MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN |
El sábado último, en los congresos estatales la minuta de reformas a la Carta Magna en materia energética caminaba sobre rieles, en busca del aval mayoritario para sus efectos constitucionales. Había, entonces, elementos de sobra para celebrar en el alto mando político nacional, es decir, en la Presidencia de la República y de la mano de quienes integraron a su maquinaria que arrolló a lo que queda de eso que se autodenomina izquierda.
No se requiere ser erudito en estos menesteres de procedimiento legislativo y gubernamental. La mayoría del Constituyente Permanente está integrada por el PRI y el PAN y completada en votos por el PVEM y Nueva Alianza. Los gobiernos estatales, por su lado, no tienen rubor alguno en manifestar abiertamente el control que tienen sobre los diputados locales panistas y priistas que por sí solos, en bloque, aprueban lo que les venga en gana.
¿Alguien pensó en algún momento que las reformas impulsadas por la administración de Enrique Peña Nieto fracasarían? Todo fue un juego de negociaciones, acuerdos, toma y daca, veleidades, supuestos distanciamientos y hasta mentadas de madre. Aquí no pasa nada.
¿Se entregará al capital privado externo e interno la riqueza petrolera mexicana? Solo quienes no lo quieren ver e incluso invocan un dizque patriotismo revolucionario y se santiguan ante la imagen del general Lázaro Cárdenas del Río, deben estar enterados de que la industria petrolera y eléctrica mexicanas tienen un alto ingrediente de intervención extranjera y de capital privado, es decir, prácticamente han operado como sociedades anónimas con aplicación de precios y tarifas de libre albedrío.
Porque las tarifas que usted y yo pagamos por el servicio eléctrico, incluso aquel que se proporciona en la vía pública, y los precios de los combustibles, no los fijan los diputados federales ni los senadores, como falsamente lo señalan estos dizque izquierdistas que se niegan a cualquier diálogo, y no discusión, respecto de sus argumentos y de los que no piensan como ellos.
Por cierto, insisto: ¿Dónde está Andrés Manuel López Obrador? ¿Realmente se infartó o se “infartó”, como aquellos funcionarios públicos que renuncian al cargo por “motivos de salud” o “motivos personales”, cuando en realidad fueron corridos por corruptos o merced a un arreglo político?
¿Alguien conoce de un parte médico formal y firmado por los médicos que lo intervinieron quirúrgicamente? En este México nuestro la suspicacia es la madre de la realidad política. Porque, en esto de los acuerdos políticos bajo cuerda, muy a la mexicana, no se salva ni el más santo de los varones. ¿Negocio Andrés Manuel? Porque los ancianos y esos grupos militantes de MORENA que “aterrorizaron” a legisladores, policías federales y periodistas para evitar que ingresaran a los recintos legislativos, huele a pelea arreglada.
Igual tiene ese aroma la movilización encabezada por el secretario general del CEN del PRD, Alejandro “Sombrita” Sánchez Camacho que, al frente de medio centenar de legisladores, perredistas afines al Peje, emeceísta y petistas, tomaron el salón de plenos del Palacio Legislativo de San Lázaro, dizque para evitar que se consumara la traición a la patria.
¡Ah!, pero se les ¿olvidó?, que existe el amplio auditorio del edificio E, donde se consumó la reforma energética. Luego montaron el show, se encueró un legislador perredista Antonio García Conejo y registraron más de 800 reservas que defendieron más de cien oradores. ¿Alguien apostó porque no prosperaría esta reforma, la más importante sin duda para el gobierno priista?
El cálculo se midió y el resultado fue el oteado desde las negociaciones de las Reformas Educativa y Laboral. Por eso, a la cita sabatina en Los Pinos, los únicos diputados federales que no asistieron –margen aparte de los perredistas, emeceístas y petistas, por obvias razones—fueron los panistas.
Haber ido a la cita en Los Pinos, para echarse unos wiskis o tequilas y degustar los cortes finos en la comida convocada por el presidente Enrique Peña Nieto, habría operado en contra de Gustavo Enrique Madero, quien quiere repetir en la presidencia del PAN pero como un supuesto opositor de verdad al gobierno priista y vender esa imagen de que le ha ido de poca madre porque posiciona a Acción Nacional como un partido responsable y que prácticamente cogobierna en México.
¿Perdió el PRD? No, no hay que equivocarse. Andrés Manuel ya será lo que fue; MORENA no mostró músculo porque el PRD se ausentó de las calles. Y Movimiento Ciudadano junto con el PT no ganan un concurso de popularidad. Los Chuchos no fueron a Los Pinos, pero tienen el control de eso que se llama izquierda y ésta no participó en la toma del salón de plenos camaral. La cita en Los Pinos, la del sábado, apenas fue consecuencia de otras citas en las que sí han participado los prohombres de la oposición y no precisamente panista. Conste.