miércoles, 10 de diciembre de 2014

La casita blanca de Peña y la casita negra de la izquierda/ O de por qué AMLO no debió meter zancadilla a Ebrard en las presidenciales. Por Salvador García Soto

SALVADOR GARCIA SOTO
"Casa blanca", la mano de Ebrard
Detrás del golpe periodístico más importante del año y del éxito que representó para la periodista Carmen Aristegui y su equipo de investigaciones especiales la revelación de la existencia de la "Casa Blanca" de Las Lomas, perteneciente a la familia del presidente Enrique Peña Nieto, hay una historia por demás interesante sobre la forma en que se armó la investigación de una noticia que le dio la vuelta al mundo y que cimbró la imagen y credibilidad de la casa presidencial en México; y también de las motivaciones políticas que —sin demeritar su valor periodístico— tuvieron estas fuertes revelaciones.
Lo que se presentó sólo como un hallazgo periodístico y se dijo que su descubrimiento partió sólo del ejemplar de la revista Hola, donde Angélica Rivera se ufana de la casa que la familia Peña-Rivera planeaba habitar al terminar su mandato, fue en realidad un expediente político que se comenzó a confeccionar varios años antes, por lo menos desde 2010, y en cuya investigación y armado participó un equipo especializado de inteligencia y espionaje político que trabajaba bajo las órdenes del entonces jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard. En aquel 2010 Marcelo ya se veía como el candidato fuerte de la izquierda a la Presidencia de la República y, como tal, se perfilaba para contender con quien, desde ese año, era el rival más fuerte según varias encuestas: Peña Nieto, entonces gobernador del Estado de México.
Desde el C4, el centro de inteligencia y seguridad de la ciudad de México, Marcelo creó y operó un grupo especial formado por exagentes de Cisen, PGR y Marina —expertos en inteligencia y espionaje político— al que encargó integrar expedientes de personajes políticos del momento, en especial los que podían contender por la Presidencia. Peña fue uno de los principales objetivos de aquella búsqueda, incluidos sus familiares y amigos más cercanos. Aprovechando las fuentes de información de primera mano que tenían: registros públicos de la Propiedad y Comercio, licencias de construcción o juzgados en la ciudad, por ejemplo, el grupo integró varios expedientes con documentos e información oficial que fueron entregados a Ebrard para que los usara para sus fines y proyectos personales y políticos.

Cuando sus aspiraciones presidenciales se vieron repentinamente truncadas porque López Obrador decidió ser candidato de nuevo, el expediente de la Casa Blanca, junto con otros, estaba casi listo; pero Marcelo decidió hacerse a un lado y dejar el paso libre al tabasqueño. Comenzó así la sucesión presidencial sin Marcelo y en junio de 2012, en el clímax de las campañas, estuvo a punto de hacerse pública la información de la Casa Blanca, pero el jefe de Gobierno leyó las encuestas y supo que un golpe así haría caer a Peña Nieto y Andrés Manuel se enfilaría solo a la Presidencia, algo que a él poco le convenía. Decidió guardar el expediente que podría ser útil ya en el sexenio peñanietista.