Que se sepa, ningún político se ha quejado ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ni mucho menos presentado denuncia por daño moral contra quien lo ha llamado “Chapulín”.
Además, lo dicho: entre políticos podrán hacerse pedazos, pero nunca se harán daño.
La mejor muestra de que los “Chapulines” gozan de cabal salud y les importa un pito el calificativo y se ajustan ad hoc a la paráfrasis referida, ocurrió este jueves cuando el pleno de la Cámara de Diputados conoció de la solicitud de licencia de una treintena de legisladores, que se sumó a otra importante cantidad de peticiones aprobadas en los días más recientes del actual periodo ordinario de sesiones de la LXII Legislatura federal.
Incluso, no hubo un diputado que cuestionara a Silvano Aureoles Conejo y lo llamara “Chapulín” porque, primero como senador hace cuatro años pidió licencia para asumir la candidatura del PRD al gobierno de Michoacán y que, este jueves, hiciera lo mismo y pidiera separarse del cargo de diputado federal y dejar la presidencia de la mesa directiva de la Cámara baja, que ocupó desde septiembre del año pasado, para ir en el segundo intento de ganar la contienda por la gubernatura michoacana.
Criticado en tiempos recientes por utilizar el cargo para apuntalar su candidatura el gobierno de Michoacán, este jueves 26 de febrero, entre la euforia por la aprobación de la reforma constitucional que da vida al Sistema Nacional Anticorrupción, ninguno de sus pares se atrevió a reprocharle absolutamente nada.
Vaya, incluso no hubo quien, en el pleno, cuestionara a la treintena de diputados federales que solicitó licencia para ir en busca de nuevos cargos de elección popular o en los gobiernos federal y estatales. Así es esto de la política y nadie debe llamarse sorprendido por ello ni insistir en llamar “chapulines” a los políticos que van de cargo en cargo. Así es este juego del poder.
Lo mismo ocurrió en la sesión del pleno en la Cámara de Senadores, donde la senadora Arely Gómez González solicitó licencia para dejar el escaño y asumir la Subprocuraduría Jurídica y de Asuntos Internacionales en la Procuraduría General de la República, porque la titular de esa área, Mariana Benítez Tiburcio, irá en pos de una diputación federal por la vía plurinominal.
Lo interesante y elemental de este cerrojazo en la Cámara de Diputados, con la aprobación de la reforma constitucional que pauta a la estructura del llamado Sistema Nacional Anticorrupción, es que permite al presidente Enrique Peña Nieto emprender los cambios en su gabinete con un pretexto elemental, es decir, si de combate a la corrupción se trata, qué mejor que nombrar a la senadora Arely Gómez en un cargo que sólo ocupará temporalmente porque al final será propuesta para asumir la cabeza de la Fiscalía General de la Federación.
La sola referencia, de Joaquín López Dóriga, en su noticiario nocturno por “El Canal de las Estrellas”, de que Arely será propuesta para dicho cargo y que Jesús Murillo Karam dejará la titularidad de la Procuraduría General de la República para asumir la cartera de la Secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, a la que renunciará Jorge Carlos Ramírez Marín porque va en pos de una diputación plurinominal, confirmó la noche de este jueves las versiones de los cambios que se avecinan en el gabinete del presidente Enrique Peña Nieto.
Sí, pero los cambios se sujetan a la estrategia de consolidar un equipo legislativo suficientemente cohesionado y coordinado por un experto para desplegar la estrategia política rumbo a la sucesión presidencial.
Y todo indica, en ese tenor, que el coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, a partir del próximo 1 de septiembre en la LXIII Legislatura federal será precisamente Jorge Carlos Ramírez Marín, con amplia experiencia legislativa; debe recordarse que fue presidente de la Mesa Directiva de la Cámara baja.
¿Y qué pasará con César Camacho? El dirigente nacional del PRI, como se observa, ya no iría por una diputación plurinominal ni coordinaría a la bancada priista en el Palacio Legislativo de San Lázaro, porque se incorporaría al gabinete.
Enrique Peña Nieto ha comenzado a jugar su juego personal, para apisonar el terreno de la mitad del Congreso de la Unión que le permita transitar con otras reformas pendientes, entre ellas justamente concretar el Sistema Nacional Anticorrupción en el Senado de la República y evitar que sea sometido al camino tortuoso de la congeladora legislativa.
Y aquí hay otra carta que Peña Nieto juega para apuntalar la tarea que en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes ha desplegado Gerardo Ruiz Esparza, quien perdió un importante soporte porque José Ignacio Peralta Sánchez, hasta la semana pasada subsecretario de Comunicaciones y Transportes, fue designado candidato del PRI al gobierno de Colima.
Precisamente Héctor Gutiérrez de la Garza, pieza importante del equipo de Manlio Fabio Beltrones en la ruta de reformas como ésta del Sistema Nacional Anticorrupción, pidió licencia al cargo porque el presidente Peña Nieto lo designó en sustitución de Peralta Sánchez.
Entre la euforia legislativa y la izquierda dividida., este es el mejor momento para los cambios en el gabinete presidencial. Los Chapulines tienen y desde siempre han tenido razón de ser; son las piezas que la cúpula en el poder mueve en el juego que todos jugamos. Es verdad de Perogrullo, pero de pronto lo olvidan estos fundamentalistas autodenominados demócratas. Digo.
VIERNES. Para qué especular. Manlio es Manlio y, desde la noche de este jueves, lucubraron los politólogos de café respecto de su futuro mediato. Pero, para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo. Como diría el filósofo de Güemes: se van los que tienen que irse, los que no, no. Por cierto, una despedida como la que el pleno camaral dio a Silvano, es inédita. ¿Va en caballo de hacienda rumbo a la casa de Gobierno en Morelia? Manlio Fabio Beltrones lo llamó valioso constructor de acuerdos. Conste.
@msanchezlimon