Imagine usted que le han robado tres veces y a la cuarta sorprende al ladrón que con toda desfachatez le reclama por qué a los anteriores no los agarró. ¿Lo dejaría ir?
Ese, el del ladrón sorprendido, es el argumento que esbozan diputados perredistas para defender -si es que se puede- ante la opinión pública, al gobierno de Evodio Velázquez, luego que el Congreso de Guerrero aprobó auditar la corrupción en la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco (CAPAMA).
Lo que en realidad están diciéndole a la gente, y muy claro, es que no quieren que se investigue no se castigue la corrupción en este gobierno, si no en los anteriores. Hágase tu voluntad en los bueyes de mi compadre.
Es cierto que la CAPAMA siempre ha tenido problemas pero también, que en esta administración, la actual, la del presente, la del aquí y el ahora, se han registrado compras exorbitantes que no se ven reflejadas en ninguna mejoría al servicio que reciben los ciudadanos, mientras se oculta el tabulador salarial de los altos funcionarios y la nómina en general.
Esas administraciones pasadas a las que el PRD pide voltear a ver – al menos tres de su mismo partido- fueron auditadas en su tiempo. Si no fue así ¿dónde estaban los perredistas cuando se trataba de sus gobiernos y dónde estaban como oposición a los de otros partidos?
Si en su momento no señalaron, no pidieron auditar y castigar a los responsables, fueron omisos o incluso cómplices de éstos.
No pueden salir ahora como el joven insensato que niega la paternidad porque la muchacha había tenido un novio en el kínder, y sin embargo ¡lo hacen!
El tema de la CAPAMA es un asunto serio, no es un asunto electorero -aunque el alcalde ande en campaña con sus brigadas amarillas- sino de corrupción, de desvío de dinero público y de incapacidad para dar a los acapulqueños el servicio que merecen, por el que pagan.
Si no hay nada de lo que los diputados han señalado, el PRD debería ser el primero en salir a aplaudir que se audite para que quede demostrado que son mentiras.
No es así. Lo que están saliendo a decir es que nadie se meta con la corrupción en un gobierno perredista, como si la rendición de cuentas fuera a gusto y no una obligación.
¿Otra muestra de irresponsabilidad y cinismo?