con la víctima.
Este final era evitable, pero ocurre lo mismo que en España con la violencia de género, tan solo reaccionamos ante la cifra de víctimas y la sociedad no es capaz de actuar preventivamente.
Pero nosotros nos preguntamos... ¿Cuántas Amina habrá aún en Marruecos?
