Teresa Gil/Tal vez porque apenas se acaba de inaugurar la exposición, pero todavía no prende la tinamanía en la Ciudad de México. O quizá porque a los que van a los museos les gustan más los puntitos, que la fotografía de tipo social. En un México en el que frente a los miles de desaparecidos y víctimas de multitud de delitos, los feminicidios y la agresión en general a mujeres se subsume, el talento femenino siempre tiende a sospecha. Y lo acaba de sostener en medios escritos la curadora de la exposición Fascinación Modotti-Weston Sylvia Navarrete, quien dijo que en ese dúo de grandes fotógrafos, a Tina se le quiere poner en segundo lugar, cuando su maestría y su arte, son similares. Por ello la exposición los presenta, uno a uno, como los grandes maestros de la lente. Con el añadido, diríamos, de la gran leyenda que fue la vida de Tina, dramática, comprometida y lúcida. El Museo de Arte Moderno abrió la exposición el 31 de enero y la mantendrá hasta el 3 de mayo. En el otoño pasado, la obra de la italiana Modotti causó furor en su país Italia, que no ha tenido los resquemores de los mexicanos, algunos misóginos, para enaltecer a un ser único. La fotografía expuesta se refiere en este caso a los trabajos realizados por los dos fotógrafos en nuestro país. Con el reconocimiento a Tina que crece con el tiempo, nos sigue sorprendiendo el rechazo que tuvo Octavio paz contra ella. Ya mencionamos en otra ocasión el episodio que narra Elena Poniatowska en Las palabras del árbol, sobre el reclamo que le hizo el poeta por haber escrito Tinisima (Era 1992, 663 páginas ) el libro sobre Tina Moddotti, “y esas mujeres”, por el que le dejó de hablar, ¡diez años!. El trabajo literario acerca de Tina es extenso y son muchos los libros que han abordado su vida y su obra, aparte de los análisis técnicos sobre su fotografía. Parece exagerado, pero el escritor chileno José Ignacio Valenzuela (La mujer infinita SUMA, Santillana Ediciones Generales S.A.de C.V., 2010) habla en su libro de los 166 mil enlaces que halló en Google en cuestión de segundos, sobre Tina. La obra nos remite al título de la exposición actual, porque trata de la fascinación y cambio que sufre el guionista Pablo Cárdenas, personaje de la novela, por la fotógrafa italiana que lo lleva finalmente a una determinación trágica. Es una maquinación extraña, en la que la propia Tina impele al escritor a matizar su historia y revivir en ella a su amado Julio Antonio Mella. Y es a lo largo de sus casi 230 páginas, que va configurando la historia de esta mujer fascinante, su llegada a México, sus tempestuosos amores con el revolucionario cubano, el asesinato de éste por fuerzas del dictador Gerardo Machado, la presencia de Diego Rivera, indispensable en el proceso, de personajes controvertidos como el detective Valente Quintana y un sinfín de datos ya conocidos, pero entreverados en el escrito con sensibilidad y maestría. La novela se nutre, además, de los temas de la homosexualidad y la esterilidad como puntos adyacentes, de una lucha social en la primera y un lamento en la segunda. Una novela compleja. (Aclaración y disculpa: en la crónica sobre los setenta años de Jorge Meléndez, se fijó la fecha del 7 de febrero como el cumpleaños, cuando ésta era la fecha fijada para la celebración. El cumpleaños fue en diciembre. Con sentido del humor, el periodista dijo que la fecha no importa. Qué bueno, porque ya tiene dos fechas para celebrar)