sábado, 11 de junio de 2016

CANTO A ATOYAC, DEL LAUREADO POETA UNIVERSAL MANUEL S. LEYVA MARTINEZ

CANTO  A  ATOYAC.

(Primer Lugar y Orquídea de Oro en los
Juegos Florales de Atoyac, Gro.- 1955)


Atoyac, ciudad risueña
en mi párvula garganta
vibra la voz que te canta
con filial alma costeña.

Es el amor que ya sueña
robarte en Semana Santa,
porque soñando le encanta
tu aroma de flor trigueña.

Tierra de hembra y de guitarra
que ensayas en la bizarra
chilena, ritmos de amor...

Patria del café exquisito
busco tu beso bendito
de inigualable sabor.


   
Quiero robarte en la hora
meridiana de mi anhelo,
para conquistar el cielo
de tu alegría encantadora.

Y en la idea soñadora
soy instinto, sin recelo,
por besar el terciopelo
de tu boca seductora.

Te quiero por tu paisaje
y con nativo lenguaje
te quisiera nomás mía,

cual premio que se anticipa,
como cuando de chiripa
nos toca una lotería.



Atoyac, en tus mujeres
palpita el amor costeño,
son milagro del ensueño
con calor de atardeceres.

Que nos brindan sus quereres
con emocionado empeño
y el beso que esperó el sueño
en comunión de dos seres.

Chulas hembras sensitivas
que en tarimas colectivas
gustan baile regional.

Y, en incansable tarea
el ambiente se marea,
con su danza tropical.



A tus calles alpinistas
bañadas de sol y luna,
llegan brisas de laguna
con embrujos costumbristas.

En ellas, los idealistas
pensamientos tienen cuna
y el machete es la fortuna
de afanes mexicanistas.

Con Alvarez, el Patricio,
la historia es un epinicio
con sus Leyes de Reforma.

Para el mapa guerrerense
es la sangre atoyaquense
la tinta que le dio forma.



Porque eres sangre y aliento
bandera y fuerza despierta
para luchar por la incierta
jornada del pensamiento,

se inclina mi pensamiento
con la reverencia cierta
de que al nombrarte se acierta
descifrar tu alma de cuento...

Porque en tus casas fulguran
veladoras que estructuran
bíblico horario de luz,

cuando vives de leyenda,
mientras la gente encomienda
su rezo a Padre Jesús.



Solar que gastas lo bueno
en desmedido derroche,
presumiendo día y noche
lo mejor de tu terreno.

Colma tu gusto moreno
la luna al lucir de broche
sobre el ojal de la noche
despilfarrando el estreno.

Región que te entregas toda
anticipando a la boda
tropical luna de miel.

Deja que embriague mis versos
con la tuba de tus besos
y en tu caricia más fiel.



Para medir tu estatura
a Costa Grande le toca
darte el afán que provoca
el triunfo de la cultura.

Tu superación más pura
es tu grandeza que invoca
una firmeza de roca
y una canción de ternura.

En tus noches palpitantes
de estrellas y de constantes
serenatas de ilusión,

Agustín Ramírez suena...
mientras su guitarra es dueña
de tu amante corazón.



Atoyac, lo que te quiero
lo he podido comprobar
bajo sombra de palmar
amando frente al estero.

También mientras un lucero
está enamorando el mar,
yo te quiero en el besar
de una costeña, sin pero.

Te quiero porque engalanas
con pajareras mañanas
toda la hamaca del río.

Y también porque alfarero
modelaste el altanero

cuerpo de tu mujerío.