El soporífero director del Centro Cultural Acapulco, Federico López de los Reyes, me hace recordar una frase contundente de un gran político ya finado, que decía: "para qué estar donde no te quieren". Federico lleva dos años en el puesto y como el espíritu santo, todos lo mencionan, pero nadie lo ve.
Dos largos años en esa posición y nada concreto ha realizado por promover a los hacedores de cultura. 24 largos meses donde como incubadora, solo ha calentado, el sillón. Nada a aportado a la sociedad que gusta y se recrea con los eventos culturales. Su nula labor solo ha permitido la guasa, la burla, la saña en contra de ese importante aparato de gobierno, que designa los alcances y desarrollo de lo que se debe hacer por abrir conciencias artísticas, conjuntar grupos teatrales o de músicos y, al menos, hacer patente de que existe un Centro de Cultura, que más bien parece un sitio de vendimia callejera.