Hace diez días, poco antes de comparecer ante la Comisión Especial de la Línea 12, Marcelo blofeó.
El viernes 6 de febrero, por ahí de las cinco de la tarde, dijo que ya se había registrado como precandidato a una diputación federal por el PRD y que buscaría la coordinación de la bancada en la LXIII Legislatura federal en la Cámara baja.
La lectura que pretendió dar, fue que contaría con fuero; mas evitó referir que estaba en busca de apoyos e incluso el sábado último, el Día del amor y la amistad, pidió al Consejo Nacional del PRD lo incluyera en la lista de candidatos plurinominales.
Y volvió a blofear con aquello de que su intención no es el fuero, sino la reorganización de las fuerzas de izquierda, ¡Ajá!
Pero, este domingo fue evidente que aquellos días de las glorias del poder están en el anecdotario y, quienes le rendían pleitesía y juraban lealtades, como él lo hizo cuando priista distinguido, lo abandonaron.
Esa es la respuesta a su comparecencia en la Cámara de Diputados; quiso desmentir a la Comisión Especial de la Línea 12, con insultos, descalificaciones y medias verdades o medias mentiras y, en temporada electoral eso no abona a la causa partidista.
No hay vuelta de hoja, en el PRD no quieren a Marcelo; por lo menos no la corriente de Los Chuchos que, con Carlos Navarrete a la cabeza en la dirigencia nacional perredista, tiene el control del partido y está dispuesta a despojarse de malas famas, de compañías peligrosas y presencias que le restan votos.
Marcelo, como René Bejarano, llevan el sello delictivo, son pillos de cuello blanco que andan por ahí con el falso discurso de perseguidos del gobierno. Hace diez días, Marcelo se jugó una importante carta ante diputados federales y una triada de éstos, con fina capacidad fundamentalista, pretendió apoderarse de la sesión con preguntas a modo. Y es que…
Henchido de soberbia, arropado por los diputados federales lopezobradoristas Ricardo Mejía Berdeja, Carlos Reyes Gámiz y Rafael Huerta Ladrón de Guevara, con el halo de quien se sabe dueño de la situación, la tarde del pasado viernes 6 de febrero Marcelo Ebrard Casaubón recorrió la plazoleta del Palacio Legislativo de San Lázaro rumbo a una reunión con integrantes de la Comisión Especial (legislativa) de la Línea 12.
Poco antes había tomado café con el presidente de dicha comisión legislativa, el priista Marco Antonio Calzada Arroyo, también se había reunido con el coordinador de la bancada del PAN, Ricardo Anaya y otros legisladores panistas. Quizá consideró tenía el respaldo de los perredistas afines a Andrés Manuel López Obrador.
Marcelo, en pocas palabras, se conducía como en sus tiempos de gloria como jefe de Gobierno del Distrito Federal, tal vez recordaba la época en la que, priista distinguido, las huestes tricolores aplaudían sus discursos planos e insulsos, pero al fin secretario general del PRI chilango y cercano al poder que entonces custodiaba sus carrera desde Los Pinos, era la estrella joven de esa historia de poder y traición que escribía Manuel Camacho Solís en su despacho del rumbo de Tacubaya.
En fin. Con aplomo, se sabía dueño de la situación porque esa sesión especial, en la que escucharían sus argumentos y los del senador Mario Delgado, quien fuera secretario de Finanzas en la administración de Marcelo, había sido prácticamente provocada por sus abogados-diputados y llevaba el expediente con el que, estimó, desmentiría a sus acusadores.
Pero ni Marcelo ni los diputados lopezobradoristas que lo arroparon lograron despejar dudas, al contrario, provocaron la aparición de nuevas evidencias de su indiscutible responsabilidad en el multimillonario desfalco de la Línea 12 del Metro.
El ex jefe de Gobierno fue pródigo en explicaciones y pretendió culpar a su sucesor, Miguel Ángel Mancera. Pueril postura la de asumirse inocente y aducir que no supo de esa enorme transa con la adquisición de trenes y los precios inflados y los yerros técnicos solapados. En fin, el hijo pródigo de la parcela de Manuel Camacho Solís ha caído en desgracia y, si el procedimiento administrativo camina como se ha encauzado en los ámbitos local y federal, por las características de los recursos públicos erogados en aquella obra, sin fuero que lo proteja va rumbo al proceso penal.
Porque, mire usted, la decisión tomada por Los Chuchos en el Tercer Pleno Extraordinario del IX Consejo Nacional del PRD, de negarle la diputación federal plurinominal, tiene el fundamento elemental, básico y que todo el mundo esperaba: cerrar a Marcelo la posibilidad de ser diputado federal por la vía plurinominal por dos razones de peso: mala fama y malas compañías, es decir, no convence su reiterada declaración de inocencia y hace daño al partido; además, ha cabildeado con el PAN y se ha dejado arropar por Morena.
¿Le dejarían Los Chuchos las llaves de la casa a un personaje con esa fama? Dice Guadalupe Acosta Naranjo, integrante de la corriente Nueva Izquierda, es decir, Los Chuchos, que Marcelo no debe sentirse marginado porque, razón de peso, ya lo han apoyado en otras aspiraciones y por ello fue jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Bueno, Acosta Naranjo tiene amarrada la diputación federal plurinominal y asegura que que no se deslindan de Ebrard. ¿Le creemos? Porque junto con Marcelo, René Bejarano, dirigente de la corriente Izquierda Democrática Nacional, también quedó fuera; aunque, hábil como pocos, sobreviviente del escándalo de corrupción que sólo Andrés Manuel López Obrador no quiso ver, aún tiene posibilidad de ocupar una curul en el Palacio Legislativo de San Lázaro.
Marcelo sin fuero, a menos que Andrés Manuel quiera arroparlo al cuarto para las doce, está en la ruta de la averiguación previa y la orden de aprehensión. Morena y su dueño, Andrés Manuel, van por ahí con la bandera de la honestidad y el rechazo a los corruptos. ¿Arroparían a un sospechoso de tráfico de influencias y malversación de fondos públicos? Ebrard se atascó en los lodos de aquellos polvos. Ya nada es igual. Digo.
LUNES. La llamada industria sin chimeneas va viento en popa. Las cifras son contundentes. En 2014 México alcanzó una captación récord de divisas por visitantes internacionales: 16 mil 257.9 millones de dólares.
El informe anual de Banco de México confirma esa captación y que, por ende, el turismo se consolidó como uno de los mayores captadores de ingresos para el país por esa vía. En cifras absolutas, los ingresos son superiores en dos mil 308.9 millones de dólares a los de 2013 y superan por más de tres mil 500 millones a los que se generaron en 2012.
Además, Banxico informa que los ingresos generados por el turismo por vía aérea crecieron 20.3 por ciento: ascendieron a 12 mil 762.7 millones de dólares. Un dato: los ingresos por turismo aéreo representan el 78.5 por ciento del total de ingresos por visitantes internacionales. Y, de acuerdo con el reporte del Banco central, el año pasado llegaron a territorio azteca 29.1 millones de visitantes internacionales, casi cinco millones adicionales respecto a 2013, con lo cual se superaron las expectativas más optimistas. Conste.
@msanchezlimon