El auto exilio de
Porfirio Díaz, marcó un hito en la historia de México. El Ipiranga fue la nave
que lo llevó a Paris con sus tesoros acumulados. Una vez consolidada la
revolución, quitando de enfrente a los estorbos como Obregón, Carranza, entre
muchos, Plutarco Elías Calles, Jefe Máximo de la revolución, fue expulsado del
país por Lázaro Cárdenas del Río. A partir de entonces, la regla de oro fue no
hablar mal del ex presidente, y mucho menos perseguirlo. Ernesto Zedillo, mandó
a Salinas de Gortari a Irlanda y así anduvo penando con un batallón del
ejercito a su servicio pagado con nuestros
impuestos.
El panismo con
Fox, fue alcahuete con el ex presidente Zedillo quién al otro día del término
de su mandato, ya tenía chamba con los gringos después de haberles regalado
ferrocarriles nacionales.
En el caso de los
ex gobernadores, han sido intocables, basta con el dictador Gonzalo N. Santos de San Luis Potosí, cuya
frase se ha convertido en himno de guerra de la clase política; “la moral es un
árbol que da moras, si no vale pa’ pura chingada…:”. El místico y filósofo rural
creador de axiomas instantáneos para la posteridad, como la “caballada esta
flaca”, Rubén Figueroa Figueroa, en Guerrero; Garrido Canabal en Tabasco y una
larga lista de intocables cuyos nombres todavía fulguran en las marquesinas
mediáticas: Ulises Ruiz, Carlos Marín, el gober precioso, los tres reyes narcos
de Tamaulipas. Y la triada masónica de los hermanos Moreira, en Aguascalientes,
entre muchos ejemplos de dictadura dedocrática
como fue el caso de Yucatán con Cervera Pacheco que lo gobernó ocho años.
Si la regla de oro,
era no tocar al ex presidente, ahora, la ruptura de Miguel Mancera con Marcelo
Ebrard por la línea dos del metro, y más específicamente por la sucesión
electiva en la capital del país, se ha traslapado a las gubernaturas y ha
hundido el barco que Marcelo –el mejor alcalde del mundo- había montado para
ser el Tlacaélel de México-Tenochtitlan, tras haber dejado un lodazal de
corrupción y fallas en las obras de la línea dorada del metro, que afecta a mas
de 400 mil usuarios diarios.
Y Miguel Ángel Mancera,
el sin partido, eligió el camino de la inmovilidad del movimiento y se alió con
EPN, cuyo cultivo se ha gestado en una placenta armada por la partidocracia
eficaz para desmembrar a la democracia y convertir el palenque político en una
agencia de peleas de gallos concertadas.
¿En ese mismo
tren se habrán de descarrilar proyectos transexenales en los estados para estar
a la moda con la Ciudad de México? Porque los ex gobernadores, le brincan a
senadores, diputados, embajadores, consultores, asesores cinco estrellas con
tal de no soltar la ubre a pesar de haber expoliado el erario público de sus
respectivos estados. Ese si es cinismo que no manchen.
Mario Moreno
Arcos
En Guerrero, y
especialmente en la capital del estado, la sucesión a la gubernatura sigue
siendo un misterio. Todavía no sale humo blanco en los Pinos a pesar de que en
el Palacio de Bucareli se han encendido alerta roja sobre el estado gobernado
por Ángel Aguirre Rivero.
A pesar del
descalabro orquestado, el alcalde de Chilpancingo, Mario Moreno Arcos, va
punteando al interior de su partido. Hombre de trabajo y entrega, a sorteado
con tranquilidad los avatares de una monomanía anunciada, cuyos enemigos
encontraron al pez idóneo para combatirlo en forma por demás irracional.
Llama mucho la
atención, que en la rumorología oral hay voces que señalan como futuro
candidato del tricolor al senador del PRD, Armando Ríos Piter, seguramente
gracias al mote con el que lo calificó Andrés Manuel López Obrador, y por su
discurso ofrecido frente al presidente Ernesto Peña Nieto, a contrapelo de la
presencia del gobernador, en toda la narrativa atropellada de su texto se
percibe la aparente complicidad del presidente con el imitador de Cuauhtémoc
Blanco y su jaguariña. En ese texto, siempre se dirigió al presidente, dando a
entender que ya se puso de acuerdo con él y no con los electores. Armando es
uno de los 300 líderes de México. Un joven ambicioso y dispuesto a todo. La
pregunta es, si los grupos del tricolor lo dejarán llegar, y la desbandada al
interior del PRD si Ríos Piter es el abanderado del tricolor, sería dramática,
porque existe un germen pejecista en
Guerrero, y sería de notables consecuencias en las urnas para el sol
azteca. O bien, en una alianza de facto, priistas afines al senador, la fuerza
de los chuchos, el grupo Guerrero y la chiquillada tribal le entran al toro, podrían
armar un buen trabuco gelatinoso y de vario pinto bordado y enfrentarse
electoralmente al candidato del tricolor que lleva las de ganar. Mientras en
las líneas perredistas, la sucesión para presidente de ese instituto político
no se convierta en otro cochinero como ya es costumbre, el barco se podría
enderezarse, si el Cuatemochas dolido por la detención del ex secretario de
finanzas de Michoacán no sale raspado tendrá sus canicas listas para participar
sin hacer chiras pelas con el descarrilado Marcelo. Y aquí podría deslizarse el
candidato de MORENA y dar la pelea.
También está
apuntado para la gubernatura, Manuel Añorve, y uno de los políticos más lucidos
Héctor Astudillo Flores que podrían aspirar a una senaduría o una curul federal.
Sin embargo, quien lleva la punta es Moreno Arcos y esto se sabrá con exactitud
a principios del año próximo.
El alcalde de
Chilpancingo, tiene la cuadratura perfecta para
ser un buen candidato del PRI, posee las herramientas y el carisma, y como
coordinador de los alcaldes tricolores de Guerrero, esta bien posicionado para
avanzar en la búsqueda de su candidatura. Todo hace suponer, que la militancia
del PRI tiene las de ganar en los próximos comicios si saben mover el abanico
electoral y como los recursos para la reconstrucción de Guerrero serán
manejados desde la presidencia de la republica, curiosamente, por delegados
cuya mayoría aplastante pertenecen al tricolor o son afines a ese partido. También
es determinante la posición del actual jefe del ejecutivo estatal que por
razones obvias ha guardado silencio.
Y en esa raya de
fuego se crearon dos comisiones para darle en su máuser a los tranzas de Oceanografía, dejando
fuera a la pareja presidencial y a sus vástagos. Que curioso ¿no? En tanto en
Guerrero, finalmente, el ex gobernador Zeferino Torreblanca Galindo es llamado
a cuentas tan sólo por los desfalcos en la Secretaría de Salud. Ya era hora,
¿no lo creen? Y en el caso de los señalados por los desmanes de Acapulco, hay
que llamar a los que se llevaron la mejor tajada de la “negocia” y no a
subalternos. Los presidentes municipales son para empezar por complicidad u
omisión los culpables y no soslayar la triangulación con el gobierno federal
que también metió las manos.
Y como el 18 de
marzo fue mi cumpleaños, agradezco a mi familia, a los comunicadores y amigos
que ayer sábado me lo festejaron.