EFRAÍN FLORES IGLESIAS |
Hay quienes no entienden
que la política es un campo de batalla permanente para lograr y/o mantener el
poder, y que se requieren aliados para enfrentar a los adversarios. Nadie puede
solo.
Muy
pocos son los que logran encabezar un gobierno eficiente y tener al pueblo de
su lado. La mayoría de los políticos que logran el poder se vuelven insensibles
y cometen barbaridades.
En Chilpancingo, por
ejemplo, gobierna el PRI. Los jerarcas de dicho instituto político estaban
conscientes de quien postulaban en la elección de 2015 a la Presidencia
Municipal. Se arriesgaron y no les importó llevar al poder a un mitómano e inepto.
El PRI peleará con uñas y
dientes para retener la capital del estado, pero Marco Antonio Leyva Mena ya
justificó su ineficiencia como alcalde al señalar que no será el único
responsable de una eventual derrota del tricolor en la elección del próximo
año.
En México tenemos un
refrán que reza así: “No tiene la culpa el indio, sino el que lo hace
compadre”. En efecto, Leyva Mena fue
candidato en 2015 porque así lo decidieron los dueños del PRI en Guerrero.
Y si ganó en las urnas fue porque los electores así lo quisieron. De hecho, el
también ex dirigente estatal del PRI ni estructura tenía. Sus eventos de
campaña fueron deslucidos. Ni en San Mateo, su barrio, llenó la plazoleta. Le
benefició el efecto Astudillo.
Al
llegar a la Presidencia municipal se volvió más soberbio y se rodeó de
colaboradores igual o más soberbios que él.
Si Mario Moreno Arcos fue
un pésimo alcalde en el trienio 2012-2015, Marco Leyva lo superó en menos de un
mes.
Uno de los grandes errores
que puede cometer un alcalde, es pelearse con los trabajadores del
Ayuntamiento, los líderes de colonias y el partido que lo llevó al poder.
El “Alcalde Chambitas”
–como se le conoce en las redes sociales– no le importó eso. Con medio mundo se confronta y es bueno
para repartir culpas de sus errores.
Si no fuera por las
gestiones de algunos legisladores locales y la diputada federal Beatriz Vélez Núñez, así como del
importante apoyo del gobierno estatal, en Chilpancingo no habría obras. Resulta
que al alcalde de marras le da flojera hacer gestiones. ¡Zas!
El alcalde tiene a un pésimo equipo de colaboradores,
como es el caso de su secretario de Finanzas, Héctor Avilés García, señalado de incurrir en actos de corrupción durante
su paso como tesorero del Patronato de la Feria de San Mateo, Navidad y Año Nuevo
2015-2016.
Marco Leyva ha sido
incapaz de solucionar el tema de la basura, y los trabajadores y regidores del Ayuntamiento lo han acusado de jinetear recursos.
En un principio acusó al
PRD de orquestar una campaña de descrédito en su contra. Pero este martes 20 se
lanzó duro contra su propio partido, acusando que hay “fuego amigo” en su
contra y que si el PRI pierde Chilpancingo en 2018 no toda la culpa será de él.
¡Zas!
“Este año y medio ha sido
intenso, con duros debates por todos lados, con un ejercicio presupuestal
limitado y con mucho fuego amigo”, dijo en conferencia de prensa en el Palacio
Municipal.
Y remató diciendo: “Que
asuma (su responsabilidad) el señor diputado local, el síndico, la síndica,
regidor, regidora, quien tiene liderazgo. El presidente del municipal del PRI
(Celso Atrisco Nava)”.
Hace unos días reprochó al
dirigente estatal del PRI, Heriberto
Huicochea Vázquez, por no defender a los alcaldes. Y éste le respondió que
un alcalde no necesita defensa si hace buen trabajo.
Como Poncio Pilato, Marco
Leyva se lava las manos de una eventual derrota de su partido en 2018
haciéndose la víctima, cuando es el principal responsable de tener a
Chilpancingo inseguro y en la pestilencia.
Las
constantes protestas en su contra se deben a su incapacidad para gobernar y su
maldita soberbia que no le permite la verdadera situación por la que atraviesa
la capital.
Y ojalá alguien le diga
que los diputados, los síndicos y los regidores no manejan recursos públicos, mientras
que él sí y lo utiliza para para saturar la nómina del Ayuntamiento de puros
cuates.
Si lo han dejado solo los
que lo llevaron al poder, es por inepto y mal aliado. No hay que buscarle más.
Y si el PRI pierde
Chilpancingo en 2018 será por postular a personajes insensibles en cargos de
elección popular, personajes sin compromiso social.
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