Salvador Flores Llamas/ Con frecuencia se especula que Beltrones irá a tal o cual puesto del primer equipo presidencial: a Gobernación (lo más socorrido) al liderato del PRI o a la PGR: esto es imposible porque es economista y para ser el Abogado de la Nación se requiere ser abogado.
Manlio Fabio es un político muy controvertido, los que lo promueven lo hacen por interés personal y quedar bien con él o para enfocarle las baterías de la gente del gran poder, sobre todo de presidenciables.
Por trayectoria no queda: tres veces diputado federal y senador, en dos líder en San Lázaro y una del Senado, de la CONOP y otros puestos priístas, secretario general de gobierno y gobernador de su Estado; secretario particular de Gutiérrez Barrios y su subsecretario en Gobernación.
Por la cercanía con este personaje le atribuyen virtudes para destrabar la inseguridad pública actual.
Algo debió aprenderle, como cuando en Bucareli citó a cuatro seudo líderes agrarios que juraban que paralizarían el DF con una manifestación.
Un testigo presencial narra que al llegar al despacho de D. Fernando muy echados p’adelante, alzados y parsimoniosos, escudriñaban paredes y techo cual si quisieran descubrir alguna trampa.
El anfitrión esperó pacientemente a que se pararan frente a él, los invitó a sentarse y les dijo:
Entiendo que quieren invadir la Ciudad porque no les resuelven los problemas en sus estados; están al teléfono sus gobernadores, dispuestos a atenderlos como se merecen.
Altaneros, rechazaron la oferta. Arguyeron que lo que quería era que volvieran a sus terruños y allá los mandatarios volverían a embrollaron. Ninguno quiso tomar el teléfono; sino le espetaron que de haber sabido que los quería para eso, no habrían atendido su cita.
“¡Ya verá mañana nuestra manifestación!”, Y tomaron la salida.
En la puerta, los recibió un grupo de guardianes, al tiempo que él les decía, imperioso: “vuelvan a sus asientos, cabrones, y siéntense”.
El trato de seda se trocó en mano de hierro.
Abrió un cajón y sacó cuatro folders: “¿A ver quién es el más hombrecito que me diga que haga efectivo su expediente policíaco?”
Se vieron las caras largas y nadie respondió.
“A ver Ud., que se dice muy macho y que se come la lumbre a puños”. Recorrió a los cuatro, que permanecieron mudos.
“Entiendan que como secretario de Gobernación debo cuidar la gobernabilidad del país, y no puedo permitir que invadan la capital. Pero como veo que son puros maricas, se me van a China y mañana nos vemos en su manifestación”.
Otro día no hubo tal. Esa misma tarde los rijosos tornaron a sus lugares con sus huestes.
Cualquiera dirá que eso es lo que hace falta hoy.
De vuelta a Beltrones, vemos que encarna al “zoon politikón” de Aristóteles; es “animal político” y quizá el más cuajado que haya en México hoy por hoy.
Mas ¿resistirá el sonorense que lo marginen después de que declinó su ambición presidencial en favor de Peña Nieto, apoyó su candidatura, le sacó las reformas estructurales tan esperadas por su control de la Cámara de Diputados y, diríase, del Congreso?
Como político fiel al sistema, no se duda que lo hará, aunque –ya lo dijo- no aceptará el exilio dorado de una embajada, como otros políticos destacados, tipo Moya Palencia.
Quizá lo más probable sea que se jubile y dedique a alguna labor de servicio a políticos, como la hizo al salir de gobernador.