martes, 3 de diciembre de 2013

AL RESCATE DE LA MIEL Y LAS ABEJAS Por Patricia Grogg

La Habana.
- A sus 70 años,  Gelania Tomasa  Cabrera  aspira a lograr diez toneladas  de miel de abeja. "Quiero cumplir  un objetivo en mi vida", dice.  Sobre pequeños, pero tenaces,  productores y  productoras como ella descansa la apicultura en Cuba.
El pasado año la nación caribeña produjo 6.822 toneladas de miel de abeja. Al cierre de 2013 se espera obtener al menos 6.950 toneladas. Un programa de desarrollo a más largo plazo persigue llegar al record histórico de 10.212 toneladas, alcanzado en fecha tan lejana como 1983.
De acuerdo con Daniel Emilio Borges Hidalgo, director técnico y de desarrollo de la Empresa Apícola Cubana, en ese entonces el país disponía de grandes recursos, camiones, más de 4.000 metros cúbicos de madera, y un total de 200.000 colmenas.
Cabrera, de la Cooperativa de Créditos y Servicios Románico Cordero, del municipio de Florida, en la oriental provincia de Camaguey, empezó con “un puñadito de abejas”.  Cuando ella y su esposo tuvieron 20 colmenas, hicieron un contrato para la entrega de miel. Hoy tienen cien colmenas y al concluir 2012 la mujer recolectó  6,20 toneladas de miel, 72 kilogramos de cera y 7,2 de propóleos.
En 2014,  cuando se conmemoran 250 años de la introducción de las abejas en este país,  a partir del regreso desde la Florida de los colonos que escaparon de La Habana durante la toma de la ciudad por los ingleses en 1763, Cuba aspira llegar a 7.800 toneladas de miel, extraída de 172.000 colmenas.
“Por mi edad, la gente me  dice que es mejor regresar al pueblo, pero no, permaneceré en el campo mientras tenga fuerzas. Quiero cumplir un objetivo en mi vida, crecer en mi plan de miel y en lugar de seis toneladas, entregar más de 10. Seguiré  hasta que lo consiga”, sostiene Cabrera.
Para incrementar el acopio de miel, esta cooperativista espera trasladar las colmenas a la costa, donde está el mangle. “Quiero demostrar que la mujer es capaz también de ir a las costas. Si soy capaz de castrar las colmenas en la casa, cómo no lo voy a poder hacer en el mangle. Cuando logre eso me voy a sentir una mujer totalmente realizada”, dice.
La miel se extrae a los 12 o 15 días de depositado el néctar. Una vez completo el panal y la miel procesada por las abejas,  está en su punto óptimo para extraerla.
El estimado de la calidad se hace por la humedad y la pureza. “Se mide la humedad, si es superior al 19 por ciento, esa miel vale menos. Yo trato que la mía salga buena”, sostiene Cabrera.
Según Borges, incrementar la producción requiere contar con la madera necesaria y que los 2.269 apicultores, distribuidos en cooperativas, unidades estatales  y productores no asociados, tengan el equipamiento necesario que posibiliten el incremento productivo.
Hace dos años, como parte del programa de desarrollo, el precio de la miel se incrementó de 1.600 pesos a 17.400 pesos por tonelada. Sin embargo, no es la retribución monetaria lo que mueve a Cabrera, quien hace gala de una vitalidad increíble a sus 70 años.
“El de las abejas es un reino maravilloso. Hay que verlas trabajar, cierran las hendijas con propóleos, una resina, porque no les gusta que las vean trabajar y saben que la colmena debe tener de 30 a 36 grados de temperatura para mantener el calor para las crías y la miel. Solo lamento no tener 20 años menos para dedicarles más tiempo”.
“La mejor miel del mundo es la de Cuba, ese es uno de los privilegios que tenemos los cubanos. Para ello debemos velar por que no tenga residuos de antibióticos y sea totalmente pura. Los médicos veterinarios nos visitan preocupados por la salud de las colmenas. Las enfermedades se evitan con buen manejo y limpieza en el apiario”, comenta.
Otro requisito importante es el cambio de la reina. Cuando el apicultor ve que la reina tiene una postura deficiente, pone salteado o la producción de abejas es débil, se la sacrifica y se sustituye. Para ello en el país existen 66 criaderos y las proyecciones son llegar a 70.
“En la apicultura también debe trabajarse la genética, introduciendo reinas del criadero, que pesen más de 230 gramos, pues “una buena postura da muchas obreras, buena cosecha y  miel de calidad. Una buena colmena da al año entre 50 y 60 kilogramos”, asevera esta productora de miel.
Cuando Cuba aumentó el precio que paga a los productores, subió también el de las reinas, que ahora se cotizan a 85 pesos. “Algunos no se han dado cuenta de su  importancia, aun si esta exigencia los ayuda a tener una producción superior”, dijo a la prensa el director técnico y de desarrollo de la Empresa Apícola Cubana.
En los dos últimos años el país ha renovado gran parte de las infraestructura productiva de los apicultores, tanto equipamiento como instalaciones especializadas para la castra de los panales con miel extraídos de las colmenas, que deben ser procesados en las mejores condiciones de higiene, como especifican las normas y requisitos internacionales.
Cuba espera una visita de la Unión Europea que certifique la calidad de su miel para su exportación. Este dulce se exporta a diferentes países de Europa en cantidades que oscilan en alrededor de 5.000 toneladas anuales. El país obtiene unos 15 millones de euros por la comercialización de este producto en el exterior.
También ha exportado pequeños volúmenes de propóleos en ensayos de exportación como un nuevo producto de gran valor agregado.
En octubre pasado, los laboratorios de control de la calidad del Centro de Investigaciones Avícolas (CIAP), fueron certificados por  el Órgano Nacional de la República de Cuba (ONARC), lo que permite brindar un servicio de mayor confiabilidad, garantía y prestigio para las exportaciones.
El programa de desarrollo de la apicultura incluye la renovación de las tecnologías industriales para el procesamiento de la miel, aspecto que también marcha según lo planificado para asegurar la calidad de ese producto.
De acuerdo con Adolfo M. Pérez Piñeiro, director general del CIAPI, desde hace años Cuba tiene certificadas un grupo de áreas para la producción de miel ecológica, en las montañas orientales de las provincias de Guantánamo, Santiago de Cuba, Granma y Holguín.

Según estudios internacionales, las abejas están desapareciendo y aun no se conocen las causas. En Estados Unidos unas 600.000 colmenas se han visto afectadas y las pérdidas son millonarias. La ciencia estudia factores como el uso de pesticidas, la pérdida proteínica del polen debido al cambio climático y, la acumulación de sustancias tóxicas en las colmenas, dijo la investigadora Dunia Cintra, durante un  evento de agricultura urbana, celebrado en La Habana. (2013)