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| EFRAÍN FLORES IGLESIAS |
Gobernar un estado como
Guerrero, no es nada sencillo; gobernar Guerrero representa un gran reto. Y eso
lo sabe perfectamente el gobernador Héctor
Astudillo Flores, quien diariamente tiene que sortear una serie de
obstáculos y componer lo que deshicieron sus predecesores.
No olvidemos que recibió
un estado lastimado por los hechos de Iguala, en donde fueron desaparecidos 43
normalistas de Ayotzinapa, motivo por el
cual se gestaron protestas sociales; también recibió un gobierno endeudado por Ángel Aguirre Rivero y Rogelio Ortega Martínez, quienes
manejaron los recursos del pueblo con total opacidad; y por supuesto, un estado
golpeado por el crimen organizado.
Se entiende que los
ciudadanos exijan resultados inmediatos en materia de seguridad y desarrollo económico,
pero es lamentable que los dirigentes del PRD exijan resultados de algo que
ellos no pudieron hacer cuando estuvieron en el poder. El PRD tuvo la
oportunidad durante 10 años para realizar un gobierno sensible y honesto, pero sus
gobernantes hicieron todo lo contrario.
En 2005 la inseguridad se
disparó como nunca, a tal grado de que el entonces gobernador (Zeferino
Torreblanca Galindo) se atrevió a decir que no quería ni podía combatir al crimen organizado. Y Ángel Aguirre
Rivero, ni se diga. No le importó la
seguridad de los guerrerenses, pues prefirió
las fiestas y proyectar políticamente a su vástago.
De Rogelio Ortega, el
guerrillero arrepentido, ya se ha dicho bastante. Fue un gobernador inepto, valemadrista y complaciente con los grupos
radicales que toman carreteras y queman edificios públicos.
El próximo 27 de octubre,
Héctor Astudillo cumplirá un año como mandatario estatal; un año en que le ha
tocado conciliar y destrabar conflictos; un año de arranque de obras, y un año de un gobierno que sí se ve, que no se duerme ni anda de parranda.
Desde mi punto de vista,
hay que darle tiempo al mandatario estatal para que pueda concretar los
compromisos que adquirió con los guerrerenses cuando andaba en campaña.
Y hay que reconocerle que
ha sido un gobernante plural, que no
distingue filiaciones partidistas y que se coordina muy bien con todos los
alcaldes de la entidad.
Desde luego que se
requieren cambios en su gabinete, ya que no todos los secretarios han dado
resultados satisfactorios. ¿Quiénes caerán o serán removidos? He ahí el meollo
del asunto.
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