La verdad es que lo veníamos
sospechando. El sexo —practicarlo, se entiende— estimula la inteligencia. Y es
que con el sexo ocurre algo parecido como con el jamón ibérico —el de la pata
negra—: que combina bien con todo y siempre sabe bien.
Así que, ya sabe, añada a la
lista de ejercicios mentales, como practicar crucigramas, hacer sudokus o
cuentas, para estimular nuestra mente y prevenir el Mal de Alzhéimer, este
ejercicio… palabra de científico. Aunque no vale cualquiera; las relaciones
sexuales tienen que resultar placenteras. Esta es la receta que recomiendan un
grupo de investigadores norteamericanos, quienes han precisado que tras el
orgasmo o clímax, ese aumento del flujo sanguíneo que se produce en el cerebro
tiene unos efectos más que beneficiosos en la oxigenación de sus células y en
el nivel de nutrientes.
Nada nuevo bajo el Sol.
Desde hace décadas, un grupo numeroso de estudios viene desglosando todas las
acciones beneficiosas que conlleva la práctica del sexo para la salud de los
humanos: de bajar la tensión a disminuir nuestros niveles de estrés, pasando
por mejorar el funcionamiento del sistema inmune. Unos logros al alcance de una
buena sesión de cama. Eso sin contar con la mejora que supone para el sistema
cardiorrespiratorio gracias a que estamos ante un ejercicio aeróbico excelente,
que nos permite mantenernos de manera más flexible y alivia los dolores
articulares.
Sigamos glosando sus
virtudes… Si sexo es igual a córpore sano, no lo es menos a lo de mens sana, ya
que aumenta nuestra autoestima —la atracción o sentirnos atraídos por alguien
no deja de ser una forma de hedonismo— y hace que te sientas más optimista y
osado —cosas de las endorfinas—.
Y suma y sigue… Su práctica
—a los varones— ayuda a prevenir el cáncer de próstata. Según recomendaciones
provenientes del continente australiano, cuantas más eyaculaciones se tengan
entre los 20 y los 50 años, menores probabilidades habrá de contraer este tipo
de cáncer (parece que tiene que ver con que el semen pudiera tener un efecto
cancerígeno sobre las células que recubren los conductos prostáticos si no se
elimina de forma regular gracias a las eyaculaciones).
Y como no se trata de
abrumar con datos y más datos —parece claro que cuando un científico no sabe
qué investigar se entretiene con el sexo—, sino más bien animarles a la
consecución de un estado saludable, que cada cual se quede con la argumentación
que más le convenza.
Eso sí, desde aquí, una
recomendación: sea de los que prefiere los contactos esporádicos o de los que
disfruta del sexo con la misma compañía, hágalo siempre de forma segura…. que
nadie está a salvo de contagios. Buen provecho.