LA LEYENDA DE LA ESCULTURA, PAL KEPENYES |
* Pal Kepenyes llama al
ciudadano común a impactar para trascender y evolucionar a una civilización.
* "El hombre es una mezcla de la profundidad de lo que ha vivido"
“La cultura como la
principal inspiración de todo aquel que aspira a ser humano, a la lectura como
una obligación de todo ciudadano que pretende expresar la forma en la que desea
vivir: “No son las masas las que dictan una forma sabia e inteligente de
cultivar la esencia humana hacia una correcta civilización, ellas solo se conforman con reproducir el genoma
humano, se preparan para morir, pocos lo hacemos para vivir”, tal contundencia
la expresó el escultor de fama internacional Pal Kepenyes.
El artista de origen
húngaro nacido en 1926, estuvo como invitado en la sesión de Mujeres de Prensa
en Guerrero, donde su participación
estuvo enfocada en su ideología, su percepción de la vida, el humano, el
planeta, el cosmos, lo infinito, la política, lo social, lo artístico y lo
elemental del valor que se le puede dar a la vida misma como parte de las
diferentes ópticas que como escultor le brinda a sus obras que se vinculan con
motivaciones, expresiones y sentimientos del que la hace suya: “Soy un
acumulador de cosas, el hombre es una mezcla de la profundidad de lo que ha
vivido y mientras más se vive más se asciende a diferencia de los que se
conforman y no impactan”.
Pal Kepenyes adquirió la
nacionalidad mexicana, le llamó la atención el enigma de las pirámides y radica
en Acapulco por la belleza de la bahía.
Sus padres descubrieron su talento a la
edad de cuatro años, cuando realizó el dibujo de una figura muy reconocible en
rasgos, cual si fuera una persona mayor o un experto: “El apellido Kepenyes
significa - El Capote- gente de a caballo con mucho linaje en la tribu de los
húngaros y desde entonces mis padres dijeron que mi talento levantaría el
nombre de mi apellido”.
El autor de la escultura
“El Pueblo del Sol” señala que su fuerza como artista radica en su entusiasmo
por la vida y se vuelve cada vez más fuerte que puede salir de la piel humana,
más allá de lo espiritual si se vive la propia vida.