domingo, 18 de septiembre de 2016

ENTRESEMANA Enconos MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN


MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
El jueves de la semana pasada, el acto en el que José Rosas Aispuro Torres rindió protesta como gobernador de Durango, se convirtió –amén de la hoguera de las vanidades—en el termómetro del sentir del panismo hacia el presidente Enrique Peña Nieto, el gobernador saliente Jorge Herrera Caldera y todo lo que tuviera olor al PRI de los tiempos recientes.

De abucheos y rechiflas se salvaron los ex gobernadores de Durango, gobernadores de otras entidades y el secretario de Salud, José Narro Robles, pero no Peña Nieto, de quien llevaba la representación a este acto inscrito dentro del protocolo del Pacto Federal.

Hubo un momento, empero, en que una sección de los más de diez mil invitados a la toma de posesión, aplaudió de pie a Herrera Caldera, quien aguantó toda la ceremonia. Rosas Aispuro apaciguó el antipriismo vociferante mas en su mensaje dio pauta para avivar el cobro de facturas con el gobierno saliente y sus prohombres.

No habrá cacería de brujas, ofreció pero a la par garantizó que el que la haya hecho la pagará. Un discurso que bordó en el llamado a la unidad y la reconciliación, pero que no dio pauta al cambio de página, o como podría considerarse perdón y olvido.

Bien que así sea, porque de otra suerte la naciente administración de Aispuro Torres abonaría a la impunidad. Por eso, sin ese ánimo de llevar zaleas a la hoguera de la plaza pública para quemarlas en leña verde, debe proceder la congruencia de la oferta y aplicar la ley donde debe aplicarse, sin distingos.

El caso es que la animadversión de este panismo duranguense contra el PRI, el Presidente de la República y el gobernador saliente, contrastó con su abierto apoyo entre el aplauso y el grito de aprobación a personajes de quienes olvidan su pasado priista, como Miguel Ángel Yunes Linares, gobernador electo de Veracruz, Rafael Moreno Valle Rosas y su delfín convertido en su sucesor en el gobierno de Puebla, Antonio Gali Fayad; el gobernador saliente de Sinaloa, Mario López Valdés, y el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón.

Felipe Calderón y Margarita Zavala, Josefina Vázquez, Ricardo Anaya, Marko Cortés y hasta los perredistas Jesús Zambrano y Guadalupe Acosta Naranjo junto con Agustín Basave y el dueño de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado Rannauro, se llevaron las palmas de los ciudadanos asistentes a la ceremonia.

La revancha era contra el presidente Peña Nieto y el PRI de estos días. El encono en todo lo alto; el encono que es consecuencia de los malos, pésimos gobiernos, de la corrupción galopante en los tres niveles de gobierno, aunque no son privativos del priismo la gente los asume como tales.

No he visto, empero, a un auditorio priista con ese desbordado ánimo del cobro de facturas, de la descalificación absurda y generalizada, aunque sí con la rechifla y descalificación en los días de los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón.

Los riesgos, las consecuencias, no obstante, de estas reuniones incendiarias y acicateadas por la venganza y el cobro de facturas, sea el auditorio del partido que sea, son graves. Y lo hemos observado en esas marchas de maestros disidentes, de estudiantes y sedicentes estudiantes que se montaron en un caso lamentable y oprobioso, pero que tiene una cara no mostrada a la sociedad que se siente indignada porque el gobierno que no tuvo nada que ver con el asunto Iguala-Ayotzinapa se dejó envolver y, al final, quedó en calidad de victimario.

Así, lo ocurrido la mañana del jueves de la semana pasada en el auditorio del Centro de Convenciones erigido Recinto Legislativo del Congreso de Sinaloa, recuerda aquella gira a Chiapas de Vicente Fox en diciembre del año 2000.

Fox se estrenaba Presidente de la República en un acto del Pacto Federal, con su asistencia a la toma de posesión de Pablo Salazar Mendiguchía como gobernador del estado de Chiapas, el linchamiento verbal contra su antecesor Roberto Albores Guillén estuvo en un tris de pasar al físico y llevar la zalea de éste hasta la plaza principal para lincharlo porque, primero, era priista y, segundo, se le acusaba de corrupción y de todos los males que enfrentaban los chiapanecos.

Salazar Mendiguchía también priista de origen, formado en las filas del tricolor y encumbrado por éste, hasta que se le negó la posibilidad de ser gobernador, con el discurso incendiario de la toma de posesión prácticamente convocó a perredistas y panistas que lo apoyaron para ganar la elección de gobernador, a hacerse justicia por propia mano. De ese auditorio Albores Guillén salió por la puerta de atrás y custodiado por el Estado Mayor Presidencial.

Cuando Salazar Mendiguchía concluyó su mandato, salpicado de venganzas y cobros de facturas mediante las cuales metió a prisión a sus enemigos políticos, incluso reporteros, terminó en la cárcel, consecuencia de los delitos que le fincó su sucesor Juan Sabines Guerrero, a quien el manto presidencial ha cubierto con el manto de la impunidad merced a su designación como cónsul en Orlando, Florida.

¿A quién o quiénes interesa –y beneficia-- generar encono social? Finalmente los beneficiarios resultan aquellos que prohijaron rencores y animadversiones.

He leído puntos de vista de algunos articulistas que defienden al presidente Enrique Peña Nieto, sin condición alguna ni atisbo partidario e ideológico, porque se trata de la figura e investidura que representa a los mexicanos. Y los mexicanos no podemos injuriar al Presidente sin terminar injuriados.

Es posible que tengan razón quienes consideran que Peña Nieto no era el hombre idóneo para encabezar el gobierno de México, pero igual hay un enorme sector de la sociedad mexicana que votó por él y conserva la convicción de que su voto fue válido. Al final del día se olvida que el gobierno está integrado por un equipo de individuos obligados a responder y cumplir la encomienda que tienen como funcionarios públicos.

Por supuesto, el Presidente de la República es su jefe y si éstos fallan, como ha sido evidente a lo largo de los casi cuatro años de la administración peñista, deben rendir cuentas y no dar pauta al encono social contra el jefe del Ejecutivo.

Se acusa al presidente de los yerros habidos en las reformas estructurales y están en el centro de la descalificación de los sectores más radicales, incluso de quienes acordaron votarlas en el Congreso de la Unión, beneficiarios de canonjías políticas que han olvidado sin rubor alguno. A estos no se llama a cuentas. ¿A quién o quiénes conviene provocar el encono contra Enrique Peña Nieto? Y los asesores y los presidenciables y… Digo.

LUNES. Luis Felipe Cangas Hernández, director general de Juegos y Sorteos de la Secretaría de Gobernación, cree que se ha ganado la Subsecretaría de Gobernación que dejó vacante Luis Enrique Miranda Nava. En corrillos de la Secretaria de Gobernación, se comenta que Cangas Hernández presume que, por ser protegido de Miranda Nava y amigo del secretario Miguel Ángel Osorio Chong, ocupará esa importante Subsecretaría. ¿Será que los empresarios a quienes ha beneficiado con permisos, por ejemplo el del Casino Caliente Anáhuac, en el municipio de San Nicolás, lo promueven para ser el jefe de quien lo relevaría en la Dirección de Juegos y Sorteos? ¿Manga ancha para los amigos y socios? Conste.

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