ES INDISCUTIBLE QUE EL
ALCALDE de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, a casi nueve meses de su
gobierno, como muchos otros alcaldes del estado, debe hacer cambios en su
gabinete para corregir deficiencias o en su caso, para fortalecer acciones a
favor de sus gobernados. Y es que más allá de compromisos o intereses
particulares, está el interés general con el municipio y el compromiso, en este
caso, con los chilpancinguenses.
En efecto, nueve meses son
más que suficientes para evaluar el trabajo de quienes, por compromisos
personales, amistad o intereses políticos fueron designados en cargos públicos.
En nueve meses, quien se encuentra en algún cargo público ya entregó, cuando
menos, los primeros resultados, y en consecuencia puede ser ratificado en el mismo
o simplemente removido.
En este sentido, es
indiscutible que el presidente municipal de Chilpancingo debe hacer los
primeros cambios en su gabinete, con el fin de hacer un gobierno eficiente, de
resultados, pero también, cercano a los chilpancinguenses. Y es que hasta
ahora, por más que Marco Antonio Leyva Mena trabaje los sábados, los domingos y
los días festivos, simplemente quienes integran el gobierno que encabeza no le
ayudan a gobernar bien, y en consecuencia a resolver los problemas del municipio.
No se trata, ciertamente
que todos, secretarios, subsecretarios, directores, subdirectores y jefes de
departamento, entre otros, anden detrás de él para aplaudirle y echarle porras,
sino de que atiendan y resuelvan, incluso en fin de semana y días festivos los
asuntos propios de su competencia, e incluso otros que por su naturaleza
requieren de inmediata atención a fin de que no le exploten al presidente
municipal, ya con la toma del Palacio Municipal, con los bloqueos de calles, o
le reclamen personalmente al edil cuestiones que bien pudieron atenderse a
tiempo pero que por incapacidad o negligencia no se atendieron.
Por eso es que Marco Leyva
Mena, como muchos otros presidentes municipales del estado, entre ellos el de
Acapulco, el de Iguala, y el de Pungarabato, debe hacer cambios en su gobierno.
Y es que los chilpancinguenses esperan mucho de él, de su gobierno, para
atender y dar solución y seguimiento a los grandes problemas que tiene
Chilpancingo. Claro, hay algunos que se salvan, pero la gran mayoría, no.
Ciertamente son
inconcebibles las tomas del Palacio municipal por la falta de atención a los
propios trabajadores, porque no se atendió a un grupo de colonos o porque a los
discapacitados se les trae dando vueltas. Y prácticamente es lo mismo cuando se
bloquean las calles en exigencia de agua potable. Todos estos casos, hay que
decirlo, bien pudieron atenderse a tiempo si existiera en el Ayuntamiento
capitalino servidores públicos eficientes y comprometidos con el gobierno de
Marco Antonio Leyva y con los chilpancinguenses.
Habrá quien no coincida
conmigo. El presidente municipal de Chilpancingo es un hombre respetable, bien
intencionado y comprometido con los chilpancinguenses. Sin embargo, si continúa
con el mismo equipo que tiene, que todo indica que no entiende los nuevos
tiempos y tampoco entiende el compromiso y la visión de gobierno de Marco
Antonio Leyva, difícilmente va a trascender el proyecto que encabeza, el cual,
sin duda, está concatenado con el del gobierno del estado que encabeza Héctor
Astudillo Flores.
Y debe, por supuesto,
orientar la política de comunicación social, que va mucho más allá de realizar
boletines y recortar notas periodísticas. Y es que, hasta ahora, su gobierno no
comunica.
Y EN OTRO ASUNTO, este 7 de Junio se festeja en todo el país el
Día de la Libertad de Expresión. Habrá, como en todo, quien diga que no hay
motivos qué festejar, dado que la profesión u oficio se ha convertido en uno de
los más peligrosos en nuestro país, principalmente en Guerrero y Puebla. Sin
embargo, yo creo que sí hay mucho qué festejar, pues pese a los agravios, aún
en México podemos decir y escribir de todo, sin más límites que el respeto y el
derecho de terceros.
Es cierto que el gremio
periodístico ha sido agraviado más de una vez, y en consecuencia hay que
continuar exigiendo justicia y castigo para los responsables. Sin embargo,
también hay que señalar que los periodistas no son ningún sector de excepción
de la sociedad.
Vaya pues, desde este
espacio, nuestra felicitación y reconocimiento a quienes aún en estos tiempos
difíciles ejercen con responsabilidad, honestidad y valentía el periodismo. Y a
quienes se nos han adelantado en el camino, nuestro recuerdo y admiración por
siempre. Mi amistad para mis amigos periodistas, mi respeto para mis
compañeros, y mi solidaridad para quienes no conozco pero que, en algún lugar
del estado y del país, ejercen este noble oficio.
Es cierto. Más allá de las
diferencias que se puedan tener, quienes ejercemos el periodismo, incluso desde
el nivel de aprendiz, somos una gran familia que tiene, entre otras muchas
cosas, el deber de informar. Felicidades a todas y todos los periodistas!!!
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julio651220@hotmail.com