“Con la vela Santa Cruz Biadxi comienza la última
etapa donde se realizan las principales velas: la Del Calvario, Angélica Pipi,
San Isidro Labrador, San Vicente Ferrer Chico y el salto patrón de los
juchitecos, San Vicente Ferrer” y bueno, más de diez mil gentes cumpliendo las
tradiciones, tomando comida típica, participando en las tiradas de frutas, en
los paseos, vestidos de trajes regionales, nadie entra si no lo porta y los
hombres deben estar de guayabera blanca y pantalón negro, cada uno carga su
cartón de cerveza y aporta las limosnas para que luzca la vela, garnachas,
cervezas, camarón seco, queso, hueva, totopos, desde la tarde a la madrugada y
cada grupo organizado tiene muchos años en ello, no es obligación pero es honor
y ganas de servir a los demás, no se permiten participaciones políticas, los
políticos como cualquier otro ciudadano, no hay menciones especiales, todos son
iguales, ojalá en la realidad fueran así todo el tiempo. Las velas tienen más
de cien años y son ceremonias de homenaje a la naturaleza y sus frutos… y
bueno, el negocio es que se consumen más de 35 MIL CARTONES DE CERVEZA y se
deja basura y nostalgia en las calles así como reencuentros y desencuentros con
los demás. LA Vela Mayor dicen que tiene ya 160 años y es donde se estrenan los
mejores bordados en cada traje y las mejores guayaberas, la tradición señala
que se debe estrenar la ropa. Bailar, comer, reír, compartir, disfrutar es la
idea de las velas y es lo que todo mundo lleva en la mente y en el corazón… por
eso cuando andan fuera del terruño y de sus tradiciones se extrañan… “qué lejos
estoy del cielo donde he nacido, inmensa nostalgia invade mi pensamiento y al
verme tan solo y triste como hoja al viento, quisiera llorar quisiera morir de
sentimiento…” y se siente como se encoge el corazón y se hace un nudo en la
garganta y se respira el olor de la vela y el camarón con el que dicen que
comerlo es bueno para el amor o la hueva de pescado o el totopo o el queso
fresco y la cerveza y el mezcal… y ahí, llorando.
Y mientras en el Sur bailamos, comemos
y disfrutamos, en el Norte, en la Sierra Tarahumara los guachochis siguen
matando indios para arrebatarles las tierras y sus bosques o las minas o porque
no quieren sembrar la mota y la amapola o no quieren trabajar en los
laboratorios de drogas o no quieren vender regalado sus vacas, chivos,
borregos, gallinas o a las jovencitas para que las usen y las mancillen los
nuevos amos de la sierra: los narcotraficantes, y es siempre lo mismo. Antes
llegaban con las máquinas dizque para hacer caminos y de pronto entraban las
tiendas de los guachochis y vendían trago para que los jóvenes de esta tierra
se emborracharan y borrachos vendieron, firmaran o se pudieran robar, nos
mataban unos por no dar permiso para que talaran los pinos y los sacara, ¿Pues
qué ganábamos con ello? nada, solamente nos destruían la zona, no nos dejaban
ni las montañas que siempre han sido nuestras ni las cuevas, ni el peyote, ni
las carreras golpeando la pelota, esas cosas no las entienden los blancos, los
blancos no saben de respeto ni de amor a la naturaleza y menos el respeto a los
demás y por eso roban los montes, los ganados, las mujeres, los pinos, los
metales y hoy, pues siembran y traen trocas y pistolas y cuernos de chivo y
obligan a los jóvenes a sembrar la marihuana y ellos son los que dan cara
cuando llegan los federales y los chingan y los encarcelan, o esos mismos
traficantes, los denuncian con nombre y datos para que los encarcelen como
narcotraficantes, así como antes mataban diciendo que eran de la guerrilla de
la 23 de septiembre. Siempre nos han tocado las malas, no hay nada bueno,
cuando no es el frío es la pobreza o que no se dio la cosecha y las señoras y
los niños emigran a la capital o a otras zonas, y ahí las discriminan por
apestar y cómo no van a apestar si no tienen donde bañarse ni dónde estar sino
es en las calles o escondidos en cualquier cuchitril pidiendo limosna, y las
niñas son robadas, se desaparecen para que las lleven a los burdeles y a las
puterías, mientras los narcos andan luciendo sus armas y ni quién les diga
nada, los mismos policías y algunos rurales les ayudan o son sus gentes para
cuidarles los negocios, mientras tanto, nos siguen jodiendo y matando y ni
quién diga nada… solo el silencio que es complicidad de políticos, sacerdotes y
gentes…
Y así, los guachochis, nos encarcelan
si protestamos y es por eso que hay más de ocho mil indios en la cárcel y
cuando nos ofenden no nos dan ni siquiera disculpas, ni el presidente sabe de
nosotros porque él anda con los ricos empresarios y los banqueros que ahora nos
roban las tierras para las minas, y cuando nos sacan de la cárcel creen que:
con un usted perdone, ya está todo saldado, no pagan ni las primeras lágrimas
de mi gente, ni los gritos de dolor en las torturas dizque para que confesemos
lo que no hemos hecho y que al final nos juzgan por eso que jamás dijimos… y
cuando vamos a las plantaciones de nuez o de manzana, dormimos en el sueño y
los niños también deben trabajar al lado de las mujeres y ni siquiera nos dejan
estudiar, y cuando alguno puede entrar a estudiar no puede estar con sus ropas
ni con sus tradiciones porque se burlan de él diciendo que son indios y no nos
explicamos, pero somos los verdaderos dueños de todo y nos lo han robado, esa
es la verdad, nos siguen robando y engañando y matando… por esa razón cuando
sabemos qué hacen los indios en Chiapas y vemos el respeto que se van ganando,
pensamos que debemos hacer lo mismo, poco a poco, sin que se den cuenta, porque
acá el peligro es que con los cuernos de chivo nos cazan y nos terminan y nos
roban mujeres, hijos, casas, ganados, árboles, minas, todo, nos quitan hasta el
honor y nos dejan la vergüenza y los girones de ropas y el mal olor, el sudor
del trabajo… y así, algunos, mejor se pliegan y ahora son guachochis con
pistolas y cuernos, y ellos son los que matan a los mismos hermanos y es el
cuento de no acabar, ya ni la joden… ¿hasta cuándo? Es la guerra de pobres
contra pobres.