ROGER HANLON tomó estas imágenes hace unos diez años, mientras realizaba un estudio en el Caribe. Llevaba una hora persiguiendo a este pulpo, cuando se arrinconó detrás de una roca y se camufló. Roger decidió poner la cámara en la cara de animal, por así decirlo, y esto hizo que el pulpo pasara de modo camuflaje a modo susto inesperado. Se tornó blanco de repente y lo cubrió de tinta.
Hanlon lo llama un momento “Eureka” que le haría comprender más sobre el camuflaje de los cefalópodos. Que, de hecho, es a lo que se dedica el hombre. Al estudio del calamar, el pulpo y la sepia, animales que son, sin duda, los maestros del camuflaje. Porque no conocemos, nos dice Hanlon, ningún otro animal que se acerque a la velocidad o la variedad de trucos para el camuflaje que tienen los cefalópodos.