Es evidente que mentes
perversas desean ver confrontados al gobernador Héctor Astudillo Flores y al alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre. A ambos los
quieren ver fracasar como gobernantes.
¿Y quiénes son esos
perversos? No se sabe a ciencia cierta, pero es muy probable que desde el PRI y
el PRD operen con total libertinaje. Son mentes enfermas que quieren lograr el
poder a toda costa, sin importarles la estabilidad política de la entidad.
Qué
bueno que el gobernador Astudillo y el alcalde acapulqueño hayan mandado un
claro mensaje de respeto y trabajo institucional
durante la inauguración de las obras de remodelación del centro histórico de
Acapulco, el domingo 30 de julio.
Desde luego que eso
incomoda a los perversos desestabilizadores y, sobre todo, a los que pretenden
regresar a disfrutar las mieles del poder.
Si
Acapulco le va mal, también le va mal a Guerrero. Eso
ha quedado demostrado en anteriores años. Nadie olvida, por ejemplo, la
confrontación que en 2006 tuvieron el entonces gobernador Zeferino Torreblanca Galindo y Félix
Salgado Macedonio. Se dijeron de todo y después “se reconciliaron”, pero el
daño ya estaba hecho. Los delincuentes hicieron de las suyas y el puerto ya no
volvió a ser el mismo. Y Guerrero tampoco.
Los
pleitos no solucionan nada, los agravan. Y en este momento lo más
importante es atender las demandas sociales.
“Es una relación
institucional y de enorme colaboración. Él está trabajando y tiene que seguir
haciendo lo que tiene que hacer con Acapulco”, señaló el gobernador cuando un
grupo de reporteros le preguntaron respecto a su relación con Evodio Velázquez.
Y eso no es todo. Durante
el recorrido en el centro histórico, Astudillo dijo que entiende que su función
debe ser solidaria con los municipios del estado y con Acapulco, que “es la
ventana más hermosa que tiene Guerrero para México y para el mundo”.
El mandatario estatal
ofreció respeto al alcalde y a los acapulqueños, y recordó que él entiende la
función de un presidente municipal, ya que él lo fue en tres ocasiones en
Chilpancingo.
“Yo no tengo ningún
problema con nadie, porque soy el gobernador y entiendo mi papel, ya me tocó
ser presidente municipal, cuando fui presidente municipal entendí cuál es el
papel del presidente municipal y hoy entiendo cuál es el papel del gobernador”.
Evodio Velázquez, por su
parte, reconoció el apoyo del gobernador y la coordinación institucional que
prevalece entre el Ayuntamiento de Acapulco y el gobierno estatal.
Cuando
Astudillo fue alcalde en el trienio 2009-2012 le tocó coordinarse con Zeferino
Torreblanca. Y lo hizo de manera institucional, sin confrontarse. Era la
tercera vez que gobernaba la capital del estado.
Recordemos que Zeferino
Torreblanca era el gobernador de la entidad y fue el que lo derrotó en la
elección de 2005.
Astudillo dejó trabajar al
gobernador. Actuó responsablemente, pues. No se llenó de rencor como otros que
pierden elecciones y generan guerra sucia desde la clandestinidad.
De igual manera, es
necesario destacar que el gobierno estatal no solamente se coordina con el
alcalde perredista de Acapulco. También lo hace con el de Zihuatanejo, Gustavo García Bello, y el de Eduardo Neri
(Zumpango), Pablo Higuera Fuentes,
quien a la vez es el coordinador de los alcaldes del PRD.
Se
percibe un respeto a la pluralidad política en la entidad,
a pesar de que algunos perversos hacen hasta lo imposible para que el
mandatario estatal tropiece y se confronte con los ediles.
Insisto, Guerrero requiere
armonía en estos momentos y no pleitos estériles entre gobernantes. Es cuanto.
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